Iano Tamar como Abigaille en Nabucco
Foto: Annemie Augustijns
Ramón
Jacques
La Opera Flamenca de Bélgica (Vlaamse Opera), presentó en su sede de
Amberes la opera Nabucco de Verdi en una versión moderna, con decorados y
vestuarios de Robert Innes Hopkins y
dirección escénica de Daniel Slater,
quien enfocó la obra desde un interesante perspectiva, la de la situación
económica por la que atraviesan diversos países europeos, y en la que el
personaje principal es un ambicioso director de banco de Nueva York, y los
oprimidos, o indignados son aquellos
afectados por la crisis financiera actual y el desempleo gentes de diferentes
razas y nacionalidades a decir por los vestuarios. La idea funcionó y Slater la desarrolló de
manera convincente, con brillante iluminación y un replica del toro de Wall
Street sobre el escenario. La parte
musical fue la meno convincente del espectáculo, comenzando por una errática
conducción musical de Dmitri Jurowski,
quien condujo con entusiasmo, pero en ocasiones imprimió demasiada fuerza y en
otras los tiempos carecieron de dinámica.
Dalibor Jenis actuó con
firmeza y seguridad a un exasperado y ambicioso Nabucco, y vocalmente saco
adelante el papel de manera convincente.
Como Ismaele, el tenor ruso Mikhail
Agafonov paso sin pena ni gloria en una interpretación rutinaria que da
poco que decir. El experimentado Francesco Ellero d’Artegna, aportó
fuerza vocal al papel de Zaccaria pero una vez que calibró su voz desempeñó
mejoró. Iano Tamar ofreció la mejor
interpretación vocal como Abigaille, con templanza y homogeneidad en una voz de
grato color oscuro; y Marika Jokovic fue
una seductora Fenena de canto oscuro. Sobresaliente por su puesto el coro, y
discretos el resto de los cantantes en los papeles menores.
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