Ramón Jacques
El
Réquiem Alemán (o Ein deutsches Requiem, nach Worten der
heiligen Schrift, Op 45 titulo original de la obra) compuesta por Johannes
Brahms (1897-1897) entre 1865 y 1868, tuvo su estreno absoluto en Leipzig
Alemania el 18 de febrero de 1869 en su versión final de siete movientes, que
es la que se conoce y se interpreta en la actualidad. Considerada una obra pilar del repertorio
sinfónico, esta obra coral sagrada a gran escala contiene algunas particularidades
que la diferencian de otros réquiems tan conocidos como el de: Verdi, Mozart,
Faure, y el de Berlioz. Su texto, tomado principalmente de la Biblia luterana,
se canta precisamente en lengua alemana, mientras que la mayoría de los otros
compuestos suelen utilizar texto en latín, y especialmente, su énfasis está en
el bienestar y el consuelo para los vivos, por lo que se considera una obra de
carácter humanista, en vez de centrarse en el día del juicio y la salvación. Esta fue la obra que ejecutó de manera
ampliamente satisfactoria la Houston Symphony, como parte de su actual
temporada, que incluye diversas obras sinfónico-corales, oratorios y la ópera
Salome, en versión de concierto, bajo la mano de su director musical, Juraj Valčuha, quien apenas en la
segunda temporada de haber asumido el puesto, recibió hace algunas semanas una extensión a su contrato, una
acertada decisión de la dirección de la orquesta,
que asegura los servicios del joven director eslovaco durante varias temporadas
futuras. A pesar de contar con un
destacado currículum, que incluye la dirección musical del Teatro San Carlo de
Nápoles en Italia, que explica su afinidad por el repertorio lírico y vocal, y
de no tener con un nombre mediático o muy conocido, está logrando plasmar su
sello en esta ciudad, atrayendo nuevamente al público que se había alejado de
la renovada sala de conciertos Jones Hall, además de que es un placer escuchar
a la orquesta cuando él la dirige. El concierto inicio con la ejecución del Réquiem para cuerdas (1957) del
compositor japonés Tōru Takemitsu (1930-1996) una breve, pero sentida obra de
tintes orientales. A continuación, se escuchó una emocionante y esplendida
ejecución de la obra de Brahms. Bajo la elegancia
y los sutiles movimientos en la conducción de Valčuha hizo resaltar el
desempeño de una orquesta, nunca estática, con sensibilidad y energía,
particularmente en su sección de metales y percusiones. Por su parte, el coro
Houston Symphony Chorus, que dirige Allen
Hightower, tuvo su aporte buscando encontrar balance, y más allá de cantar
con plenitud, precisión y vigor, paso de lo tierno a lo solemne e incluso al
impacto visceral cuando fue necesario.
La claridad del coro ayudó a que la rica textura de la música de Bramhs
tejiera su hechizo. De los solistas, el barítono Andrew Foster-Williams, cantó su parte con opulencia, pero un
discreto desempeño debido a una emisión por momentos profunda, pero cavernosa y
poco mesurada en su proyección. En su intervención la soprano texana Lauren Snouffer agradó con su angelical
canto y luminoso timbre en “Der Tod ist
verschlungen in den Sieg”. Los
próximos conciertos vocales serán Carmina Burana de Carl Orff y la
ópera-oratorio El Niño del compositor estadounidense John Adams
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