Ramón Jacques
La soprano Carmela Remigio, que se encuentra actualmente en el festival Donizetti Opera de Bérgamo, donde es invitada frecuentemente, nos habla en esta entrevista sobre el recorrido que ha llevado a lo largo de su carrera a cantar los papeles de las obras más importantes y exigentes de Gaetano Donizetti; así como su relación con las obras Mozart y lo que este compositor le ha aportado para llegar a ser actualmente una de las intérpretes más reconocidas del bel canto italiano; como también ahonda sobre el papel principal, de la última y poco conocida ópera de Donizetti: Caterina Cornaro, de la cual nos describe ampliamente al personaje y porque se eligió el título.
Carmela, en
la primera entrevista que hicimos hace algunos años, hablamos como tu carrera en
aquel entonces se centraba en interpretar personajes de obras de Mozart, y que
esto seguías tu voz, que te llevaba a ese repertorio. Ahora tu carrera parece inclinarse hacia el
repertorio belcantista de Donizetti. ¿Consideras
que ser una gran interprete de Mozart, y dominarlo, te ha ayudado para abordar
con éxito el belcanto?
Si, es verdad
hablamos casi hace veinte años e hicimos una entrevista que se centraba en el
repertorio mozarteano, que siempre ha sido la base sólida de mi carrera, desde
que inicié, que continúa siendo parte de
mi planeación artística, y no lo abandonaré hasta el día que deje de
cantar. Dicho lo anterior, considero a
Mozart el más grande genio musical, aquel que compuso para la voz junto al
teatro, y que permite a las voces mismas ejecutar como un binomio perfecto. De alli, pasando al belcanto, ya desde los
primeros años de mi carrera comencé a cantar I Capuletti e I Montecchi, y hace
más de veinticinco años debuté Maria Stuarda, aquí mismo en Bérgamo,
posteriormente canté la Regina Elisabetta, también en Maria Stuarda, también
canté Anna Bolena y con el doble papel papel de Giovanna, en diversas
circunstancias. Hice Anna Bolena, también en el festival de Bérgamo, que fue
interpretada en una versión integral, con
una nueva revisión, que me hizo acreedora al premio Abbiati ese año, junto a la
ejecución del papel de Alceste de Gluck. Considero que la música del siglo XVII
y de principios del XIX son dos repertorios complementarios, es decir no se
llega al siglo XVII sin haber pasado y tenido una sólida técnica mozarteana
porque lo que naturalmente, para los artistas cantantes de otra época, era el
recorrido natural que en entonces se les imponía a los cantantes. Se pasaba por las grandes prime donne
mozarteanas: Anna Bolena y la Condesa, para después terminar después dentro de
los repertorios del belcanto italiano: Rossini, Donizetti, Bellini y todo el
siglo XVII que es un poco desconocido, como la escuela napolitana italiana que
hoy se conoce menos pero que era la costumbre.
Si hablamos de un proceso natural para la voz, siempre he interpretado personajes
que van de acuerdo con mi vocalidad, orillándome incluso hacia el siglo XX, donde
podrían ser adecuados para mí, papeles de óperas como: Rake’s Progress de
Stravinski, la Donna Serpente de Alfredo Casella, Der Vampyr de Heinrich
Marschner; que es todo aquello que una soprano lirico puede interpretar.
Además de tus propias capacidades vocales
¿Que más que te ha inspirado para profundizar más en el estilo del belcanto?
He dicho muchas
veces que siempre ha sido un punto de partida y una inspiración para grandes
belcantistas del pasado, la gran Montserrat Caballé, de quien pienso es la
madre del belcanto. Considero que con ella, en su época, junto a otras más, que
ella verdaderamente hizo una revolución sobre las que han han sido las prime
donne donizetianas; y no era por nada, la señora Caballé abordaba también
el repertorio mozarteano, como las grandes de ese repertorio, que ha sido de
cualquier modo, la escuela para llegar hasta allí, así como es fue recorrido
histórico de aquellos compositores.
Que le puedo
decir a quien no conoce Caterina Cornaro, darle una motivación más para
escuchar este título bastante inédito desconocido, y un poco desafortunado de
nuestro amado Gaetano Donizetti. Es una ópera de tintes fuertes, y la ultima
ópera de las reinas que compuso, y que además fue fuertemente censurada por sus
argumentos que aborda la obra, como el envenenamiento de un rey que era algo
que no podría ser representado. Esta fue
la motivación principal para la censura, no tanto por le amor de Caterina por
otro hombre, porque es la dinámica que encontramos en las otras reinas
donizetianas, como Anna Bolena que se enamoran de Percy, siendo la mujer de
Enrico VIII; al igual que en Maria Stuarda donde esta Leicester, que
improvisamente se hace su amante, y ella termina pagando las consecuencias, en suma,
el tenor es el que esparce cizaña. Una motivación más es que como parte del
festival se ejecutara un final alternativo que Donizetti compuso, pero que
nunca pudo escuchar, un final que ha pensado ampliamente con Giacomo Sacchero,
el libretista; y al contrario de lo que sucede con las otras reinas
donizetiannas, Caterina no concluye con la grande cabaletta final, plena
de agilidad, agudos, trinos, y si queremos, sobreagudos, si no que hace
concluir la ópera con un dueto de amor, en el que Lusignano perdona a Caterina,
es un un dueto conmovedor de un moribundo, que continua a amar y que perdona, y
ella que responde sobreponiéndose a su línea de canto con tanta alma, atrapada
y poética. Despues, a un cierto punto, leyendo una carta de Donizetti a Sacchero,
“.me gustaría.” escribe Donizetti, “concluir
la ópera con el solo grito de ella.”’ y de hecho concluye la ópera con un recitativo
acompagnato, en el cual muere Lusignano, y después ella inicia un grito de
ocho o diez compases, sola en la segunda línea, con insistencia, justo para
describir su desesperación de esta muerte, tal vez querida por ella o no, pero
es una muerte que se parece quizás a la muerte que Donizetti, estaba viviendo
con sus seres queridos, porque no olvidemos que mientras Donizetti compuso esta
ópera, pasa los últimos meses de su vida, y murió con gran sufrimiento por que
le administraban punciones de mercurio que eran muy dolorosas, así que
seguramente no la pasó bien en los últimos momentos de su vida. Es así es que al morir Lusignano, con la
desesperación de Caterina, murió también el grande Donizetti. Mi camino con Gaetano
Donizetti ha sido muy hermoso hasta ahora, porque lo he amado y respetado
siempre, y buscado de ejecutarlo con gran puntualidad musical y teatral, y
estoy endeudada con el porque me ha dado la posibilidad de interpretar grandes
personajes, a través esta comisión entre música y teatro, así como también
estaré en deuda eterna con Mozart por lo que nos ha dado. ¡Viva Donizetti!
¿Existe algún
papel que te hubiera gustado cantar pero que aún no has podido hacerlo, o está
fuera de tus alcances vocales?
Seguramente que
en mis sueños estaría una Lady Macbeth, pero mi vocalidad no me lo permite, y
no la cantaré nunca. No siempre se pueden realizar algunos sueños, pero me
basta con escuchar algunas grandes interpretaciones y soñar a través de ellas.
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