Fotos: Teatro Donizetti de Bergamo
Ramón Jacques
Il Trovatore, segundo título de la trilogia popolare de G. Verdi se presentó en el escenario del Teatro Donizetti de Bérgamo como parte de su temporada 2021-2022 que incluye, operetas, conciertos sinfónicos, un festival de jazz etc, sin olvidar, que además es la sede anual del festival Donizetti Opera, dedicado al célebre compositor quien naciera en esta ciudad, al noreste de Milán. La ópera de Verdi, que llegó a este escenario después de un recorrido por diversos teatros de la región de Lombardía. que comenzó en el mes de septiembre del 2021, se vio con una atractiva idea escénica del director de escena Roberto Catalano, con escenografías de Emanuele Sinisi, elegantes vestuarios de Ilaria Arieme, y la iluminación, elemento fundamental del montaje, de Fiammeta Baldiserri. La acción situada en un brillante escenario blanco, sin elementos escénicos, con vestimentas que sugieren un tiempo cercano al que indica el libreto, un cambiante uso de la iluminación de claroscuros en blanco y negro, una tenue cortina a la mitad del escenario, para aislar y centrarse por momentos en los solistas; desarrolla la acción a partir del dolor y tormento de Azucena, por haber perdido a su madre y a su hijo. El trabajo actoral y escénico de Roberto Brusa, se centró en una minuciosa y cuidada actuación para resaltar y transmitir sentimientos, emociones y pathos. Una fusión bien lograda entre la palabra, aquí el canto, con la música y la dramaturgia de la historia. Un símbolo utilizado a lo largo de la función fue: las cenizas sobre la escena, que representan: la destrucción y la muerte. El montaje que fue una coproducción entre los Teatri di OperaLombardia, fue estrenada en el 2019, en el teatro de Sassari en Cerdeña. El elenco de solistas contó con la presencia de la soprano Marigona Qerkezi, quien cautivó por el brillo y colorido de su voz, como por la capacidad de imprimir sensibilidad y expresividad a su canto, brillante coloratura y adecuada proyección. En el papel de Azucena, Alessandra Volpe, mostró su suntuoso y profundo timbre de mezzosoprano, pasión y elegancia sin mengua del dramatismo que requiere la parte y un convincente desempeñó escénico. El tenor Matteo Falcier dio vida a un vocalmente grató Manrico, por su facilidad para emitir agudos y la emoción que transmitió. Correcto estuvo el Conde de Luna del barítono Leon Kim con una voz potente, por momentos con más de fuerza de la requerida. Buen trabajo el del Coro OperaLombardia en sus uniformes intervenciones vocales y actorales. A cargo de la parte musical estuvo Jacopo Brusa, quien al frente de la orquesta I Pomeriggi Musicale di Milano, dirigió con seguridad y dinamismo, consideración por las voces, resaltando los momentos más preponderantes de la partitura.
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