Massimo Viazzo
Con Alcina de Georg Friedrich
Händel, inició en la Scala un tríptico barroco que se verá próximamente con la aparición
local de algunos de los mejores ensambles con instrumentos originales de la
escena actual; precisamente después de Les Musiciens du Louvre dirigido por
Marc Minkowski invitada en esta Alcina presentada en forma de concierto, se
podrá escuchar a Collegium Vocale Gent de Philippe Herreweghe que presentará la
Pasión de Mateo de Bach durante la semana santa y Les Arts Florissants con
William Christie en el podio, a finales de junio, para ejecutar de manera
semi-escénica The Fairy Queen de Purcell. Alcina, que con las precedentes Ariodante y
Orlando forma una trilogía de obras maestras basadas en el poema caballeresco
del siglo XVI Orlando Furioso de Ludovico Ariosto, pertenece a la última etapa
creativa de Händel. Se escuchó por primera vez en el Covent Garden en 1785 con
un elenco notable en el que brillaron Anna Maria Strada del Po en el papel de
la maga Alcina, el célebre castrado Giovanni Carestini en el de Ruggiero, el amante
embrujado, y la contralto Maria Caterina Negri en el papel de la justa
Bradamante. Después de muchos años en el olvido, que en realidad ha
caracterizado la mayor parte de las obras maestras del teatro barroco, su
primera representación en época moderna ocurrió en Londres en 1957 con Joan
Sutherland como protagonista, y desde entonces se convertiría en uno de los
títulos handelianos más apreciados y
representados en el mundo. A la Scala vuelve 15 años después, cuando fue visto
con el espléndido montaje firmado por Robert
Carsen y la conducción musical de Giovanni
Antonini. Pero mirando a la función
de esta velada en forma de concierto, menciono que mientras tanto Minkowski con
la orquesta que él mismo fundó, está llevando a cabo una gira de esta obra
handeliana desde hace aproximadamente un año, título que es además objeto de
una grabación discográfica con el mismo elenco, grabada para el sello
discográfico Pentone. Les Musiciens du
Louvre le regalaron al público una ejecución eléctrica y cargada de
hipervirtuosismo. Pero la dirección de Minkowski pareció excesiva (¡demasiado!)
ya sea en el stacco de los tiempos
que, en la definición del tejido rítmico, llegando así a una especie de frenesí
genérico que poco ayudó a calibrar el ritmo o paso teatral. Algo que es
fundamental, aun mas cuando se realiza una ópera sin escenarios, sin vestuario
y solo con las entradas y salidas de los cantantes, ya que el aplanamiento
dramático puede llevar al aburrimiento a pesar de estar ante una de las grandes
obras maestras del barroco musical. Por lo demás, fue apreciable el uso
filológico de las variaciones en los da
capo de todas las arias. Los
cantantes insertados en el mecanismo giratorio de relojería instalado por el
director de orquesta francés, fueron generalmente adecuados con un estilo en
verdad apropiado y voces que en conjunto proyectaron bien, aunque las
agilidades por momentos parecían algo ligeras, y casi tocantes más que apoyadas.
En el papel principal Magdalena Kožená
prestó su voz a una Alcina enamorada y decepcionada cantando con cierta elegancia,
aunque su timbre tendía a des blanquearse sobre todo en el registro medio
grave, y una dicción que pareció un poco problemática. Erin Morley personificó una Morgana extrovertida y efervescente precisa
en la coloratura, aunque también en grado de tocar los hilos de lo patético. Elizabeth DeShong interpretó con
creíble presencia y grato color cálido y bruñido un Ruggiero perdido, pero
también conmovido, mostrando que sabe cantar con exactitud como también a flor
de piel. Anna Bonitatibus dio su preciosa (y rara) voz grave de contralto a
una Bradamante obstinada, combativa pero siempre enamorada. Alex
Rosen fue un Meliso de buena dicción y timbre franco y expansivo, mientras
que Valerio Contaldo en el papel de
Oronte cantó de manera engreída y comunicativa no obstante el tener un timbre que
no es particularmente cautivante. Finalmente, el contratenor Alois Mühlbacher hizo la parte de Oberto
(que Händel había confiado a una voz blanca en el estreno en 1735) con un
acento de carácter fuerte y una cierta presencia vocal.
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