Foto: Schubertiade
Suzanne Daumann
La mezzosoprano Bernarda Fink, el bajo barítono Marcos Fink y su pianista acompañante Anthony Spiri prepararon lo que pareció
ser un programa muy personal y cosmopolita. El primer dueto de Brahms “So
wünsch ich dir eine gute Nacht” fue casi tragado por el sonido de la fuerte
lluvia que caía sobre el techo de la sala. Sin embargo, para la siguiente pieza
captaron la atención del público y la triste historia de “Schwesterlein” quien
muere de amor conmueve a todos. El dueto entre hermanos con sus cálidas e
intensas voces personificó de manera convincente a “Brüderlein” y
“Schwesterlein” sin demostrar lo obvio. Nos trasladaron con carisma y
convicción a traves de otro de los arreglos de las canciones populares de
Brahms “Vergebliches Ständchen”. Voces
cálidas que con gracia se entretejían dieron profundidad y personalidad a los
cuatro duetos elegidos con cuidado de Schubert, así como a dos lieds de Wolf “Spanisches
Liederbuch” y una selección más de duetos de Brahms. Pero fue después del
intermedio cuando los dos cantantes mostraron otra faceta de su talento, una
delicia que nos dejó sin palabras cuando interpretaron su primera selección de
canciones en esloveno trasladados en todas las maneras de lenguajes. Cuestiones
de perfecto entendimiento del texto y la pronunciación fueron algo que no pude
evaluar, pero permaneció es la gran belleza de la canciones, y la fascinación
de observar como el timbre de un cantante y su voz cambian con el idioma. Se
alternaron para cantar y después se reunieron nuevamente, y así apreció el
público que apreció la sonora belleza del lenguaje, el desarrollo del
bajo-barítono y de la mezzosoprano hacia inesperados colores y texturas. Aun
sin una orquesta es posible crear un mundo de música utilizando diferentes
colores y sonidos y diferentes idiomas y texturas. Cada canción que escuchamos
fue un tesoro desconocido, al menos para mí, y una inesperada sorpresa. Lo
mismo sucedió con las canciones en español, solo que al tener los textos
originales en el programa hizo posible seguir a los cantantes. Escuchamos como
cada poeta y cada compositor se expresó como es, desde las piezas florales de
Carlos Guastavino, hasta los profundamente conmovedores poemas de Borges
“Jacinto Chiclana” cantado por Marcos Fink, y “El Títere” cantado por Barnarda.
Otra gema desconocida para mí, fue “Vidala” del compositor argentino Carlos
López Buchardo, interpretada por ambos. La dulce melancolía en esta canción
pareció compenetrarse con Schubert, y con esas dos voces doradas. Maravillosa
elección de poemas, musicalizados por tantos compositores desconocidos,
eslovenos y argentinos. Un descubrimiento y un éxito que fue recibido con
grandes aplausos. Hubo una propina, claro, y más, pero en un momento tuvo que
terminarse. Ha dejado de llover y se escucha el canto de los grillos, con un
aire cálido y dulce de perfumes.
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