Fotos: INBA
Ramón Jacques
Como parte de la edición
número 51 del Festival Internacional Cervantino, y del llamado Circuito
Cervantino, que comprende los eventos del festival que se presentan en
diversas sedes y ciudades del país fuera de Guanajuato, el público de la ciudad
de México tuvo la fortuna de escuchar en el Palacio de Bellas Artes a la
reconocida agrupación italiana, especializada en la ejecución de repertorio de
música antigua, Venice Baroque Orchestra. El concierto, que el ensamble ofreció
se tituló “Homenaje al Prete Rosso / Las Cuatro Estaciones” y estuvo
dedicado completamente al célebre compositor, violinista, profesor y sacerdote
veneciano Antonio Vivaldi (1678-1741), a quien se le atribuye, de acuerdo a diversas
fuentes, la composición de alrededor de 770 obras entre las que se encuentran
400 conciertos, principalmente para violín, como para otros instrumentos y alrededor
de 46 operas, siendo Las Cuatro Estaciones, el conjunto de cuatro
conciertos para violín y orquesta, su obra más conocido. Vivaldi a quien se le conocía como el “cura
rojo” (o Prete Rosso en italiano) por su cabellera pelirroja, además de ser uno
de los nombres más conocidos en el mundo de la música, inspiró la fundación de
la Venice Baroque Orchestra por el musico, investigador y clavecinista Andrea
Marcon, y aunque en esta ocasión ofreció un concierto totalmente instrumental,
se debe consignar su presencia en México, así como la gran aportación que ha
tenido en la búsqueda, descubrimiento, difusión, grabación y ejecución de óperas
desconocidas de Vivaldi, y de operas del repertorio lirico antiguo, de
compositores italianos y de Handel, que incluye
las primeras presentaciones en época moderna de óperas como: L’Orione de
Francesco Cavalli; Atenaide, y Andromeda Liberata de Vivaldi; La Clementina de Boccherini,
o L’Olimpiade con libreto de Metastasio en las versiones de Cimarosa y de
Galuppi, y en un pasticcio que incluye arias de Caldara, Galuppi, y dieciséis compositores más
incluido el poco conocido, pero brillante, compositor napolitano Davide Perez, algunas
escenificadas en coproducción con el Teatro La Fenice de Venecia, así como
Siroe de Handel, sin olvidar la difusión que la orquesta y Marcon le han dado al
oratorio vivaldiano Juditha Triumphans devicta holfernes RV 644, que han
interpretado en versión escénica como en conciertos en importantes escenarios
como la Fenice de Venecia, y en memorables versiones en el Concertgebouw de Ámsterdam
y el Carnegie Hall de Nueva York, entre otros. La orquesta constantemente
realiza giras y grabaciones discográficas con importantes cantantes como: Ann
Hellenberg, Philip Jaroussky, o la mezzosoprano checa Magdalena Kožená con
quien apenas el año pasado tuvieron como solista invitada en su gira de
conciertos por Sudamérica. En su paso
por México se hubiera esperado la presencia de algún reconocido interprete
vocal, y aunque no fue así, ello no implica consignar y resaltar este concierto,
sobre todo en un periodo en el que la presencia de orquestas de ese nivel en
nuestro país ha sido muy escasa. Con un
ensamble compacto, de apenas catorce elementos se escucharon piezas poco conocidas
de Vivaldi como: el Concierto en si menor para cuatro violines, cuerdas y
bajo continuo RV 580m Op.10 numero 3, o una rareza como el Concierto en
sol menor para dos violonchelos cuerdas y bajo continuo, RV 531, que dio
posibilidad para el lucimiento de los violinistas de la orquesta en la primera,
y en la segunda colocando a los violonchelos en primer plano, algo pocas veces
visto. Se escucharon también la Sinfonía en sol mayor, RV 146 y el Concierto en
sol menor, RV 157. Los músicos mostraron
ser un grupo compacto, uniforme, que parecían disfrutar ejecutar una música muy
suya, a veces de manera, intima e introspectiva, hasta la fulgurante
explosividad, maestría y brillantez que emanaba del violín de Giampiero
Zanocco, primer violín y líder de la orquesta, hasta la ejecución y el fundamental
y casi imperceptible pero fundamental clavecín. Lamentablemente el programa
proporcionado por el teatro no incluyó el nombre de todos los músicos presentes
en el concierto y el instrumento que tocaban.
La velada lo coronó la sobresaliente ejecución de los conocidos
conciertos que son Las Cuatro estaciones (Del cimento dell’Armonia e
dell’Invenzione, 1727). Lo que me hizo pensar, cuantos conocemos estas
obras y hemos escuchado alguna de ellas en de manera individual, pero ¿Cuántos
en realidad habíamos tenido la oportunidad de escucharlas en su versión íntegra
y de la manera tan destacada como la que regaló la Venice Baroque Orchestra?
Los presentes ahí, lo podemos ya presumir. El concierto se repitió unos días después en
el Teatro Juárez de Guanajuato, como uno de los eventos más importantes de esta
nueva edición del Festival Cervantino.
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