Fotos: Teatro Coccia di Novara
Renzo Bellardone
Floria
Tosca es sin duda uno de los personajes más conocidos y queridos por el público
de todo el mundo y la música es de un italiano, nada menos que de Giacomo
Puccini, con toda la sensible poesía y el lirismo que agrada ¡Y el Teatro
Coccia di Novara no ha perdido esta gran oportunidad! Cuando se hace referencia a una ópera se
suele decir de manera inapropiada,
por ejemplo, "Tosca" de... y se menciona al director de escena, es
decir, que se ha elegido toda una producción para unas representaciones. Pero
antes que todo, Tosca es de Puccini, de Illica y Giacosa, y si en el teatro uno
se emociona y participa con lo que sucede sobre el escenario, más allá de los compositores,
de la orquesta y de los cantantes, hay que darle mucho mérito al director de escena que en el
caso de esta función en el Coccia di Novara fue Renato Bonajuto, quien
ha optado por un diseño clásico con los elementos y detalles que aportan los
diseños originales del montaje de la ópera, impregnando su dirección con elegancia
y refinamiento, teniendo los escenarios creados por Giovanni Gasparro y Danilo
Coppola, por el distinción en los vestuarios de Artemisio Cabassi, y
por los armoniosos movimientos que permitieron al espectador vivir y participar
de la narración y actuación; y las suntuosas y espectaculares escenas, desde el
primer acto en la Iglesia. Fabrizio Maria
Carminati fue el director experto y
establecido que supo cómo dirigir a la Orquesta Filarmónica Italiana en el foso,
y lo hizo con claridad y participación. El
Coro San Gregorio Magno, estuvo, como siempre a la altura, incluso el coro de
niños, tan importante en Tosca, simplemente agradó. Los coros estuvieron
dirigidos por Mauro Trombetta, y por Paolo Beretta y Alberto
Veggiotti respectivamente. Las luces
sabiamente concebidas por Ivan Pastrovicchio estuvieron “silenciosas”,
pero atentas a los detalles como en el segundo acto cuando la luz penetraba por
la ventana abierta por Scarpia a la galería de cuadros; o cuando en el tercer
acto, la reja de la prisión también se reflejaba sobre la pared lateral.
Llegando a lo que fueron voces Saverio Pugliese
como Spoletta consiguió perfilar las características del personaje al igual que
Graziano Dallavalle en el doble papel de Angelotti y el carcelero a los
que dotó de un agradable y profundo tono. Stefano Marchisio fue un vivaz
y genial sacristán primero y luego Sciarrone, y su tarea la expresó con hermoso
color y carga interpretativa. El barítono Francesco Landolfi interpretó el
papel de un Scarpia que no fue tan malo, si no que fue un personaje
generosamente astuto y lascivo, cantando con una voz tonalmente interesante.
Por su parte, el tenor Ragaa Eldin resultó ser un apasionado Cavaradossi interpretado con
pasión y una grata y conmovedora voz. Finalmente, dejamos al papel de Tosca que
en el escenario del Coccia fue interpretada por la soprano Alessandra Adorno:
quien mostró una voz estridente y al mismo tiempo rica en colores y matices, y
que hizo fluir con cualidad aterciopelada entre las arias, infundiéndole a la
personalidad de Tosca, y delineando sus celos, pasión, dignidad, bondad, hasta
su ineludible destino. Fue una placentera tarde
de lirica en este teatro piamontés.
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