Foto: Kristin Hoebermann, La Cenerentola en Glyndebourne, La Cenerentola Canadian Opera Company - Michael Cooper, Bradamante en Alcina Los Angeles Opera © Lawrence K. Ho, Rosina Il Barbiere di Siviglia Arizona Opera, Madama Butterfly ROH - Bill Cooper.
La mezzosoprano estadounidense Elizabeth DeShong ha llevado a cabo una
interesante y balanceada carrera, que la sitúa en la actualidad como una de las
artistas más destacadas en su cuerda vocal. Una virtuosa en Rossini y Handel, a
quien no le gusta ser encasillada en un repertorio, amablemente nos concedió esta
entrevista donde ofrece interesantes y profundos puntos de vista con relación a
su trayectoria y su actual y futuro repertorio. Dentro de la larga lista de
teatros donde se ha presentado vale la pena señalar algunos como: Metropolitan
Opera de Nueva York, Royal Opera House e English National Opera de Londres,
Lyric Opera de Chicago, Los Ángeles Opera, Washington National Opera, Frankfurt
Opera, Glyndebourne Festival de Inglaterra, Bayerische Staatsopera de Múnich,
Wiener Staatsoper de Viena, Opera de Bordeaux y Festival de Aix-en-Provence en
Francia. Elizabeth dedica también gran
parte de su tiempo como solista a cantar con importantes orquestas, tales como
como: Chicago Symphony Orchestra, Accademia di Santa Cecilia de Roma, Cleveland
Orchestra, Los Angeles Philharmonic, Philadelphia Orchestra, Dallas Symphony
Orchestra, Houston Symphony, National Symphony Orchestra de Washington, The
English Concert, entre otras, donde ha sido dirigida por importantes directores
de orquesta y de escena.
Ramón
Jacques
¿Qué fue lo que te inspiró para empezar a cantar y luego para dedicarte a él como tu carrera?
Desde que tengo memoria, cantar siempre ha sido una parte de mi vida. Mis padres, aunque no se dedicaron como profesionales, son muy cantantes muy capaces, además de que ambos tocan el piano. Canté mi primer solo vocal el mismo año que comencé a estudiar piano. Hubo momentos en los que pensé que sería pianista profesional, pero en los recitales de piano siempre me ponía nerviosa. Cantar me hacía sentir mariposas, pero en vez de sentirlo como un alivio me hacía que me pusiera muy feliz, por eso siempre supe que haría algo relacionado con la música. Mi profesora de canto de la secundaria, Kathleen Osborn, me hizo que adicionara para el Instituto Tanglewood de la Universidad de Boston. Mi tiempo allí me hizo convencerme de que era lo suficientemente buena y que podía ser competitiva a otro nivel por lo que decidí que para ser la mejor, en el canto o en el piano, debía elegir una disciplina y dedicarme por completo a ella. Cantar es lo que me hacía feliz, así que opté por estudiar voz.
¿Cuáles son los compositores, cuyas obras te hacen sentir a tus anchas?
Esta es una pregunta difícil de responder, pero Britten siempre ha sido uno de mis favoritos porque he cantado 'Hermia' en A Midsummer Night's Dream muchas veces y siempre me he siento muy a gusto. Una vez dicho esto, creo que mi voz siempre se ha sentido muy a gusto cantando Rossini, especialmente el Rossini dramático. Mi conocimiento del piano me sirve para crear ornamentaciones, por lo que cada papel lo siento muy mío porque puedo crear lo que hace que mi voz se sienta bien y lo que le conviene a mi interpretación y a mi intención. Si algo cambiara mientras se está montando una escena, puedo ir a casa y ajustar mis ornamentaciones para satisfacer las necesidades musicales y teatrales de ese particular momento.
¿Existe alguna obra o papel en particular que te haga sentir que tu manera de concebirlo cambiara con el paso del tiempo, ya sea desde un punto de vista positivo o negativo?
Por extraño que parezca, he desarrollado una especie de reconocimiento cantando el papel de 'Suzuki' en Madama Butterfly de Puccini, porque algo profundamente gratificante al cantarlo, y yo tomo muy seria la responsabilidad de interpretarla. La música es muy fácil de entender y te dice exactamente cuál es y cómo debe ser su trasfondo emocional. Ahora que soy madre, sé que tendré una comprensión más profunda sobre una pérdida inesperada y un renovado fervor por los sentimientos protectores que Suzuki tiene por Butterfly y por su hijo. Suzuki también es madre en la ópera, porque es la madre de todos en esa casa. Su amor es, en mi opinión, el más incondicional y puro en la ópera. Además, como nueva madre durante la pandemia, sé ahora lo que es sentir la sensación de profundo aislamiento, debido a tener que proteger a niño de un peligro. Tres cuartas partes de mi embarazo las pasé en cuarentena, y hasta ahora la que ha sido toda la vida de mi hijo, la ha pasado en nuestra propia casa recibiendo a pocos visitantes externos. Por ello, tengo muchas ganas de volver a cantar. este papel, algo que ocurrirá en el Metropolitan en marzo de 2022.
