Foto: Heinz Keller
Ramón Jacques
¡Emotivo y conmovedor! es como se puede describir el recital titulado Sous l’empire d’Amour (airs de cour y música de laúd) que ofreció la mezzosoprano Marie-Claude Chappuis acompañada del célebre laudista Luca Pianca dentro del programa de la edición 35º del Festival de Música Antigua de Zúrich. El recital tomó el mismo nombre del CD que ambos artistas suizos grabaron en el 2018 para el sello discográfico Deustsche Harmonia Mundi. Para esta ocasión, se retomaron diversas piezas contenidas en la grabación, y se complementaron con otras igual de maravillosas como: Eraclito Amoroso de la compositora italiana Barbara Strozzi, la ejecución de diversos preludios y obras compuestas para archilaúd y tiorba de compositores como: Charles Hurel, Lorenzo Tracetti y Robert de Visée, así como de canciones de música tradicional antigua de la región francófona suiza. Se cantaron arias poco conocidas, que en realidad son pequeñas reliquias musicales, de ilustres pero olvidados compositores franceses del siglo XVI como: Michel Lambert y Gabriel Bataille; como también de Jean Baptiste Lully, quienes vivieron una época gloriosa al amparo de la corte de Luis XIV. Se escucharon piezas inolvidables, por mencionar algunas, como: la melancólica Goûtons un doux repos y Charmant Nuit de Lambert; la graciosa y cómica Un satyre cornu, de marcados aires medievales, así como Qui veut chasser une migraine, ambas de Gabriel Bataille; como también Repans charmant nuit y Récit de la Beauté de Jean Baptiste Lully, el creador de la tragedia lírica y de la ópera francesa. La intimidad de la sala en casa de la cultura Helferei, situada en el centro antiguo de la ciudad donde se llevó a cabo el concierto, y la cercanía entre el público y los artistas crearon un ambiente placentero y apropiado para deleitarse y adentrarse en esta música. Marie-Claude Chappuis, que ha hecho de la música barroca francesa, así como de la chanson, una de sus especialidades, brilló en la interpretación de cada una de estas arias por la calidez y la claridad de su timbre, mostrándose siempre atenta y apegada al texto, con impecable dicción y fraseo. Con su delicadeza interpretativa logró comunicar, pero sobre todo tocar pasiones y profundos afectos. El marco musical creado por Luca Pianca, fue igual de atractivo y envolvente, por un músico que domina ampliamente su instrumento, y la admirable sencillez con la que parece tocarlo, aun en sus piezas como solista, lo elevan a un nivel superlativo.
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