Fotos: « Attila ». (©croisier)
Con esta opera compuesta por Verdi durante su
juventud y en conmemoración del bicentenario de su nacimiento, se inauguró una
nueva temporada lírica en el recientemente renovado y reinaugurado Théâtre
Royal de la Opera Royal de Wallonie de Lieja en Bélgica. La dirección escénica
de la obra, que fue representada por última vez en esta ciudad en el 2002, fue
encomendada al legendario Ruggero Raimondi, reconocido interprete del papel principal quien
optó por darle un enfoque clásico y conservador a la obra, con movimientos
precisos y pausados, al que por momentos le faltó mayor imaginación. Vistoso y
atractivo fue el marco escénico de Daniel Bianco con enormes columnas decoradas con relieves
inspiradas en las pinturas de Veronese con un colorido y por momentos oscuro
cielo, un tenebroso bosque en el fondo y adecuados vestuarios. Este marco estuvo
servido por un buen trabajo en la iluminación de Albert
Faura. Para la
ocasión se conformó un elenco sólido sobresaliendo por desempeño vocal por la
calidez en su timbre y refinamiento se el bajo Michele
Pertusi, interpretando
al personaje de Attila. La soprano
georgiana Makvala
Aspanidze, que fue un
grato descubrimiento, con una voz potente desplegó homogeneidad y colorido
en su apasionado canto e hizo creíble a Odabella. El personaje de Ezio careció
de majestuosidad en la actuación y los movimientos de Giovanni
Meoni quien sin
embargo convenció con su musicalidad y
elegancia vocal. El tenor albano Giuseppe
Gipali exhibió una voz clara que por momentos forzó, y con
una discreta actuación no dio vida mas que a un correcto y discreto Foresto. Destacable fue el desempeño del coro así como
el de la orquesta, que fue guiada con ímpetu y seguridad por la experta mano de
Renato Palumbo. Musicalmente el resultado musical emocionó al público que premio
efusivamente a los intérpretes.
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