Thursday, January 27, 2022

El Mesías de Handel en Houston

Foto: Houston Symphony

Ramón Jacques

El Mesías de Handel es un clásico que no falta dentro de las temporadas de diversas orquestas sinfónicas estadounidenses, sobretodo alrededor de las fechas natalicias y de fin de año. La Sinfónica de Houston (Houston Symphony), que lo alterna cada año, lo ofreció una vez más como parte de una temporada llena de altibajos, comenzando por la cancelación de su temporada pasada, las limitaciones a los viajes que han ocasionado cancelaciones de solistas y directores invitados, que han llevado a la  modificación de programas y piezas a ejecutar; como también el cambio en la dirección musical, puesto que dejará esta temporada el maestro colombiano Andrés Orozco-Estrada, después de ocho años, aunque su presencia en Houston las dos temporadas anteriores, y por las limitaciones mencionadas, estuvo muy limitada.  De la titularidad de la orquesta se hará cargo a partir del mes de mayo del 2022, el director eslovaco Juraj Valčuha, quien es además el director musical del Teatro San Carlo de Nápoles, Italia.  Cabe señalar que esta orquesta siempre ha tenido una vocación operística, ya que durante muchos años fue la orquesta titular de la ópera de Houston, además de que a lo largo de los años ha ofrecido operas en concierto como: Wozzeck de Alban Berg, El Rapto en el Serrallo de Mozart o Fidelio de Beethoven por mencionar algunos títulos, por lo que espera que esta tradición continué con Valčuha. Orozco-Estrada eligió para su concierto de despedida, a finales del mes de abril, la Sinfonía 2ª de Mahler; y unas semanas después Juraj Valčuha asumirá su gestión dirigiendo la 9ª Sinfonía de Beethoven.  Volviendo al Mesías, la pieza contó con la presencia de una orquesta reforzada con instrumentos antiguos:  tiorba, clavecín etc bajo la conducción del director estadounidense Julian Wachner quien cuenta con  larga trayectoria y experiencia en la música coral y sacra, sobretodo en la música de Bach, y que aquí demostró afinidad por esta pieza, que dirigió con atención a los detalles y  se mostró muy preciso,  extrayendo un sonido cargado de colores y sentimiento, con dinamismo, y amalgamando bien al coro, con la orquesta y los solistas.  La Sinfónica de Houston, mostró cohesión entre sus líneas y conexión con la partitura. Una de las fortalezas que siempre ha tenido esta orquesta es el Coro de la Sinfónica de Houston o Houston Symphony Chorus, que en cada una de sus presentaciones siempre ofrece un nivel sobresaliente, y una vez más dejo constancia de ello, resaltando:  For unto us a child is born; and the Glory of the Lord; y el siempre emotivo y esperado Hallelujah, durante el cual en Estados Unidos como es costumbre acostumbra, todo el público en la sala se pone de pie. Un dato curioso, poco antes visto, aunque no sorprendente por los tiempos que se viven, fue que los miembros del coro cantaron todo el concierto con el uso de mascarillas. El contratenor estadounidense Lawrence Zazzo, mostró solidez y afinidad por la obra cantada, que hizo con claridad, calidez y autoridad demostrando ser un cantante a otro nivel. La soprano canadiense Magali Simard-Galdès cantó con pasión, nitidez y buena proyección. El resto de los solistas mostraron un desempeño poco uniforme y discreto, con el bajo-barítono Daniel Okulitch, cantando con demasiada fuerza, aspereza, fuera de estilo y poco gusto. El tenor Andrew Haji, mostró un grato timbre, muy ligero e inaudible por momentos. 


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