Fotos: Robert Millard LA Opera
La Opera de Los Ángeles inició una nueva temporada con la presentación de I Due Foscari de Verdi. Francesco Foscari es el personaje numero 140 en la extensa y prolífica carrera de Placido Domingo, y su presencia en la nueva producción de Los Ángeles generó ya interés por esta desconocida joya en Norteamérica, donde fue representada por ultima vez hace cuarenta años. Tal fue el interés que la opera fue ejecutada en versión concierto y fuera de su sede, en la sala de conciertos Segerstrom Hall de Costa Mesa ubicada a 50 kms. al sur de Los Ángeles. En la función que nos ocupa, Domingo dotó a su papel de seguridad y vitalidad escénica encarnando la figura paterna ideal, y emitió oscuras tonalidades y armoniosos matices vocales de manera convincente. El elenco contó además con la presencia de un entregado Francesco Meli, como Jacopo Foscari, tenor que cantó con luminoso y juvenil timbre, sentir dramático y musicalidad. Por su parte, Marina Poplavskaya actuó con carácter el papel de Lucrezia Contarini y desplegó un colorido y homogéneo timbre con adecuada proyección. El resto de los cantantes y el coro redondearon un consistente espectáculo en la parte vocal. Thaddeus Strassberger realizó un detallado trabajo de actuación del que logró extraer diferentes estados de ánimo de los personajes, haciéndolos creíbles. El marco escénico firmado por Kevin Knight, creo una ambientación oscura y sombría, que contrastó con elegantes vestuarios apegados al tiempo de la historia. Sobresalió la colorida escena del carnaval con tragafuegos incluidos. Con su habitual entusiasmo, James Conlon ofreció una vibrante y emocionante lectura musical.
Como segunda producción se repuso Don Giovanni de Mozart, dejando a un lado las modernas y abstractas producciones de Trelinsky a las que se recurrió en el pasado, optando por ofrecer en esta ocasión un montaje apegado a la historia, al tiempo y al contexto en los que se desarrolla la trama de este dramma giocoso. Se trató de la producción diseñada por el director alemán Peter Stein, con los tradicionales vestuarios de Moidel Bickel, proveniente de la Opera de Chicago, con dirección escénica de Gregory Fornet, quien ofreció una dirección directa y concisa resaltando la comicidad e ironía y permitiendo que la función transcurriera con fluidez. En primer plano resaltó la dirección de James Conlon que extrajo los mejores recursos de la orquesta y el coro con pulso y buena dinámica. En la parte vocal y escénica sobresalió la figura de Ildebrando D’Arcangelo con una magistral interpretación del seductor, burlador y libertino, personaje que dominó histriónicamente y al que prestó sus profusos medios vocales. Soile Isokoski cautivó en el papel de Donna Elvira por su sensibilidad escénica y su refinada y exquisita línea vocal. David Bizic fue un divertido Leporello e Ievgen Orlov dio un inesperado y vibrante relieve al Comendador. Simpática y coqueta fue la Zerlina de Ruxandra Constantinescu, como discreta en lo vocal estuvo la Donna Anna de Juliana Di Giacomo, e inexpresivo e impasible el Don Ottavio del tenor Andrej Dunaev. RJ
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