Foto: Mireille Lebel
Giuliana Dal Piaz
Un concierto seguramente lleno de pasión, el que abre la temporada lírico-musical de la orquesta barroca Tafelmusik en Toronto, en el Trinity-St.Paul’s Centre.Dirigido por el director y violinista huésped Rodolfo Richter, el concierto – que se presentará hasta el domingo 20 de Septiembre – alterna piezas para orquesta y árias de ópera barroca interpretadas por la extraordinaria mezzosoprano canadiense Mireille Lebel. Abre la primera parte del concierto la “Ouverture n.6 en G Menor” del compositor italiano Francesco María Veracini (1690-1768), considerado en sus tiempos el mejor violinista viviente; desafortunadamente, sus composiciones son poco ejecutadas y su fama fue opacada por la de otros autores barrocos. A continuación Mireille Lebel interpreta, con gran intensidad e impecable pronunciación italiana, el ária de Antonio Vivaldi, “Gelido in ogni vena” desde la ópera Il Farnace. En el “Concierto para Fagot en F Mayor RV 485” de Antonio Vivaldi (óptimo fagotista solista Dominic Teresi) resulta fascinante el contrapunto entre el sonido bajo, cupo, casi amenazador, del fagot y el fraseo ligero y chispeante de las cuerdas. Un contraste que Vivaldi debió amar, puesto que escribió 39 conciertos para fagot. El aria “L’angue offeso mai riposa” desde el Giulio Cesare de George Frederic Haendel cierra la primera parte del concierto. La segunda parte presenta la reconstrucción que el mismo director Richter hizo de la versión para clavecín del “Concierto en D Minor BWV 1052R” de Johann Sebastian Bach; una versión, la de Rodolfo Richter, a la que, después del evento inaugural, el autor se refirió como a “la reconstrucción de una reconstrucción”, comentando la costumbre que Bach tenía de reutilizar pasos de obras, o a veces hasta obras completas, en circunstancias y modos diferentes. En este caso, se trataba de una versión para clavecín muy virtuosista y desapasionada; la reconstrucción de Richter la vuelve otra: en el Allegro del primer movimiento, el violín es especialmente energético y vitalista, dominando la orquestación con el contrapunto de los óboes (que Bach había eliminado en la versión para clavecín); en el Adagio del segundo movimiento, en cambio, el violín parece replegarse melancólico sobre si mismo, mientras los óboes callan; en el Allegro del tercer movimiento, el violín ya no suena tan impetuoso, parece más bien despertar de un sueño con una veta de tristeza. Cierran el concierto dos árias más, “Scherza infida”, desde la ópera de Haendel Ariodante, y el ária de Vivaldi “Agitata infido flatu” desde la ópera Judita Triumphans. Muy apreciada ya en su reciente interpretación de Orfeo, en “Orfeo y Eurídice” de Gluck, Mireille Lebel se confirma en este concierto como una cantante de grandísimo talento musical, su voz – reductivamente enmarcada en el rango de mezzosoprano – tiene una ductilidad y una amplitud de rango que va mucho más allá de la interpretación de óperas barrocas. En todo momento, la Baroque Orchestra Tafelmusik proporciona una orquestación de altísimo nivel, apreciable incluso desde el punto de vista visual, pues resulta estéticamente armonioso el gemelo movimiento del brazo de violonchelista y bajista en el pizzicato che acompaña a Mireille que canta “Scherza infida”.
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