Fotos; Gentileza Prensa del Teatro Colón / Arnaldo Colombaroli.
Gustavo Gabriel Otero
Twitter;@GazetaLyrica
El Teatro Colón programó como homenaje a Hector Berlioz -en
el 150º aniversario de su fallecimiento- su leyenda dramática en cuatro partes
‘La dammation de Faust’ (La condenación de Fausto) dentro de su
Ciclo de Abono Sinfónico Coral. A pesar de lo cambios de elencos, los contratiempos y la
falta de ensayos la versión fue digna y con calidad razonable para un teatro
que hace años dejó de estar en los grandes circuitos internacionales. Anunciado el tenor Bogdan Volkov como Fausto fue
reemplazado por Arturo Chacón Cruz, mientras que como Méphistophélès actuó
Hernán Iturralde en lugar de Fernando Radó, a pesar de figurar éste artista
como intérprete en los programas de mano. Como director musical se prometió a Ramón Tebar y sin dar
explicaciones fue cambiado por Marc Piollet. Pero aquí vino el problema
mayúsculo: el maestro francés abandonó los ensayos sin dar mayores
explicaciones (los comentarios extraoficiales indican que no estaba de acuerdo
con la cantidad de ensayos programados y con la calidad general de los cuerpos
estables del Teatro).Piollet se fue y dejó en ensayo por la mitad. Con todos los
artistas en el escenario el tenor intentó llegar al final de la jornada
dirigiendo, como pudo y atento sus conocimientos musicales, el numeroso elenco. Inexplicablemente ninguno de los maestros internos ni los
directores musicales con los que cuenta el Colón tomó la tarea sino que Srba
Dinić -quien
dirigirá el próximo título lírico y que ya estaba en
Buenos aires un mes antes
de la primera función de Don Pasquale,
algo poco habitual en estos tiempos- se hizo cargo de concluir el último ensayo
y salir con esa precariedad de preparación a ofrecer la función que de otra
manera debería haberse cancelado. Con todo Srba Dinić cumplió una enjundiosa faena llevando a buen
puerto una digna ejecución e insuflar en la Orquesta, Coro y solistas -con sólo el ensayo de la
segunda parte- la confianza suficiente como para encarar una obra difícil y
poco interpretada en Buenos Aires como lo es ‘La condenación de Fausto’ (se ofreció en los últimos cincuenta
años sólo en 1988 y 2002 en el Colón). El tenor mexicano Arturo
Chacón Cruz en el protagónico mostró belleza vocal y buenos recursos,
además de intentar algunos momentos de actuación con pequeños gestos y cambios
en su vestuario. Con la calidad acostumbrada Hernán Iturralde fue un Méphistophélès de perfectos acentos y con
camisa roja para mostrar su personaje desde lo visual. Adriana Mastrangelo fue una muy correcta Marguerite y eficaz el
Brander de Lucas Debevec Mayer en su
breve intervención. Adecuado el Coro Estable del Colón preparado por Miguel
Martínez dentro de la accidentada gestación de esta función así como el Coro de
Niños en su intervención en el final.
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