¿Cuál sería una ópera que hoy le recomendarías a la gente que escuchara?En este momento especialmente, y porque lo tengo fresco en mi mente, le diría a la gente que escuche Maometto II de Rossini, ya que, en mi opinión, es una de los mejores de Rossini. La gente suele tener como su carta de presentación a Rossini su ópera "Il barbiere di Siviglia", o alguna otra de sus comedias, pero Rossini era mucho más que eso. Me han llegado a cansar sus comedias, en cambio Maometto II es amplio y sucinto. Requiere cuatro voces grandes y flexibles con amplio rango, y por estas exigencias vocales es difícil encontrar cantantes para presentarla. Te dire que "Calbo", el papel que canté en la ópera, es uno de mis favoritos, simplemente porque es muy desafiante. Calbo, como personaje, está compuesto más como para feminista que otros roles de pantalón o en travesti con los que me he encontrado ¡así que me gusta aún más! [Elizabeth interpretó el papel de Calbo en Maometto II el pasado mes de noviembre 2021 con la compañía Washington Concert Opera en Washington D.C.]
A propósito, ¿Hay algún cantante que sea tu modelo a seguir?
No puedo decir que tenga un modelo a seguir como cantante. Lo que hay son pedacitos por aquí y por allá de muchos y diversos artistas que yo admiro. La emoción al descubierto que una artista como Ermonela Jaho aporta a sus personajes es algo que respeto y valoro llevando a cabo mis propias actuaciones. Te diría, que Lorraine Hunt Lieberson tenía una modesta, honestidad terrenal en su canto que encuentro muy atractivo. El perfeccionismo dentro de mí encuentra alivio en ciertas grabaciones de Edita Gruberova y de Fritz Wunderlich. La pasión y el coraje que Janis Joplin imprimía a su música me motiva. El humor y el ingenio que artistas como Bette Midler y Bernadette Peters llevan a un escenario también son inspiradores, y el virtuosismo y la alegría simultánea que Chris Thile aporta a su música es tremendamente motivador y admirable.
En Estados Unidos, donde llevas a cabo la mayoría de tus presentaciones actualmente, los teatros y las salas de concierto suelen ser de dimensiones grandes. En tu caso ¿Tienes que cambiar tu técnica o ajustarla para cada teatro?
¡La buena técnica es una buena técnica! Si la voz esta bien apoyada y enfocada, el tamaño de la sala por sí solo no importa tanto. Dicho lo anterior, es verdad que uno debe cantar en el espacio en el que uno se encuentra en el momento, y dependiendo de la acústica de la sala y el deseo de la orquesta y del director por alcanzar una dinámica compatible, mi habilidad de "pintar" la música con cada color que deseo puede verse obstaculizada, especialmente en una sala grande. Para llegar a tocar emocionalmente a una audiencia, ante todo, uno debe poder ser escuchado, pero eso ya no es solo el trabajo individual del cantante.
Recientemente cantaste de manera brillante el papel de Bradamante en Alcina de Handel la ópera de Los Ángeles con The English Concert. Mostraste afinidad y maestría para cantar este tipo de óperas ¿En tu carrera has cantado mucha música antigua?¡Gracias! En el pasado, siempre canté el papel de Ruggiero en Alcina, así que esta fue una experiencia nueva para mí, pero yo disfruto mucho cantar música barroca La directora de orquesta Jane Glover es una buena amiga y con ella he cantado bastante Bach y Handel. Estoy contenta con el balance del repertorio que estoy cantando actualmente y me gusta mantener mi repertorio variado, tanto para mi voz como para mi mente. Aunque lo que más me gusta de la música barroca es la individualidad que puede aportar al repertorio. Puedo agregarle a una pieza una nota por aquí y otra por allá, y tomar la decisión de hacer algo sencillo para mantener el enfoque emocional, o añadir algo que refleje el dramatismo de lo que está sucediendo en el escenario. La música barroca es muy intencional y específica, pero nunca, eso espero, es estéril o fría. Aquí, uno puede utilizar la musicalidad con gran efecto y de una manera muy personal.
¿Cómo sientes que han cambiado los papeles que has interpretado a medida que tu carrera se ha ido desarrollando?
