Sunday, August 18, 2019

El debut de la soprano Aida Garifullina en Buenos Aires


Fotos. Máximo Parpagnoli. Prensa Teatro Colón

Gustavo Gabriel Otero
Twitter: @GazetaLyrica

Buenos Aires, 16 de agosto de 2019: Teatro Colón. Concierto Lírico. Obras de Georges Bizet, Charles Gounod, Giacomo Puccini, Piotr Ilich Chaikovski, Nikolái Rimski-Kórzakov, Leo Delibes, Giuseppe Verdi, Pietro Mascagni y Ruggero Leoncavallo. Solista: Aida Garifullina, soprano. Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. Director Musical: Carlos Vieu. Cuarta Función del Ciclo Grandes Intérpretes Internacionales.

Por primera vez en la Argentina se presentó una de las divas emergentes de nuestro tiempo: la soprano Aida Garifullina. La acompañó la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, dirigida por el maestro Carlos Vieu quien fue en todo momento extraordinario concertador y que logró que la orquesta brillara en los momentos solistas y sea sólido acompañante en los fragmentos vocales. El primer momento vocal llegó con Je veux vivre el vals de Julieta de la ópera ‘Roméo et Juliette’ de Charles Gounod, interpretado con virtuosismo, voz plena y agudos sin mácula. Como en toda la noche el maestro Carlos Vieu -sin dudas el mejor director de orquesta especializado en ópera con que cuenta la Argentina en este momento en su territorio- respiró junto a la soprano, manejó tiempos y balances y buscó en cada fragmento el matiz adecuado. Lo que se llama un verdadero ‘maestro concertador’ de ópera. Siguió un muy buen acercamiento a la Mimí pucciniana con el aria de entrada (Sì, mi chiamano Mimì), fragmento que la soprano cantaba por primera vez en público y que interpretará completo próximamente. Profundidad y sutileza interpretativa demostó Garifullina en la escena de la muerte de la ópera ‘La doncella de nieve’ de Nikolái Rimski-Kórsakov, y gracia y desenvoltura en Les filles de Cadix de Léo Delibes. En esta primera parte la soprano rusa evidenció belleza vocal, muy buen caudal, variedad de matices y técnica depurada. En la primera parte la Orquesta interpretó, con la batuta del maestro Vieu, una impecable Farandole de la Suite N° 2 de ‘L’arlésienne’ de Georges Bizet; un perfecto Intermezzo de ‘Manon Lescaut’ de Puccini; una chispeante Polonesa de ‘Eugene Onegin’ y una equilibrada Mazurka de ‘Coppelia’ de Delibes. 
En la segunda la sutileza primó en el Preludio del acto tercero de ‘La traviata’, la fuerza en la Obertura de ‘Luisa Miller’ y la emoción en el Intermezzo de ‘Cavalleria rusticana’Teneste la promessa... , Addio del passato de la ópera ‘La traviata’ quizás fue el momento de mayor expresividad de la noche por la perfección de matices que logró Aida Garifullina. Siguió el vals de Musetta de ‘La bohème’ que fue interpretado con burbujeante sensualidad por esta soprano ligera con gran temperamento lírico. Cerraron el concierto dos canciones: la melancólica Élégie de Massenet vertida con elegancia y refinamiento y la mediterránea Mattinata de Leoncavallo plena de carisma y simpatía. Fuera de programa llegaron O mio babbino caro de Gianni Schicchi’ de Puccini con agudos perfectos y fraseo conmovedor y un pequeño homenaje a la Argentina: el tango-canción Por una cabeza’ de Gardel y Lepera en muy interesante versión que se alejó de la impostación de cantante lírico, pero a la vez sin intentar imitar a los cantantes populares. El aplauso del público determinó la interpretación de otra pieza fuera de programa. Pidiendo disculpas por volver a interpretar un fragmento ya cantado, Garifullina repitió el aria Sì, mi chiamano Mimì de Puccini, en una más versión sentida y conmovedora que la que había efectuado en la primera parte del concierto.



No comments:

Post a Comment

Note: Only a member of this blog may post a comment.