Foto: Piotr Beczala (Werther) et Elina Garança (Charlotte) c) Emilie Brouchon, Opéra national de Paris
Gustavo Gabriel Otero
París (Francia), 23/01/2016. Ópera Nacional de París
Bastille. Jules Massenet: Werther. Ópera en cuatro actos. Libreto de Eduard
Blau, Paul Milliet y Georges Hartmann, inspirado en la novela de Johann
Wolfgang von Goethe. Benoît Jacquot, dirección escénica. Charles Edwards,
escenografía. Christian Gasc, vestuario, André Diot y Charles Edwards,
iluminación. Piotr Beczala (Werther), Elina Garanca (Charlotte), Stépahane
Degout (Albert), Elena Tsallagova (Sophie), Paul Gay (Le Bailli), Rodolphe
Briand (Schmidt), Lionel Lhote (Johann), Pauline Texier (Katchen), Piotr Kumon
(Bruhlmann). Orquesta y Coro de Niños de la Ópera Nacional de París. Dirección
Musical: Giacomo Sigripanti.
La Ópera Nacional de París repuso por tercera vez
la producción estrenada en la sala de La Bastilla en enero de 2010 y que
proviene del Covent Garden de Londres dónde se estrenó en 2004. Quizás lo mejor de la puesta sean la
escenografía, sencilla y funcional, de Charles Edwards y la magnífica
iluminación, también de Edwards, con adaptación para París de André Diot. Los
dos primeros actos se resuelven casi con una planta única con un fondo de cielo
plomizo y gris. Una pared alta que va de izquierda a derecha y desde atrás
hacia adelante delimita la casa de Charlotte y su familia. Mientras que una
pared baja que va de adelante hacia atrás con una escalera que baja en el medio
da marco al segundo acto. El tercer
acto transcurre en un espacio grande y casi vacío, que evidentemente narra la
soledad de Charlotte en su casa matrimonial, mientras que en el último la
pequeña vivienda de Werther avanza de atrás hacia delante en una magnífica idea
casi cinematográfica.
Benoît Jacquot mueve los protagonistas con
maestría y con aires tradicionales cuenta la historia en forma prolija y
comprensibles sin falsos alardes de modernización pero tampoco atado a viejos
convencionalismos. Un puesta ya vista en varias oportunidades, ya sea en el
teatro o a través de la televisión o las grabaciones, que se sigue con placer y
que funciona a la perfección. La
dirección musical del joven director italiano Giacomo Sagripanti demostró
amplio conocimiento de la parte, buen espíritu latino y esmerada realización.
Originalmente estaba prevista la dirección musical por parte de Alain Lombard
quien fue sustituido por el mítico Michel Plasson, quien a último momento
canceló por razones de salud. No debe ser fácil asumir el compromiso de
reemplazar a dos glorias de la batuta gala en el repertorio de la casa por
parte de un joven director italiano. Sagripanti aceptó el reto y salió
triunfador con una versión potente y a la vez sutil. Piotr Beczala convence de principio a fin
con su Werther. Por su emisión, su potente timbre bellamente tenoril, su
convicción en el decir y su entrega dramática. Elina Garanca es una Charlotte ideal. Por
su belleza, por su volumen, por la homogeneidad de su emisión y por su
inmaculada línea de canto. La soprano
Elena Tsallagova como Sophie logró brillar a la par de los dos grandes de la
escena que tenía a su lado. Su línea de canto es impecable y supo sacar buen
partido de su breve rol. De
perfecta dicción francesa el Albert de Stéphane Degout, interpretado con
exquisito gusto y compenetración. Perfectos Paul Gay (Le Bailli) y Rodolphe
Briand (Schmidt). Muy bien complementados por el Johann de Lionel Lhote. Buen
rendimiento de los niños así como de los otros comprimarios.
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