Dr Alberto Leal
Ópera en dos actos de Saverio Mercadante. Libreto de Felice Romani, basado en la comedia Les deux Figaro ou Le sujet de comédie de Honoré-Antoine Richard de Martelly.
Para cualquier teatro de ópera siempre es algo muy valioso tener en su temporada un Director del talento del Maestro Riccardo Muti, sin duda uno de los más prestigiosos de su generación. En esta oportunidad se presentó con la Orchestra Giovanile Luigi Cherubini y el Philarmonia Chor Wien, ambos conjuntos de su creación. La Opera elegida fue I due Figaro, de Saverio Mercadante con libreto de Felice Romani. Redescubierta por el musicólogo Paolo Cascio, creo que fue elegida por el maestro por compartir con el autor su origen napolitano. Desde la obertura, se pudo notar la mano de Muti, a la que la orquesta respondió en todo momento con absoluta precisión. Con una espléndida trama, con detalles de increíble transparencias, el trabajo fue un deleite para los oídos y por si sola justifica plenamente la función. Y durante el transcurso de la función creo que pocos directores pueden lograr mayor equilibrio entre foso y el escenario. La obra parece no ser de lo más logrado del autor, con un muy largo – y por momento algo aburrido – primer acto, su música parece fluctuar entre Mozart, Bellini y Rossini, tanto musical, como vocalmente, mejora notoriamente en el segundo acto y en general pueden ser escuchadas hermosas arias y cabalettas. Aquí parece que Mercadante tiene problemas en cerrar los actos, en cerrar los planteos que se van sucediendo. Tal vez si hubiera tenido la oportunidad de apreciarla con continuidad, gran parte de esos problemas hubieran sido pulidos. Lo visual fue otro punto fuerte de la puesta. Con un espléndido vestuario de Jesús Ruiz, de gran delicadeza y en época, usando una sutil gama de colores, a la preciosista escenografía de Daniel Bianco, se generan momento de real belleza visual.
La profusión de columnas puede ser molesta en algún momento, además de achicar notablemente el escenario, pero el Director de Escena, Emilio Sagi supo sacarle provecho en gran parte de la representación. Excelente bajo todo punto de vista la iluminación de Eduardo Bravo. Lo vocal fue otro punto fuerte. Con el mismo elenco de su estreno este año en el Teatro Real de Madrid, un grupo de jóvenes y promisorios cantantes cumplieron sobradamente. El sector femenino llevó las de ganar en esta representación. Impecable vocal y teatralmente la Susana de Eleonora Buratto, quien se llevó la ovación de la noche entre los cantantes. Annalisa Stroppa (Cherubino), generó un personaje creíble en lo actoral y brillante en lo vocal. Asude Karayavuz (la Condesa) y en especial la (Inez) de Rosa Feola completaron con eficacia el grupo. Dentro de un nivel de calidad, entre los hombre sobresalió el Conde de Saimir Pirgu, cantando con muy buena voz y generando un personaje totalmente creíble. Mario Cassi (Figaro), posee una voz seca, baja en armónicos y tal vez por esa causa lució menos, pero nunca bajo de un nivel de calidad interpretativo, lo mismo que el resto del elenco. Muy buena actuación, vocal y actoralmente del Coro Philarmonia Chor Wien. Constituye un inmenso placer contar con el Maestro Muti y una Orquesta que lo interpreta a la perfección, sumado a las bellas estampas logradas por la puesta y a la calidad vocal, es un placer para los oídos y la vista y algo que quien ama a la ópera no debe desaprovechar.
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