Massimo Viazzo
Habían pasado más
de treinta años desde que los Capuleti e I Montecchi bellinianos no habían sido representados en la Scala, por ello, el
teatro milanés debería tener más en cuenta al compositor siciliano, si se
piensa que sus dos obras maestras dramáticas Norma e I Puritani, han estado
ausentes aquí desde casi medio siglo. ¡Un dato clamoroso! Tanto así, que no
nos queda más que esperar. Con respecto a esta producción, desafortunadamente
las cosas no han ido como se esperaba y al final del espectáculo ha quedado un
cierto sabor amargo en la boca. Comenzando con la convencional dirección escénica
de Adrian Noble, una dirección inmovilizada,
estereotipada y sin ideas. Speranza Scapucci, primera mujer
italiana en dirigir en el Teatro alla Scala (llamada de último minuto para
sustituir al inicialmente anunciado Evelino
Pidò) pareció estar más atenta a la exploración rítmica que a los matices, cayendo
en tiempos frecuentemente frenéticos o demasiado marciales. Le faltó un poco de
inventiva y fantasía en la definición de las frases musicales y en general en
el fraseo, carente también, de esa figura melancólica y elegíaca propia de
estas páginas. La triunfadora de la velada fue sin duda Lisette Oropesa, una Giulietta elegante, de voz límpida, precisa en
la línea de canto y de nítida dicción, que supo conmover con un timbre luminoso
cubierto de melancolía. Marianne
Crebassa afrontó con ímpetu y audacia al arduo papel en travesti de Romeo. La parte es en verdad complicada ya que
frecuentemente se desarrolla en la parte alta, justo donde se ponen a punto los
agudos y que fue donde la mezzosoprano francesa tuvo mayores dificultades,
llegando a forzar la emisión. Los dos cantantes coreanos del elenco, el tenor Jinxhu Xiahou (Tebaldo) y el bajo Jongmir Park (Capellio) parecían demasiado
embalsamados y monocordes, sobretodo el bajo. De Xiahou se apreció una mayor comunicación, aunque
en el fraseo pecó de espontaneidad y algunas veces de precisión. Al final, fue
un lujo contar con Michele Pertusi en
el papel de un Lorenzo, por su perfecta dicción e intención. El coro del Teatro
alla Scala (cuyos miembros cantaron con mascarillas) fue dirigido con exactitud
por Alberto Malazzi.
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