Foto: Karina Gauvin |
Ruggero Meli
Rodelinda forma parte,
junto a Giulio Cesare y Tamerlano, de las tres grandes obras maestras escritas
por Handel inspirado por la gracia y la presencia de figuras italianas como la
caprichosa Cuzzoni y el increíble castrado Senesino. En el teatro Champs Elysées el ensamble italiano
Il Complesso Barocco y su director Alan
Curtis, revivieron la obra que conocen bien porque la han inmortalizado en
disco y en numerosos conciertos, y su interpretación parece beneficiarse de la
experiencia adquirida durante el tiempo, porque suena mas densa y incisiva. La
obra se ejecutó en su versión integra con todos los da capo y el amoroso dúo
final rara vez interpretado. En el papel principal encontramos a la musa del
director, la talentosa soprano canadiense Karina
Gauvin quien aportó la carga dramática que la caracteriza, en no menos de
ocho arias y dos dúos. Su cremosa voz central, consistente y flexible es ideal
para asumir toda la evolución de un personaje desdeperado, indignado y
combativo. Los dos grandes papeles de Bertarido y Grimoaldo fueron
interpretados respectivamente por la contralto Sonia Prina y por el tenor Topi
Lehtipuu. Este último tuvo un honorable desempeño pero a su personaje le
falto convicción y termino siendo discreto. Prina marcó diferencia gracia a su convicción y
su energía. Los tres papeles secundarios fueron ejemplares. En particular el
Garibaldo del bajo-barítono Matthew Brook con su voz profunda, calida y
colorida. Como Eduige, Romina Basso
dejo una grata impresión ya que cada una de sus arias fue el objeto de una preparación
minuciosa de efectos calculados y sus da capo fueron inventivos y audaces. Finalmente como Unulfo, Delphine Galou mostró
una clase poco común en este papel con temperamento y desenfrenadas
vocalizaciones, para redondear el elenco.
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