Ramón Jacques
Desde
su fundación en el 2017 la Academia de Música Antigua de la UNAM se ha
consolidado como un proyecto atractivo, interesante y único en el medio musical
mexicano, porque además vino a llenar un vacío existente en la ejecución del
repertorio de música instrumental y vocal antigua. Asistiendo con frecuencia a
sus conciertos se puede constar la ampliación de los repertorios y compositores
ejecutados, así como la uniformidad y la cohesión que ha ido adquirido el grupo
colocándolo en un buen nivel, así como la consolidación de algunos de sus miembros,
quienes, en su proceso profesional y académico, varios han logrado emigrar al extranjero.
Aunque su sede habitual es en la Sala
Simón Bolívar del Antiguo Colegio de San Ildefonso, y se presenta en diversas
salas de la ciudad, el primer concierto de la presente temporada se realizó en
una Sala Nezahualcóyotl, repleta en el primer piso, de público, compuesto de
muchos jóvenes, que vino a escuchar un interesante y sugestivo concierto dedicado
al compositor alemán Johann Sebastián Bach (1685-1750) titulado “Esplendor
de la música coral protestante” un breve programa de apenas sesenta minutos
de duración, muy evocador en su ejecución y que incluyo dos obras vocales-instrumentales
pertenecientes a la transformación en la polifonía alemana debido a los cambios
y el cisma que se dio en la vida religiosa en Europa, y que influenció la música de Bach. En este concierto se
escucharon la Misa Luterana en sol menor, BWV 235 y la Cantata Laß fürstin, laß noch einen Strahl (Déjate
llevar, Princesa, deja un rayo más) también
conocida como Traeurode (Oda fúnebre) BWV198
(1727). En ambas piezas se escuchó un complejo instrumental, reforzado por
reconocidos interpretes locales de música antigua, ligero, uniforme que creo un
marco ideal para las voces, de la AMA, tanto en conjunto como en destacadas
interpretaciones individuales entre las que destacaría la del barítono Gerardo
Vázquez, en el Gratias de la Misa Luterana, a la soprano Xanat
Bautista, que conmovió en su recitativo y su aria en la cantata Trauerode,
así como al tenor Rabindranath Vite en su breve aria Aria Der
Ewigkeit saphirnes Haus quien ya había escuchado un par de veces la
temporada pasada, y que ha exhibido y desarrollado mucho estilo y sensibilidad
en la interpretación del repertorio antiguo, seguramente con muchos retos aun
por alcanzar dada su juventud. Las partes corales se pueden considerar como
notables. Se agradece también que ahora
los programas de mano incluyan el nombre de cada interprete dándole el crédito
que se merece. La conducción musical estuvo a cargo del director invitado, el
violinista argentino Manfredo Kraemer, cuya carrera ha estado
estrechamente vinculada a la del director de orquesta Jordi Savall, con quien
ha trabajado con frecuencia, tocando con su orquesta Le Concert des Nations como
concertino, en giras, presentaciones y en grabaciones discográficas además de
ser miembro del ensamble Música Antigua Koln, y hoy casi dedicado a la docencia.
Kraemer apuntó hacia una conducción más pausada y sutil de los instrumentistas,
obteniendo un resultado introspectivo, casi íntimo de cada pieza logrando
resaltar el aspecto místico y religioso contenido en cada una de las piezas
ejecutadas, pero sin privarlas del jubilo y regocijo que contienen. Cabe
mencionar una semana antes del concierto de Bach con la AMA, el propio Manfredo
Kraemer, regaló el 6 de octubre, y en la intimidad de la sala Carlos Chávez de
la UNAM un concierto donde con su violín nos acercó a la colección de Fantasías
para violín solo (1735), de George Philipp Telemann (1681-1767) que incluyó
breves pero conmovedoras y emocionantes ejecuciones, algunas solemnes, que
contienen una sucesión de movimientos lento-rápido similar al estilo de Corelli
de: la Fantasía 12 en la menor,
Fantasía 11 en fa mayor, la Fantasía 1 en si bemol mayor, la Fantasía 3 en fa
menor, Fantasía 4 en re mayor, la Fantasía 7 en mi bemol mayor, la Fantasía 9
en si menor, la Fantasía 8 en mi mayor dejando para el final la más alegre,
vivaz de todas estas Fantasías, la numero 5 en la mayor, en un recital
cargado de destreza, habilidad y buena práctica que emanó del violín del
ejecutante. No se debe olvidar que al
final la fantasía significa algo surgido o relacionado con la imaginación, que
se permite cierta improvisación y libertad del musico. Telemann fue
contemporáneo de Bach, y aunque es menos conocido que él, siguió su tradición de
componer sonatas y partitas logrando acumular una amplia variedad de
composiciones para diversos instrumentos como: fantasías para flauta, treinta y
seis para clavecín, y una cantidad de piezas vocales, y óperas. Un meritorio y
loable trabajo es el que está realizando la AMA en la práctica y ejecución de
música antigua, y la agrupación merece expandirse y llevar sus conciertos a
diversas ciudades y recintos del país.
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