Carlos Rosas-Torres
La ópera-mariachi, si se permite término,
nació en el 2010 precisamente aquí en la ópera de Houston, cuando en su afán
por explorar y encontrar temas novedosos para comisionar operas logró unir al
director de escena Leonard Foglia (encargado
del libreto) con José Martínez
(1941-2016) líder del Mariachi Vargas De Tecalitlán, quienes compusieron y
estrenaron ese año en Houston, Cruzar la
cara de la luna. La particularidad
es que el mariachi fue el encargado de sustituir a la orquesta, en una idea
original que desde entonces ha viajado por importantes teatros de ópera y
dentro y fuera de los Estados Unidos, como en el Teatro de Châtelet en Paris
Francia, donde se ha presentado la ópera, y donde ha sido recibida con entusiasmo
por parte del público. El segundo título, obra de los mismos creadores, pero esta
vez comisionada por la Lyric Opera de Chicago fue El Pasado Nunca se termina, estrenada en la temporada 2015, con el
mismo éxito que el titulo anterior. Finalmente, para completar lo que se puede
considerar como una trilogía de óperas-mariachi, en el 2019 vio la luz, una vez
más en el escenario de Houston El Milagro
del Recuerdo, solo que en esta ocasión el compositor fue Javier Martínez,
hijo del desaparecido José Martínez, siempre con la complicidad de Leonard
Foglia, en la dirección escénica y creación del libreto. Lo que tienen en común estas operas entre si
es su temática, principalmente la de la relación de vínculos familiares entre
familias en Texas y México, aunque en diversas épocas. Cruzar la cara, se
desarrolla en la actualidad, el Pasado en 1910 en vísperas de la revolución
mexicana, donde incluso se menciona la aparición del cometa Haley, y Milagro
del Recuerdo, que fue vista de nueva cuenta en Houston este mes de diciembre, sitúa
la historia en el estado de Michoacán, en el que la familia Velázquez,
protagonista de esta serie de obras, celebra la navidad con sus tradiciones
locales antes de partir hacia los Estados Unidos. Por lo tanto, se trata de una
obra ideal para las fechas navideñas. En la historia, concretamente Laurentino,
que trabaja en Estados Unidos por el programa de braceros, (acuerdo entre
México y Estados Unidos que permitía a trabajadores mexicanos, principalmente
del campo, desempeñar sus labores de manera temporal y legal en Estados
Unidos), vuelve al estado de Michoacán, durante las fechas decembrinas, para
reunirse con su familia y su esposa Renata, quien nota que la distancia lo esta
cambiando. Al final Laurentino se
encuentra con la disyuntiva de permanecer en México con su familia o volver a
Estados Unidos. Al final es una obra que involucra, sentimientos, tradiciones,
y una realidad, no siempre agradable que es la de tener que emigrar por motivos
económicos, dejando atrás una vida, para embarcarse en un viaje lleno de
incertidumbres. Curioso que, ante este
marco temático triste, la música brille por su alegría y vitalidad, más apegado
el formato de un musical que al de la ópera clásica. En El Milagro del Recuerdo, hay una ligera
separación de los títulos anteriores, ya que el mariachi es reemplazado por un
trio-mariachi (el Trio Chapultepec de San Antonio Texas) y la parte musical se
refuerza con cuerdas y trompetas, aunque su esencia musical se mantiene allí.
La parte musical fue dirigida por Benjamin
Manis. El elenco se conformó de
cantantes competentes, algunos de ellos presentes en el estreno de la ópera en
el 2019, con carreras establecidas en el mundo operístico, e hispanoparlantes
todos ellos, ya que la obra esta cantada en español, como la mezzosoprano Cecilia Duarte (Renata) el bajo barítono
Federico De Michelis (Laurentino), Vanessa Becerra (la mujer), Rafael Moras (Padre Matías), Miguel de Aranda (Chucho), Héctor Vázquez (Aba) y Claudia Chapa (Josefina).
Leonard Foglia, que se encargó de la dirección actoral y es el
creador de la producción escénica, por radicar en México, entiende el carácter
y la psicología de los personajes quienes se desplazaron de una, podríamos
decir ligera, simpática y abierta. El
buen diseñado marco en el que transcurrió estuvo bien diseñado, considerando
tradiciones típicas mexicanas como la pastorela, las piñatas etc. Un detalle que me llama la atención es que a
pesar de su ‘mexicanidad’ o tema mexicano, la obra atrajo todo tipo de público,
no solo de origen mexicano, y aunque hay una barrera fronteriza, y aparentemente
cultural, lingüística etc, no debemos olvidar que geográficamente la ciudad de
Houston, es más cercana en distancia a lugares como Michoacán o la Ciudad de
México, que a otras grandes urbes estadounidenses, y por lo que entiendo, al
día de hoy ninguna de las tres óperas mencionas sido escuchada aún México.
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