Fotos Gentileza de la Oficina de Prensa de la OnP. Crédito: Vincent Pontet.
Gustavo Gabriel Otero
Twitter: @GazetaLyrica
París (Francia), 25/10/2019. Ópera Nacional
de París Bastille. Giuseppe Verdi: Don Carlo.
Ópera en cinco actos (versión en italiano). Libreto de Joseph Mérry y Camille
Du Locle, versión italiana de Achille de Lauzières y Angelo Zanardini. Krzysztof
Warlikowski, dirección escénica. Małgorzata Szczęśniak, escenografía y
vestuario. Christian Longchamp, dramaturgia. Claude Bardouil, coreografía.
Felice Ross, iluminación. Denis Guéguin, vídeo. Roberto Alagna / Sergio Escobar
(Don Carlo), René Pape (Filippo II), Aleksandra Kurzak (Elisabetta di Valois),
Anita Rachvelishvili (Princesa de Éboli), Étienne Dupuis (Rodrigo), Vitalij
Kowaljow (Gran Inquisidor), Ève-Maud Hubeaux (Tebaldo), Sava Vemić (Un monje),
Julien Dran (Conde de Lerma), Vincent Morell (Heraldo Real), Tamara Banjesevic
(Voz del cielo), Pietro Di Bianco, Daniel Giulianini, Mateusz Hoedt, Tomasz,
Kumięga, Tiago Matos y Alexander York (diputados flamencos). Orquesta y Coro
Estable de la Opéra National de París. Director del Coro: José Luis Basso. Dirección Musical: Fabio Luisi.
Con la misma puesta en escena utilizada en 2017 para Don Carlos la Ópera Nacional de París presentó
Don Carlo de Verdi en la versión
italiana. Krzysztof Warlikowski en la dirección escénica
introdujo algunos cambios en los movimientos escénicos de los dos primeros actos
y en la caracterización de Don Carlo que en esta ocasión aparece vestido de
sacerdote con respecto a su puesta original. Los aciertos y virtudes -pocos- y
los aspectos fallidos de una producción más fría que provocadora, estática y
vacía se mantuvieron casi intactos. Fabio Luisi condujo con pericia al Orquesta Estable
de la Ópera de París con estilo perfecto y verdadero nervio verdiano. El
Coro, que dirige José Luis Basso,
fue nuevamente uno de los grandes triunfadores de la velada. Dignos de destacar
los pianísimos en el coro inicial, la sutileza del coro femenino en el inicio
del segundo acto, los matices en el Auto de Fe y la magnífica potencia de la
escena de la rebelión. Roberto Alagna inició en forma brillante su Don Carlo durante
el primer acto y buena parte del segundo. Algún agudo alcanzado con dificultad
no permitía entrever que el tenor francés había comenzado la representación
engripado. Durante el primer intervalo decidió cancelar su presentación. Se convocó,
por lo tanto, al tenor de reemplazo o cover,
el español Sergio Escobar, que luego
de un tercer acto impreciso y pleno de nervios fue creciendo a medida que
avanzó la representación logrando un digno resultado. Aleksandra Kurzak -una lírica que se atreve a
más- debutó con gran suceso el rol de Elisabetta, sabe administrar sabiamente
sus recursos con línea de canto inmaculada, sutilezas, medias voces y
pianísimos. René Pape fue un verdadero lujo como Filippo II
con su registro de bello color y la profundidad de interpretación que solo
tienen los grandes artistas. Étiene Dupuis no defraudó como Rodrigo; tiene una voz cálida, bien timbrada, elegante línea de
canto y adecuada emisión. Pero
sin dudas los momentos más profundamente conmovedores de la noche estuvieron a
cargo Anita Rachvelishvili quien fue
una Princesa Eboli sencillamente deslumbrante. Desde las sutilezas de la
Canción del Velo a la arrolladora versión de O don fatale, todo fue placer auditivo en la interpretación de una
mezzosoprano de cautivante color vocal, agudos brillantes y graves sonoros y
profundos. Muy
correcto el Gran Inquisidor de Vitalij
Kowaljow, solventes y profesionales Eve-Maud
Hubeaux (Tebaldo) y Julien Dran
(Conde de Lerma), bien cantada la voz del cielo de Tamara Banjesevic, poderoso el misterioso monje de Sava Vemić, homogéneos los seis
diputados flamencos y correcto el resto del elenco.
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