Monday, March 28, 2011

Recital de Plácido Domingo en Buenos Aires

Fotos: Gentileza Gobierno de Buenos Aires Gustavo Gabriel Otero

Organizado con la finalidad de celebrar los 70 años de Plácido Domingo y sus 50 de carrera artística, la Fundación Beethoven y el Gobierno de la Ciudad planearon un doble concierto del tenor español en nuestra ciudad. Una primera parte en la sala del Teatro Colón y la segunda al aire libre frente al Obelisco y mirando hacia el teatro. El conflicto gremial -que hace meses enfrenta a parte de los empleados del Colón con su dirección y con las autoridades políticas de la ciudad- impidió la realización dentro del teatro por la negativa de los músicos de las orquestas. Casi a último momento se pudo constituir una orquesta ad-hoc con miembros de la Estable del Colón, la Filarmónica de Buenos Aires, la Sinfónica Nacional y la Orquesta del Teatro Argentino de La Plata y seguir adelante con la realización del concierto al aire libre. La lluvia fue un nuevo accidente que motivó la cancelación en el día previsto y su realización el jueves 24 de marzo, donde un clima excelente y casi 120 mil personas en el público redondearon una noche de fiesta para la cultura de la ciudad de Buenos Aires. Pasado apenas un cuarto de hora del inicio previsto el Coro Estable del Teatro Colón -que no está en conflicto con las autoridades- y la orquesta comenzaron con dos fragmentos de La Traviata de Verdi. Luego el homenajeado cantó ‘O, souverain’ de Le Cid de Massenet con su voz inconfundible, quizás con menos brillo que antaño pero sin duda con una entrega, compenetración y profesionalismo notables. Después acometió con vehemencia un fragmento de La Walkiria de Wagner. Eugene Köhn condujo con habilidad la orquesta que tuvo un desempeño adecuado teniendo en cuenta los pocos ensayos cumplidos y que muchos de sus integrantes forman parte de las dos orquestas del Colón y que por lo tanto no hacen música desde hace cinco meses. Con Plácido se alternó la soprano argentina Virginia Tola -presencia habitual en los recitales al aire libre que por el mundo ofrece el tenor- quien con su exquisita presencia escénica y con cuidada dosificación de la expresividad cantó ‘Depuis le jour’ de la ópera Louise de Charpentier, ‘Io son l’umile ancella’ de Adriana Lecouvreur de Cilea y, junto con el Coro, ‘la vergine degl’angeli’ de La forza del destino de Verdi. Pasado a la cuerda baritonal Plácido Domingo ofreció una vibrante versión de ‘Nemico della patria’ de Andea Chenier de Giordano y el dúo entre padre e hija del primer acto de la ópera Simon Boccanegra de Verdi. Aquí la voz del artista español recupera el brillo aunque se nota un poco de falta de cuerpo por el paso de registro de tenor a barítono. Mientras que Tola es segura y musical.

La primera parte -planeada originalmente para el Colón- concluyó con la obertura de la ópera La forza del destino de Verdi, con la dirección orquestal de Domingo. Antes de iniciarla expresó encontrase muy emocionado, indicó que no se veía el final del público y recordó su debut en esta ópera en el año 1972 en el Colón. Finalmente dijo que quería darse el gusto de dirigir la orquesta del Colón justo en la ópera de su debut y poder estar el año próximo para festejar. La segunda parte -planeada con un contenido más popular- se inició con el dúo del segundo acto de Rigoletto de Verdi. Nuevamente Plácido asumió la cuerda de barítono y fue padre de Virginia Tola quien encanó a Gilda con delicadeza y agudos brillantes. Otra vez el tenor tomó el micrófono para expresar que las columnas del Teatro Colón son su orquesta y el coro, que los argentinos debemos estar orgullosos del teatro que tenemos y finalmente formuló votos para que los trabajadores se pongan de acuerdo con el teatro y con el gobierno para que se pueda abrir el Colón en esta temporada 2011. Luego tomó nuevamente la batuta para dirigir la Marcha Triunfal de Aida de Verdi, con gran desempeño del Coro.


Ya volcados a la zarzuela se escuchó a Virginia Tola en la Canción de Paloma de El barberillo de Lavapiés, verdida en perfecto estilo, el Coro de románticos de Doña Francisquita, otra vez a Plácido Domingo con Madrileña bonita de La del Manojo de Rosas de Zorozabal donde el tenor dio muestras de su perfección en este repertorio y a Virginia con una cautivante versión de ‘I Could have Danced all Night’ de My Fair Lady de Frederick Loewe. Formalmente el recital concluyó con una electrizante versión ‘No puede ser’ de La tabernera del puerto de Sorozabal con Domingo vuelto a la cuerda tenoril que pareció rejuvenecer veinte o treinta años en el brillo e impacto de su voz. Los nueve bises trajeron boleros, opereta y tangos -cantados con el acompañamiento de cuatro bandoneones- para concluir con ambos cantantes y la orquesta con El día que me quieras de Gardel y Lepera. Primero fueron ambos cantantes y el dúo de La Viuda Alegre, Virginia Tola desgranó Contigo a la distancia y el tango A media Luz, mientras que Plácido Domingo arremetió con Júrame, Bésame mucho, el tango Volver -vertido con conmovedores acentos rioplatenses- y la popular Granada. Ambos artistas juntos cantaron los tangos Mi Buenos Aires querido -acompañado por bandoneones- y cerraron junto a la orquesta con El día que me quieras, casi tres horas después de haber comenzado el recital. Aunque hubo que lamentar la ausencia de traducciones de los textos, algunos cortes en las pantallas gigantes y una amplificación poco brillante, fue una noche memorable con uno de los pocos cantantes de ópera que, gracias a su carisma, logró traspasar el ámbito de los teatros líricos para ser verdaderamente popular.

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