Ramón
Jacques
Se presentó finalmente en el escenario de la Ópera de San Francisco la novedosa ópera The (R)evolution of Steve Jobs, ambicioso proyecto comisionado por los teatros de Santa Fe, Seattle y San Francisco; que tuvo su estreno absoluto en el verano del 2017 en el teatro de Santa Fe, donde se le considerada al día de hoy como la presentación más exitosa de una obra modera en la historia de esa compañía, además de que la grabación discográfica que se realizó y fue editada en mayo del 2018 por el sello Pentatone, obtuvo varias nominaciones y el premio Grammy Award, como la mejor composición contemporánea. Su escenificación en San Francisco era muy esperada, porque fue aquí donde nació la idea de su creación, y porque se tenía prevista que fuera vista en esta ciudad en el verano del 2020, pero lamentablemente tuvo que ser pospuesta por la inesperada cancelación de esa temporada a causa de la pandemia. Desde su estreno, la ópera ha recorrido diversos teatros estadounidenses, incluidos: el teatro de Seattle en el 2019, el teatro canadiense de Calgary en febrero del 2023 y la Ópera de Utah donde se realizaron sus recientes funciones, en mayo del 2023. La obra, es la primera creación operística del compositor estadounidense Mason Bates, residente de esta región californiana, cuyo amplio catálogo de música sinfónica ha sido interpretada por diversas orquestas importantes como: la Chicago Symphony San Francisco Symphony, Dallas Symphony entre otras, y que, por su profesión paralela de DJ de música electrónica, ha tenido como su enfoque principal el de crear y encontrar una intersección o puente que una la música sinfónica con la tecnología, que como ha señalado él mismo “busca otra manera en que la música clásica deba ser creada y experimentada” En esta ocasión, Bates colaboró con el experimentado Mark Campbell, destacado y premiado libretista, quien ha escrito el libreto de al menos cuarenta óperas más, la letra de sietes musicales etc. Debido al interés de Bates en la tecnología, la concepción ideal fue inspirarse en la vida del empresario y diseñador Steve Jobs, nativo de San Francisco, quien revolucionó el mundo de la tecnología con la creación de su conocida marca, como también el de la industria musical con la invención del IPod y de la mayor tienda musical en línea ITunes, lo que para Bates representaba perfectamente esa intersección entre la creatividad, tecnología, la música, y la comunicación humana, que solo la ópera podía transmitir. The (R)evolution of Steve Jobs, es de acuerdo al compositor, una ópera electro-acústica en un acto de noventa minutos de duración, y aunque la historia no aborda hechos biográficos o situaciones reales vividas por Steve Jobs, crea situaciones ficticias por las que quizás debía atravesar; y está estructurada con un prólogo y un epilogo, donde en ambos aparece el niño Steve descubriendo sus habilidades creativas en el garaje de su casa ubicada en Los Altos california, suburbio en el sur de San Francisco, a un costado de las ciudades de Cupertino, Palo Alto (donde sitúa la universidad de Stanford), de Silicón Valley y de la propia San Francisco donde transcurrió su vida académica, profesional y creativa Steve Jobs y donde se desarrolla la ópera, que además contiene dieciocho escenas que crean una secuencia no linear de escenas y recuerdos en diferentes años, de situaciones ocurridas al personaje de la ópera, con el concepto de leitmotivs de melodías asignadas a cada acción y personaje. En cada escena de la ópera, el personaje de Steve Jobs se enfrenta a lo que estaba detrás del genio de la creación o “el hombre detrás de la maquina” como indica Bates, como el amor, la traición, la frustración, la obsesión, la arrogancia, su espíritu creativo, incluso su espiritualidad y el enfrentamiento con su enfermedad y su propia muerte. Sobre el escenario se vio la misma impresionante y visualmente atractiva producción escénica de la ópera utilizada en Santa Fe con diseños de Victoria (Vital) Tzykum, la iluminación de Japhy Waidemann los vestuarios de Paul Carey y el diseño de proyecciones de la empresa 59 Productions. Los sencillas y dinámicas escenografías, que en realidad consistían en tres paneles o muros movibles, en realidad eran pantallas donde se transmitían proyecciones de elementos relacionados con la ciencia, con la empresa de Jobs, e incluso con pantallas de teléfonos Iphone, y que se reacomodaban en cada cambio de escena donde creando ambientes nuevos y donde se agregaban algunos elementos escénicos como sillas, escritorios o en ocasiones nada, haciendo que la obra se desarrollara con fluidez y continuidad.
