Fotos; Lynne Lane
Ramón Jacques
La Gran Opera de Houston (Houston Grand Opera) presentó
The Snowy Day, la ópera número 71 que
ha sido comisionada y estrenada a lo largo de la historia por la compañía; que
es en este sentido una de las más prolíficas en los Estados Unidos. La ópera
que debió ser estrenada la temporada pasada y que fue reprogramada por la
cancelación de la misma, toma su título del libro homónimo o Un día de nieve, como se tituló en su edición en español, del
escritor estadounidense Ezra Jack Keats, escritor neoyorquino, conocido por
crear y diseñar libros para niños. El
libro que fue editado en 1962 causó en su momento mucho revuelo y polémica, ya
que el personaje principal era un niño afroamericano, el tema fue sobretodo
controversial por las tensiones raciales que existían en esa época en los
Estados Unidos; aun así, y con el paso del tiempo, el libro se ha convertido en
un clásico, que además de romper paradigmas, estereotipos, barreras; y de haber
vendido más de diez millones de copias, ostenta la marca de ser el libro más
solicitado y prestado en los más de 125 años de existencia de la biblioteca de
la ciudad de Nueva York. Al final la intención de Keats, fue solo la de
demostrar que los niños son solo niños, a pesar de cualquier consideración o
prejuicio. La breve ópera, que dura
alrededor de una hora, es una adaptación de la sencilla historia en la que al
pequeño Peter –aquí personificado y cantado por la soprano Raven Mcmillon- se le permite salir a jugar solo en la nieve,
a pesar del temor de sus padres. En la calle, Peter se encuentra con
dificultades, como el maltrato o ‘bullying’ de otros niños, un tema de
actualidad, pero al final, como niños que son, hacen a un lado sus diferencias
para jugar juntos en la nieve y terminar siendo amigos hasta el final del día.
La orquestación de la ópera corresponde al compositor estadounidense Joel Thompson, quien escribió una
partitura de una musicalidad muy ligera, serena, directa, y sobretodo
placentera, por sus tonalidades influenciadas por el jazz, el musical, y
algunos pasajes que se asemejan a la música minimalista de John Adams. Como el libro
contiene solo imágenes, el libreto, los diálogos y las arias fueron creadas por
la escritora Andrea Davis Pinkney,
dedicada a la creación de libros infantiles, quien curiosamente escribió hace
varios años Un Poema para Peter y
sobre el legado de Keats. Vocalmente, la obra consiste de recitativos, y
algunas notables arias como: “Whisper Walk” y la melodiosa “Please be forever” cantadas
con brillo, ímpetu y notable dicción por la soprano Raven Mcmillon en el papel de Peter. Correctas estuvieron las
intervenciones del resto de los cantantes en sus papeles asignados con una
mención particular para la soprano Elena
Villalón, una divertida y jovial Amy de canto colorido y nítido, a Karen Slack, como la madre de Peter,
por su seguridad escénica y amplitud vocal de soprano, y al bajo-barítono Nicholas Newton, haciendo los
personajes del padre de Peter y de Tim. La producción escénica de Amy Rubin, con vestuarios de Jessica Hahn y la dirección escénica de
la directora israelí Omer Ben Seadia,
se apegó a los diseños ideados por Keats, y lució como un cuento a colores con
diseños alegres, brillantes y sus imperfecciones. Por la importancia que el
teatro da a los estrenos de óperas que comisiona, y tratándose de un proyecto
que seguramente será escenificado muy pronto en diversos teatros
estadounidenses, la conducción musical estuvo a cargo de Patrick Summers, quien con mano segura y habilidad concertó a una
agrupación reducida, haciendo relucir la gracia musical de la partitura.
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