Giuliana Dal Piaz
Mientras su importante Festival del
Cine casi llega a conclusión y se reanuda la temporada musical, en estos días
Toronto es un bullicio de citas culturales. También SOUNDSTREAMS, una
organización dedicada a la música de compositores canadienses e internacionales
vivientes, reanudó anoche, en el Gardiner Museum, los encuentros mensuales de SALON
21, una especie de salón literario y artístico. Tema del encuentro ‘Música
y Poesía’ del 18 de Septiembre era el inicio de una Gacela de García Lorca, “Gacela del niño muerto”, que dice: Todas las tardes en
Granada / todas las tardes se muere un niño. Estas dos líneas fueron
sometidas a tres jóvenes compositores canadienses que los pusieron en música,
siendo el resultado interpretado (de manera por cierto excelente) por la
mezzosoprano húngaro-canadiense Kristina Szabó. Las tres
versiones fueron presentadas al público de Salon 21 tras una introducción de la
poetisa y traductora Beatriz
Hausner. Condujo la velada Kyle Brenders, que colabora
con SOUNDSTREAMS en calidad de compositor y socio artístico. La elección de los
versos de García Lorca fue claramente motivada por la obra de 1970 del músico
vanguardista estadounidense George Crumb, “Ancient voices of children”: pareció
evidente, en efecto, que ni Brenders, ni los jóvenes compositores invitados ni
la propia poetisa Beatriz Hausner (que en los diez minutos abundantes de su
introducción no logró enfocar el tema ni transmitir el marco de referencia de
las líneas escogidas) tenían una idea clara de la poética de Lorca en general y
del particular poema que empieza con los dos versos mencionados. Los compositores
se limitaron a recibir la traducción inglesa (every afternoon in Granada,
every afternoon a child dies) para crear una pieza musical de dos minutos
inspirada por ella. Juliet
Palmer, Anna
Atkinson e Chris
Thornborrow fueron
los compositores invitados y la mejor versión musical fue la de Juliet Palmer,
que acompañó las palabras con un lento latido cardiaco, que recuerda vagamente
también el ritmo del flamenco. Anna Atkinson dio una versión musical mucho más
lírica, confesando luego de haber sido influenciada sólo por la idea de la
recurrente muerte infantil, mientras Chris Thornborrow compuso un intermedio
musical sin verdadera relación con el tema, sólo notando la doble repetición de
las palabras “todas las tardes” y por lo tanto creando un motivo musical
“circular”. La velada reunió a unas sesenta personas, y fue un éxito desde el
punto de vista del evento social (evento por cierto casi gratuito: el costo de
la entrada al Museo es el 50 % del costo de boleto de ingreso). Resultó sin
embargo un ejercicio inútil: para contribuir realmente a la aculturación de una
comunidad, sobre todo de sus miembros más jóvenes – parece ser éste el objetivo
de la performance – sería necesaria una “información” básica mucho más sólida y
documentada: ¿cómo pueden unos jóvenes compositores que desconocen totalmente
la obra, el marco de referencia histórica y la poética de un autor como García
Lorca, captar el espíritu de dos de sus versos, además separados del resto del
poema?
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