Athos Tromboni
La
primera representación en tiempos modernos de una bellísima página musical de
Antonio Vivaldi, la Serenata a tre RV 690, atrajo a un buen número de
espectadores y admiradores de la música del "sacerdote rojo" al
Teatro Comunale "Claudio Abbado", hasta el punto de que las entradas
estuvieron prácticamente agotadas. Una vez más la majeuta fue (como en
anteriores ediciones de las temporadas musicales del Comunale Abbado) el
maestro Federico Maria Sardelli, investigador inagotable de las páginas
de Vivaldi y su mayor promotor e intérprete en activo en la actualidad. La
musicóloga Annalisa Lo Piccolo escribió en el ensayo del programa de mano: "...
de la Serenata RV 690 no se conocen con certeza su año de composición, el
encargo, el contexto representativo; la única fuente superviviente es la
partitura autógrafa de Vivaldi conservada en la Biblioteca Nacional de la
Universidad de Turín que, junto con la música, también nos da el texto de un
autor desconocido". En cualquier caso, dado que la dedicatoria escrita
en la partitura se titula "Monsieur Le Mar(quis) du Tureil", cuya
presencia en Venecia se conoce entre 1715 y 1726, donde se casó con la
"tosa" veneciana Marina Berti en 1718, el año de composición puede
ser incierto, pero el período parece seguro. Se trata de la Serenata destinada
a embellecer musicalmente una boda, por lo que sin duda se encargó para la
ocasión. La trama está tomada de la mitología: la ninfa Eurilia se enamora del
pastorcillo Alcindo que permanece indiferente, declarando que ama a todas las
ninfas; Eurilia pide consuelo y sugerencias a su confidente y criada Nice, y su
insistencia para el cortejarlo es tanta que al final Alcindo realmente se
enamora de ella. Pero en ese momento Eurilia cambia las cartas sobre la mesa y
rechaza el amor de Alcindo, como represalia por el pecado primordial de
presunción del pastorcillo. La duración de la Serenata es de poco más de
sesenta minutos, que se convirtieron -en Ferrara- en noventa minutos sin
intervalo debido a la adición de dos sinfonías de Vivaldi como preludios a la
primera y segunda parte del espectáculo. Como prueba de los hechos, hay que
admitir que la Orquesta Barroca Modo Antiquo (primer violín concertante Federico
Guglielmo) bajo la batuta de Sardelli es un conjunto que el mundo puede
(con razón) envidiar: una limpieza y un cuidado de la expresión (accelerandi,
pianissimi alternati a medio-forti y fortissimo, matices, stop-and-go entre
pausas instantáneas y repeticiones repentinas, etc., obviamente en el diapasón
típico de las orquestas anteriores al siglo XIX) posible sólo gracias a la
maestría y profesionalidad de los intérpretes. Así, la Serenata ofreció su
suavidad y agilidad, no sólo vocal, para un resultado de gran relieve Es
probable que muy pronto esté disponible una grabación de audio y video de la
ejecución, dado el despliegue de micrófonos y cámaras. La interpretación del
elenco vocal fue excelente: Valeria La Grotta fue Eurilia, Giuseppina Bridelli
fue Nice y Valentino Buzza fue Alcindo. Convincente por empatía con el
personaje de Eurilia la actuación de la muy buena Valeria La Grotta. Hermoso timbre
y agraciada redondez vocal de la mezzosoprano Giuseppina Bridelli cuya
vocación por el repertorio barroco y clásico es conocida. Y en particular se
apreció la agilidad del tenor Valentino Buzza, agilidad que dio color y
espíritu al personaje de Alcindo insertándolo en una dimensión idealizada -
querida por la música cantada del siglo XVIII - pero luego,, en el cantabile
Alcindo asumió una dimensión verdaderamente "terrenal" más allá del
mito: voz clara, la de Buzza, y hermosa dicción en la palabra no interrumpida
por trinos y virtuosismo: su recitativo
fue excelente, apoyado por el talentoso Lorenzo Feder en el clavecín, por
Bettina Hoffmann (violonchelo) y Daniele Rosi (contrabajo). Los
vientos del conjunto también estuvieron sobresalientes, y la viola de Alessandro
Lanaro fue muy persuasiva. La Serenata tiene un concierto final donde las
tres voces, a modo de coro, junto al tutti orquestal, confeccionaron su
solemne y altisonante consejo, una especie de "moraleja", muy
frecuente en las conclusiones a varias voces de obras barrocas y clásicas. El
Concertato final se repitió como bis debido a la insistencia del numeroso
público que la pidió, reitero, fue el bis.
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