Giuliana Dal Piaz
Egresado del Conservatorio “Santa Cecilia” y ahora docente de Piano en el Conservatorio "L. Refice" de Frosinone, Maurizio Colacicchi lleva una larga trayectoria en Italia y en el mundo como “maestro colaborador” y "voice coach" de cantantes de ópera -muchas, entre ellos, las voces famosas como la del barítono Piero Cappuccilli, o de sopranos como Katia Ricciarelli y Mariella Devia-. Después de conocerlo en la Ciudad de México, en el concierto conclusivo de la Masterclass que impartió a cantantes del Instituto Nacional de Bellas Artes, lo entrevisto vía Skype a causa de la invitación que acaba de recibir para que imparta cursos de Música Vocal de Cámara en el conservatorio Liceu de Barcelona y nuevamente en el INBA, México.
En primer lugar, Profesor Colacicchi, la pregunta polémica: los menos informados consideran que deberían ser los mismos cantantes de ópera, sobre todo los más importantes, quienes impartan cursos de música vocal y formen a los cantantes profesionales y a los que aspiran a serlo. ¿Es ésta una opinión correcta o bien es un mito?
Es decididamente un mito. El mejor ejemplo fue el del Mº Ettore Campogalliani quien, pianista y compositor exitoso, se dedicó a enseñar canto, técnica e interpretación vocal, primero en Conservatorio y luego también en la Escuela de Perfeccionamiento Vocal del Teatro alla Scala. Fue maestro de Renata Tebaldi, Carlo Bergonzi, Renata Scotto, Mirella Freni, Luciano Pavarotti y Ruggero Raimondi; pero también quiso formar a maestros de canto como Leone Magiera y Dino Gatti, estimados docentes y pianistas acompañadores. El defecto del cantante profesional que se dedica a la enseñanza es de quedarse encerrado en su propia voz, y muchas veces querer enseñar de todo, mientras que, para formar a un buen cantante de ópera, hay que empezar por la música antigua y la música de cámara. El Barroco enseña a cantar, Vivaldi relaja las cuerdas vocales al mismo tiempo que las educa. Sólo después de un buen entrenamiento en ese campo, es posible pasar a Verdi o a Puccini, cuya música obliga a esforzar una voz no suficientemente entrenada. Así es como la voz se arruina, como le pasó a unos cuantos cantantes famosos: las cuerdas vocales sometidas antes de tiempo a un esfuerzo, dejan de aducir. Por otra parte, incluso un cantante ya exitoso siempre necesita apoyo en las pruebas, en cuanto no se "escucha". Por ello es importante el maestro colaborador, que le puede indicar alguna incongruencia, puede corregir, sugerir...
¡Muchas gracias por la exhaustiva explicación! Tengo entendido que el Mº Giorgio Favaretto le dijo en su momento que usted, Colacicchi, iba a ser su continuador...
Favaretto y Campogalliani fueron mis "maestros" ideales, a pesar de que nunca seguí con ellos cursos propiamente dichos. Favaretto me pronosticó, en efecto, que yo seguiría su misma trayectoria didáctica.
Volvamos al concierto conclusivo de la Masterclass en la Ciudad de México, cuando nos conocimos en diciembre pasado. La escuela operística mexicana tiene una muy buena tradición, con cantantes exitosos incluso a nivel internacional, como los tenores Ramón Vargas o Rolando Villazón, o la mezzo-soprano Oralia Domínguez, y el mismo Plácido Domingo musicalmente se formó en México. Escuchando a los jóvenes que siguieron su Masterclass, noté un óptimo nivel de base. ¿Esto ocurre a menudo? ¿Puede contarme su experiencia del caso?
La directora artística del evento, Judith Castellanos, seleccionó a los cantantes que quería atendieran la Masterclass, e hizo una magnífica labor. Todos tenían ya una buena voz, necesitando por supuesto mejorarla y exercitarla, pero el nivel del que partían era ya muy alto. Por lo general, en mi larga experiencia alrededor del mundo, entre los alumnos de una masterclass hay, cuando mucho, una o dos voces muy buenas, siendo las demás promedio o decididamente mediocres. Y con ese "material" no se puede lograr mucho con una sencilla Masterclass... En el caso de México, en cambio, todos eran muy dotados, por lo cual el resultado fue óptimo. Quiso participar hasta una soprano ya conocida como Violeta Dávalos, e incluso ella le sacó provecho: su voz es una voz natural que aún así necesita "abrir" más.
Ya que lo mencionó, ¿me puede hablar de la labor que ha desarrollado y sigue desarrollando en varios países del mundo? Creo entender que una profesión como la suya no sea suficientemente conocida y comprendida...
Por lo general, imparto cursos de Belcanto, o sea con músicas de autores que van del Renacimiento al Verismo, mientras que la ópera como se le entiende comúnmente, pertenece al período del Romanticismo (Bellini, Verdi, Bizet, Puccini, a los que se llega, como le decía antes, sólo después de un largo entrenamiento vocal). Los autores que utilizo para dichos cursos son Vivaldi, Zandonai, Tosti, la lírica de cámara de Rossini, como por ejemplo “Mi lagnerò tacendo” con versos de Metastasio...
Sólo en Japón, dónde me invitan desde hace más de veinte años, enseño también ópera, como lo hice el pasado diciembre en México, pero en tal caso sólo hago "voice coaching", no toco yo el piano. En cuanto a las Masterclass, que son más cortas que un curso propiamente dicho, no se limitan a la voz: siempre se concluyen con un concierto, y entonces yo enseño repertorio vocal y belcanto, pero también enfatizo la importancia de la presencia física, la discreción, la elegancia del movimiento; es también una escuela de estilo. Y salir a escena es la mejor enseñanza!
Lo que usted dice de mi profesión, ¡desafortunadamente es cierto! El público (y a veces los mismos organizadores de óperas y eventos musicales) no la conocen lo suficiente y subestiman su importancia.
Los mejores deseos, entonces, Profesor Colacicchi, por su próxima actividad en España y en México y –espero – ¡también en otros países del mundo!
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