Gustavo
Gabriel Otero
El Mozarteum Argentino presentó en la sala del Teatro Colón a la
mezzosoprano norteamericana, nacida en Kansas, Joyce DiDonato acompañada por el pianista francés David Zobel. El recital fue armado con
buen gusto, calidad y sin concesiones. Permitió conocer a la artista en casi
todas sus facetas y mostrar su calidad vocal, su comunicatividad, su simpatía,
su carisma, su seducción y su belleza. A su lado brilló el perfecto
acompañamiento de David Zobel. El recital se inició con las
‘siete canciones clásicas españolas’ de Fernando Obradors no muy conocidas por
el público pero disfrutadas, a pesar de alguna falta de ‘salero’, por la
belleza vocal de la mezzosoprano, por la cuidada dicción de nuestro idioma -que
sin ser perfecta demostró la seriedad profesional y la contracción al estudio
de la artista- y por la variada gama expresiva puesta en juego. Continuó con la introspección
de ‘Oh, slepp why dost thow leave me’ de Semele
y la pirotecnia de ‘Dopo notte atra e funesta’ de Ariodante ambas de Händel. Aquí Di Donato pudo demostrar toda la exquisitez de su canto, la firmeza
de su técnica y su maravillosa expresividad tanto para la intimidad del momento
de Semele como para las endiabladas
coloraturas y ornamentaciones de Ariodante.
La primera parte concluyó con
tres arias están vinculadas a las obras de Beaumarchais musicadas por Mozart y
Rossini. Joyce DiDonato las interpretó con una dicción italiana inmaculada y una
intencionalidad perfecta en cada frase de las tres obras, donde fue Cherubino
(Voi che sapete) Susanna (Deh, vieni, non tardar) y Rosina (Una voce poco fa).
Pero cautivó y electrizó al público con las ornamentaciones y cadencias de ‘Una
voce poco fa’ de El barbero de Sevilla. En la segunda parte abordó el
Rossini serio y dramático con la bellísima ‘aria del sauce’ de Otelo cantada con exquisita línea; las
cinco canciones en dialecto veneciano de Hahn vertidas de manera contrastante,
otoñal y plenamente románticas; para finalizar con ‘O del mio amato’ ben’ de Stefano
Donaudy, con su nostalgia, y ‘La
Spagnola ’, de Vincenzo Di Chiara, interpretada con un sabia
administración de los tiempos. Ante el fervor del público
ofreció cuatro bises: ‘Canzonetta spagnuola’, de Rossini; la ‘Canción del árbol
del olvido’, de Ginastera, el rondó ‘Tanti affetti’ de La donna del lago de Rossini y la exquisita ‘Somewhere over the
rainbow‘, de Harold Arlen..
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