El encargado de la dirección escénica fue de nueva cuenta Kevin Newbury, quien trabajó detalladamente en los movimientos y el rápido reacomodo de los cantantes y coro, entre los cambios de escena y espacio que se le permitía, en especial el minucioso trabajo con los personajes principales como el de Steve Jobs, que aparece en prácticamente todas las escenas de la obra, y debe adoptar diferentes estados de ánimo y expresiones en la corta duración de cada escena. Newbury, contribuyó a un espectáculo radiante, luminoso y esplendoroso a la vista del público espectador. A eso contribuyó también el manejo de la iluminación. La música de Bates, ofrece un indudable sonido moderno, asequible e inteligible, harmonioso, interesante y grato, en una orquestación que en el foso unió a la orquesta del teatro de 65 músicos en total, a la que le incorporó algunos instrumentos poco habituales en la ópera como la guitarra acústica, percusiones como: la marimba y siete timbales, además de que el propio Bates se situó entre los músicos de la orquesta durante la función, con dos computadoras Mcbook pros, con los que creaba su música electrónica (estos instrumentos contaron con amplificación) que sin embargo, no fue invasiva o desfasada con los demás instrumentos de la orquesta logrando que del foso surgiera una lúcida orquestación, que creó una mezcla de sensaciones mágicas, tecnológicas, sonoras, incluso por momentos como si se tratara de la banda sonora de una película. Al frente de la orquesta estuvo el maestro Michael Christie, quien dirigió el estreno mundial, y que se nota conoce su conocimiento de la partitura y sus momentos destacados, que dirigió con precisión, entusiasmo y notable familiaridad con la pieza porque la ha dirigido en las diversas funciones de la ópera. No se puede olvidar la activa participación del coro de la Ópera de San Francisco, muy activo cantando sobre la escena y fuera de ella y como la innumerable cantidad de personajes a lo largo de diversas escenas, en un trabajo pleno de profesionalismo y conjunción, bajo la guía de tu titular el maestro John Keene. Del elenco se debe destacar la presencia del barítono John Moore, que, aunque no fue quien creó el papel de de Steve Jobs, se ha adueñado del personaje que ha cantado en la mayoría de funciones realizadas en otros teatros. Lo suyo fue un verdadero tour de forcé vocal y escénico, para un papel muy activo en escena durante toda la obra, recreando muy bien físicamente a Steve Jobs (vistiendo su tradicional camisa de cuello alto negro, sus jeans e inconfundibles lentes) al que dotó de intensidad, ímpetu, y energía, incluso mostrando algunos toques de humanidad, cuando el personaje se encuentra que a pesar de su talento creativo es un mortal más. Vocalmente cantó dándole sentido a cada frase que emitió, con claridad, buena dicción y grato color baritonal. La mezzosoprano Sasha Cooke, quien recreó el papel de Laurene Powell Jobs estuvo sobresaliente, y lo hizo con elegancia, garbo y soltura. Vocalmente prestó su brillante y suntuosa voz al personaje que posee los momentos más liricos y cantables individualmente y lo hizo con sentimiento, nitidez y profundidad. Por su parte, el bajo chino Win Hu cantó con autoridad y actuó muy bien al personaje de Kōbun Chino Otogawa el sacerdote zen consejero espiritual de Jobs. (Cooke y Hu son los únicos cantantes del elenco que estuvieron en el estreno de la obra en Santa FE). Se debe destacar también la caracterización de Steve Wozniak, el cofundador de Apple, personificado por el tenor Bille Bruley con grato timbre y jovialidad, así como a la soprano Olivia Smith como Chrisann Brennan, primera pareja de Jobs, por su expresividad vocal y franqueza actoral y del barítono Joseph Lattanzi en el papel de Paul Jobs, padre de Steve. Un reconocimiento va para al resto el resto del extenso elenco de cantantes, quienes, a pesar de interpretar papeles menores o breves, sirvieron complementaron un espectáculo muy completo. The (R)evolution of Steve Jobs, es una de tres óperas contemporáneas que tiene agendadas la Ópera de San Francisco en la presente temporada, la 101 de su historia. Los otros títulos son Omar con libreto y música de Rhiannon Giddens, basado en la biografía de Omar Idn Said un hombre musulmán que vivió esclavizado en Charleston South Carolina en el siglo 19, así como Intelligence ultima ópera de la compositora Kaija Saariaho. Las obras contemporáneas, como esta de Steve Jobs, que tiene una evidente cercanía con el público que colmó las butacas del teatro y reaccionó con mucho entusiasmo y aceptación, parece estar creando un fenómeno o quizás una disyuntiva para los teatros, ya que el público parece interesado en ver y escuchar obras nuevas, y parece abandonar obras del repertorio tradicional operístico, que por experiencia observo, ya no llenan los teatros internacionales. Sin duda, un nuevo reto que deben afrontar los teatros.
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