Mariana Ortiz
Asistir al
estreno mundial de una ópera comisionada por una compañía tan importante como la
Ópera de San Francisco, es indudablemente una distinción, para el público
asistente, y para mí que como asistí además como reseñista, porque formamos parte
del proceso creativo y artístico que comenzó con la idea de un compositor, el involucramiento
del teatro, así como el de muchas personas y voluntades que trabajaron y se
sumaron al proyecto a lo largo de un periodo de tiempo, quizás de años, para finalmente
estar hoy en estas butacas, para ver al telón levantarse y presenciar, juzgar,
calificar y disfrutar del resultado. Me voy del teatro, naturalmente habiendo disfrutado
lo presenciado, con dos preguntas que no dejan de dar vueltas en mi mente, y
que solo el tiempo responderá. ¿Fui una afortunada participe de la historia de la
ópera contemporánea estadounidense? y ¿Lograra esta obra ingresar al repertorio
de los escenarios estadounidenses, tal vez internacionales, y se inmortalizara en
el futuro? Me refiero a la función a la que asistí, la segunda, de The Monkey
King (El Rey Mono), la ópera en dos actos del joven compositor y
pianista chino Huang Ruo (1976) -hoy residente en Estados Unidos- con
libreto, en lengua inglesa y en mandarín, del guionista y dramaturgo
estadounidense David Henry Hwang (1957) quienes se inspiraron en una de
las cuatro obras clásicas de la literatura
china: el Viaje al Oeste, escrita durante la dinastía Ming por el novelista
chino Wu Cheng’en, quien vivió alrededor de los años 1500-1582, y que cuenta la
historia de un mono que logra convertirse en rey, solo para descubrir que su
camino para llegar allí no fue el indicado, y para mantener su reinado requiere
abrir su corazón y su entendimiento, ya que entiende que tener el poder, por si
solo, no basta, si no que se debe saber cómo usarse. La obra es además un homenaje
a la comunidad, y a la influencia, de la cultura china que esta tan presente, tan
palpable e insertada en la multiculturalidad y la identidad de esta ciudad
californiana. Mantras religiosos, simbólicos,
místicos, incluso morales y reflexivos asociados a la cultura china, envuelven
al personaje del rey mono, que fue interpretado con una redonda y notable participación:
tanto actoral, como vocal, en la que el tenor Kang Wang regaló su muy musical y atractiva coloración de
timbre, como el rey mono, el epónimo héroe,
que, bailando, saltando y flotando por el cielo, causaba contrariedades y
dificultades en escena. Todo abordado
con gracia y ligereza. Se menciona que la visión estética del compositor Huang
Ruo busca encontrar las conexiones que existen entre el espacio, el tiempo y el
sonido, o citando sus propias palabras “su relación con la arquitectura, el
arte moderno o el dimensionalismo” de la cual se considera un gran admirador”
Esto se vio plasmado en los brillantes y visualmente llamativos diseños escénicos
de Basil Twist y Sara C. Walsh, quienes además se encargaron del
manejo de las marionetas en escena (que sumergen al espectador en una jungla, en
el fondo del mar y en los cielos) con
los fantásticos vestuarios de Anita Yarich, todos ellos cargados de la
alusiva iconografía e imágenes chinas, con un trabajo en escena que se complementó
con las coreografías de Ann Yee, y la iluminación de Ayumu “Poe”
Saegusa. La dirección escénica de Diane Paulus les dio sentido, unión
y coherencia a todos los elementos en escena, cargada de muchos simbolismos, para
hacer fluida y entendible la historia, contada en ocho vividas escenas. La reducida
orquesta de cuerdas, metales, harpa y percusiones orientales, estuvo bien conducida
por la maestra Carolyn Huang, quien resaltó la palpitante escritura
musical de la obra, cargada de pinceladas que evocan al musical americano, a la
música oriental, pero que es minimalista
en su estilo, y que calificaría como exquisita, armónica y de ricas tonalidades;
un buen marco para las voces que contiene momentos memorables, como el arioso “the
most poweful King on earth” En ese
viaje del personaje principal, que se podría resumir con el mensaje de que el
poder se puede ejercer con compasión, aparecen otras figuras y personajes con los que se encuentra el Rey Mono, la del
tenor Konu Kim como el Emperador de Jade, la soprano Mei Gui Zhang, notable por
su elasticidad y radiancia vocal, en el papel de Guanyin, el bajo Peixin
Chen como el supremo sabio Laujon, el tenor Joo Won Kang en el doble papel
del Rey Dragón Ao Guang y el Señor Erlang; así como la mezzosoprano china
Hongni Wu como el general cangrejo y la estrella venus y finalmente el barítono
Jusung Gabriel Park que dio vida a los papeles del maestro Subhuti y a Buda.
Al final se escucharon entusiastas y prolongados aplausos y aclamaciones por
parte del público. Con The Monkey King, concluye la temporada lírica en San
Francisco, que retomará sus actividades el próximo verano.




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