Foto: Teatro Arriaga de Bilbao
El Teatro Arriaga de Bilbao, cuyo
directo artístico es Emilio Sagi, acogió el recital de de arietas y canciones
de Giacchino Rossini, titulado “Un rendez-vouz” con música del compositor que
son sus pecados de vejez o la música que compuso en Paris. La esplendida
interpretación de este grato recital correspondió a la mezzosoprano Anna Bonitatibus, reconocida interprete
de operas de Rossini, y que algunas de las canciones interpretadas en este
recital fueron descubiertas por ella misma.
Simpatía y gracia distinguen a esta singular artista que ofreció su
agilidad vocal, apego al texto y gusto por el canto. Dando significado a cada
palabra y una interpretación gestual y corporal en las diferentes versiones
escritas por el compositor de Mi lagnerò tacendo
con texto de Pietro Metastasio, aquí se escucharon las versiones para
mezzosoprano, contralto, a la antigua y en la bemol mayor; o las enternecedoras
y afligidas como A ma belle mère, o la
Légende de Marguerite (paráfrasis francesa del aria de la Cenerentola “Una volta
c’era un re”, intensas y apasionantes
como La Dichiarazione ,
La Partenza
o la canción española para mezzosoprano y piano À Granade o divertidas. Al piano estuvo Marco
Marzocchi, uno
de los pocos pianistas que ha grabado en disco las obras para piano de Rossini,
y que ofreció no solo un sobresaliente acompañamiento si no que brillo en
solitario en piezas para piano del compositor como Petite Caprice (al estilo de
Offenbach), Una caresse à ma femme o el Preludio para piano en do mayor
pertenecientes también a los pecados de vejez. Mucho entusiasmo despertó este
recital en el que al finalizar se ofrecieron dos propinas, la simpática
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