Thursday, January 27, 2022

Die Walküre (acto I) en Bolonia

Foto: Andrea Ranzi / Studio Casalucci 

Roberta Pedrotti 

Un concierto en streaming, en la reapertura de los teatros el pasado 29 de mayo del 2021, en Bolonia, y finalmente el debut oficial en el cargo, de la nueva directora musical del Teatro Comunale de Bolonia. Tras unos años de interregno, Oksana Lyniv sucede a Michele Mariotti y promete continuar la exitosa serie de ilustres varitas mágicas que pasaron por la sombra de las dos torres. Antes de Mariotti -entre directores musicales e invitados principales- estuvieron Gatti, Jurowski, Chailly, un imberbe Thielemann, poco a poco hasta Delman y Celibidache. Lyniv llega, sin embargo, con las medallas de haber colaborado con Kirill Petrenko, de los conciertos en Múnich y Londres, y de su debut en Bayreuth, ya colgadas en el pecho. Su repertorio predilecto, de hecho, es el alemán y el italiano de finales del siglo XIX (en el Covent Garden dirigió recientemente Tosca, y en el Comunale se ocupará próximamente de Andrea Chénier): un repertorio que forma parte de la historia del teatro boloñés. la primera plaza wagneriana de la península, pero que, aunque recurrente no ha sido el caballo de batalla de estos grupos de los últimos años, más orientados hacia el bel canto y la ópera en lengua materna. Será por tanto interesante seguir el camino de Lyniv en Bolonia, ya bien trazado con este concierto-tarjeta de presentación. Oficialmente es un adelanto de la temporada operística, Die Walküre da título a la velada, pero sólo la primera parte se interpreta en forma de oratorio, precedida por el poema sinfónico Tod und Verklärung de Richard Strauss, de marcada inspiración wagneriana. Por supuesto, queda un sabor amargo en la boca al concluir la velada sin la Cabalgata de las Valquierias o Música del fuego magico, pero -sin pensar en las consecuencias en los actos posteriores- tomamos el abrazo de Siegmund y Sieglinde como un final auspicioso para el resto de la temporada Strauss, a modo de obertura, confirma la mano confiada y autoritaria de la directora ucraniana, pero es despues en Wagner donde su personalidad destaca por encima de todo. El preludio es inmediatamente seco, nervioso, potente, da la medida de una visión teatral, es estrecha, no subordinada a una mecánica del Leitmotiv, sino dirigida a un drama en el que la dialéctica temática es un componente lógico, una expresión natural y no un fin predeterminado. Así, gracias también a los pequeños gestos y movimientos que en ocasiones hacen deslizar agradablemente el concierto a la forma del semiescenario, se impone el bello trabajo de los personajes en sintonía con un elenco verdaderamente excelente. Georg Zeppenfeld fue un Hunding siniestro y amenazador en su dignidad. Le basta una mirada de soslayo, una palabra siseada con la intención de decirlo todo sobre el personaje sin delineara demasiado, sin caídas de estilo: en su aturdido timbre puede jugar con la sustracción y contar cómo el marido de Sieglinde, como líder autoritario y despiadado y no como un brutal guerrero.  Ella, Sieglinde, tiene la voz suave y luminosa, el mimetismo fresco y cautivador de Elisabet Strid, que nos envolvió en el delicado encanto de la niña prisionera, obligada a una unión no deseada, a la espera de un héroe salvador. Sin embargo, la Sieglinde de Strid no es sólo eso: sus ojos brillan como los de un dragón, lo notó Hunding, y lo notamos nosotros, en esa fortaleza de ánimo, en esa sabiduría que hacen de él el punto de apoyo del drama y, para la agonía, el guía inspirador de la fuerza desconcertada de su hermano y amante. Este último fue Stuart Skelton, un Siegmund de altísimo perfil, tanto por la autoridad de su fraseo y por la fuerza de un acento bien ponderado, como por la potencia de un canto vigoroso, viril y generoso. Desafortunadamente, es precisamente esta generosidad la que lo traiciona: después de haber enfrentado ileso las coronas de "Wälse", finalmente cede en el "Wälsungenblut". El público, con razón, no lo adora: al contrario, cuando la improbable apuesta del heldentenor ha ofrecido tanto, sin faltar ni siquiera a la cita poética del himno primaveral, incluso haber arriesgado darlo todo a lo último puede ser un valor añadido. El teatro no es perfección abstracta, es vida. Largos aplausos coronaron la actuación: bueno el (ante) estreno. Ahora esperamos los próximos pasos con curiosa confianza.

Versión en italiano publicada en el vínculo: 

**Roberta Pedrotti la autora es la editora de L’Ape Musicale. https://www.apemusicale.it/joomla/it/recensioni/70-opera/opera-2022/12773-bologna-die-walkuere-atto-i-15-01-2022




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