Diría que en términos generales mi repertorio no ha cambiado mucho, pero con el reconocimiento positivo de la prensa y el paso del tiempo, me han dado más responsabilidad, es decir, papeles más importantes frente a audiencias más grandes. En un par de años, la respuesta a esta pregunta sería un poco diferente, ya que estoy lista para agregar papeles como Amneris y Eboli a mi repertorio. Como señalaba anteriormente siempre he buscado mantener mi repertorio variado y todos los elementos de mi voz con buena salud y flexibilidad. ¡Lo que no tengo intención es de dejar a Rossini o a Handel a un lado!
Mirando hacia el futuro ¿Hacia dónde te gustaría enfocar tu carrera, concretamente que papeles te gustaría poder cantar?
Definitivamente mi voz ha crecido, especialmente en los últimos años. También he esperado a acercarme a cierto repertorio, aunque ya hubiera sido posible para mi antes de lo que debería. Sucede que cuando uno entra a un territorio más dramático, algunas personas piensan que se está renunciando al repertorio que uno ha cantado en el pasado, y yo considero que eso no aplica para mí. Al contrario, estoy lista y emocionada de agregar papeles, que ya mencioné, como Amneris y Eboli, además de Dalila, Erda, etc. a mi repertorio. Dependiendo en lo que el público me escuche cantar, sobre todo cuando me escuchan por primera vez, en ocasiones sacan diferentes conclusiones sobre cuál es o cual debería ser mi repertorio. Por el color y el tamaño de mi voz, si me escuchan cantar Puccini, les hace pensar que debo cantar sobre todo Verdi o Wagner, pero si me escuchan cantar música más florida, como Rosina en El barbero de Sevilla o Angelina en La Cenicienta, asumen que soy una cantante para Rossini porque mi voz se mueve con mucha facilidad. Al final, a la gente le gusta encasillar a los artistas, pero a mí es algo que nunca me ha gustado.
Hablando un poco del repertorio sinfónico-vocal que tanto has cantado en tu trayectoria ¿Cuál ha sido el mayor desafío con el que te has encontrado?
En el espíritu de los grandes desafíos que me han dejado las mayores recompensas, las obras para concierto de John Adams siempre me han hecho trabajar de más en el piano con relación a las obras de otros compositores. Las obras de Bach, Händel, Rossini, Mozart, Verdi, suelen encajar y adecuarse con facilidad y rapidez. Los cambios de compás, la tonalidad, de la música de John Adams son desafiantes la primera vez que uno se enfrenta a ella, pero termina siendo música muy poderosa y conmovedora. Con el tiempo, se va filtrando profundamente dentro de uno hasta convertirse en algo tan natural y funcional como los latidos del corazón. Se siente un pulso, como la sangre corriendo por las venas y que alimenta la emoción. El resultado final es un sentimiento de libertad y un poco de peligro. Algo que supongo, debe ser, como andar en una motocicleta.
¿Cuál es el momento que más atesoras a lo largo de tu carrera o sobre un escenario?
En el verano de 2012, tuve el gran placer de interpretar el papel principal en La Cenerentola de Rossini en Glyndebourne. Fue en la brillante producción de Peter Hall, un montaje que verdaderamente entendía la historia y que resonó profundamente con mis sentimientos personales sobre la obra. Nuestro elenco era excepcional, no solo como cantantes y artistas, sino como seres humanos. La pasamos tan bien juntos que llevamos nuestra alegría como amigos al escenario. Además, teníamos a James Gaffigan en el foso, quien hizo que cantar este papel tan difícil fuera una alegría enorme. Conservo esta experiencia en mi corazón, porque son esos momentos los que hacen que valga la pena está loca y exigente carrera.
Para finalizar la entrevista ¿Consideras que en el mundo que estamos viviendo en la actualidad, la ópera y la música son necesarias?
¿Necesarias como los alimentos, las medicinas, el
agua potable y el aire? No yo no pondría a la ópera y a otra música en una
categoría como esa. Alimentar a los niños, curar a los enfermos, proteger el
planeta es algo que definitivamente es más importante. Dicho esto, el amor es
muy importante, la amabilidad realmente importa, los atardeceres hacen mucho
por el alma, los libros alimentan nuestra imaginación, viajar nos abre la
mente, o una copa mirando un atardecer hace que uno se sienta bien, pero lo que
es "necesario" para vivir y qué hace que la vida valga la pena ser
vivida son dos cosas muy distintas. La ópera y la música, en general, pertenecen
definitivamente a la segunda categoría. Yo podría vivir sin música, pero ¡no
querría hacerlo!
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