Sunday, October 31, 2021

Tosca en Zúrich

Foto: Monika Ritterhaus

Ramón Jacques 

Las actividades retoman su curso normal en los importantes escenarios operísticos del mundo y para la reposición de Tosca de Puccini el teatro de Zúrich recurrió a la producción de Robert Carsen, creada para este mismo escenario en 1990, quien situó la escena dentro de un teatro. Algunas ideas de este montaje resultan innovadoras y atractivas, y otras parecen estar fuera de sincronía con lo que indica la trama y el texto que se canta. La idea puede gustar o no, pero es una visión diferente que funciona. Por citar algunos ejemplos: Cavaradossi pinta sobre el telón del teatro por un lado del escenario donde se ubican varias filas de butacas; él Te deum se lleva a cabo desde las butacas y al abrirse el telón se ve una obra teatral religiosa, o el encuentro entre Tosca y Scarpia que se realiza en la parte trasera del teatro. En la idea de Carsen, que se aleja de la trama pero que parece acercarse más a la realidad en el interior de un teatro, Tosca es realmente una diva de ópera, que se retira del teatro dando autógrafos en el primer acto y que muere brincando hacia el foso de la orquesta, en un final fuera de lo común, pero visualmente efectivo y bien logrado por el resplandeciente uso de la iluminación. En el papel principal destacó Sonya Yoncheva, por su radiante apariencia escénica y sus elegantes vestuarios, con los que personificó a una atractiva y sensual Tosca. Su canto fue seguro, y mostró un grato color en su voz y una adecuada proyección. En especial, sus pianos fueron precisos y emocionantes. El tenor Joseph Calleja mostró la experiencia escénica y vocal que tiene interpretando a Mario Cavaradossi quien, y salvo algunas incongruencias escénicas de la dirección, como la de pintar sobre una pared del escenario antes de ser fusilado, se desenvolvió con soltura y convicción. Por su parte, el barítono Thomas Johannes Mayer, que en esta puesta fue un Scarpia más parecido a un deshonesto empresario teatral que a un jefe policía, confirió al personaje la arrogancia y la mordacidad requerida, y a pesar de exhibir un robusto y seguro timbre, cantó por momentos con sobrada fuerza. Correctos estuvieron el resto de los personajes menores, así como el coro en su participación. El maestro Paolo Carignani, estuvo al frente de una orquesta que sonó precisa y compacta en cada una de sus secciones, y en su conducción se notó seguridad y tiempos adecuados, en la que fue la función de estreno de esta celebre ópera, dentro de la presente temporada.

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