Ramón Jacques
La
Gran Ópera de Houston reabrió las puertas de su teatro, y con todas las butacas
ocupadas y la orquesta ubicada sobre el escenario, recibió por primera ocasión
al tenor alemán Jonas Kaufmann, en
una gala operística, que se tenía originalmente prevista hace un año, pero que
fue cancelada con el resto de la temporada pasada. 602 largos días pasaron
desde la última vez que aquí se pudo ver un espectáculo con público, algo que
resulta sorprendente de asimilar dada la cantidad de actividades que se llevan
a cabo en este recinto, si se considera que además de la ópera, aquí se lleva a
cabo la temporada de ballet, así como diversos conciertos sinfónicos, de música
de cámara, antigua, musicales etc. Mucho entusiasmo generó en el público local
la reapertura del teatro, y sobre todo la presencia del célebre tenor alemán,
en un programa dividido en dos partes, con repertorios en los que ha sobresalido
a lo largo de su carrera, verismo y Wagner, Kaufmann demostró las ganas por
cantar y con entrega y encomiable despliegue vocal, no defraudó en ningún
momento. En la primera parte del concierto, que inició con una entusiasta
obertura de La Forza del Destino, se
intercalaron dos intermezzos, el de
Manon Lescaut y el de Cavalleria Rusticana, con una orquesta que tuvo un buen
desempeño en sus intervenciones en solitario y para crear un marco musical
adecuado en cada una de las arias, mostrando versatilidad y cohesión. En el
podio estuvo su director Patrick Summers,
quien dirigió con seguridad, control y buena dinámica, resaltando los momentos
orquestales más intensos de cada pieza y permitiendo el lucimiento del
invitado. Kaufmann comenzó cantando “Cielo
e mar!” de La Gioconda y ‘La vita é inferno…Oh! Tu che in seno agli angeli”
de La Forza del Destino y lo hizo
desplegando un cálido timbre, elegante fraseo y una voz amplia, además de que
se le vio muy expresivo y visiblemente conmovido. Su interpretación de ‘Un dì all'azzurro spazio’ de Andrea
Chenier fue uno de los momentos más emotivos y sentidos del artista, con el que
generó un tumultuoso aplauso, algo poco visto por parte de este público; y con “Mamma, quell vino é generoso” de Cavalleria Rusticana concluyó la primera
parte del concierto. La segunda parte consistió de fragmentos de óperas de
Wagner, en las que Kaufmann mostró el apego que tiene también hacia este
repertorio, que canta son solemnidad y maestría. En las arias de Sigmund ‘Ein Schwert verhieß mir der Vater’ de Die
Walküre, y de Parsifal ¡” Amfortas! Die
Wunde!" cantó con amplitud vocal y refinamiento. La orquesta ejecutó
los preludios de los actos I y III de Lohengrin; y de esta misma ópera, para
terminar el concierto, cantó la sentida aria ‘In fernem Land’. Al final, se cantaron cinco bises con el mismo
brío del artista y frenesí del público, estos fueron: “Winterstürme wichen dem Wonnermond” de Die Walküre, ‘E Lucevan la Stelle’ de Tosca, Träume de Richard Wagner, así como la ‘Ombra di nube’ de Licinio Refice, y
“Mattinata” de Ruggero Leoncavallo. Sin dudas, este concierto será recordado aquí
por mucho tiempo y dio inicio a una nueva temporada, que incluye algunos
títulos interesantes como: Dialogues des
Carmélites, Romeo et Juliette, además del estreno de una nueva ópera titulada
The Snowy Day, comisionada al compositor Joel Thompson.
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