Ramón
Jacques
Desde que se diera a conocer Philippe Jaroussky, hace
aproximadamente 20 años, con grabaciones discográficas como: Un concert pour Mazarin (Virgin
Classics, 2004) o Vivaldi: virtuoso
cantantas (Erato, 2005), y con apariciones en importantes escenarios de
concierto y operísticos, no había surgido otro contratenor que fuera tan
apreciado y conocido como lo es actualmente Jakub Józef Orliński, el joven cantante polaco, que ha dado una
innumerable cantidad de conciertos y recitales en sus giras por muchos
escenarios del mundo. En el 2022, se
presentó en recital en Berkeley California, y el mismo año debutó la Ópera de
San Francisco cantando el papel de Orfeo en la ópera Orfeo ed Euridice de Gluck. Yo lo escuché cantar por primera vez en
vivo, en el 2018 en la Ópera de Lille Francia, en el personaje de Unulfo de la
ópera Rodelinda (HWV 19) de Händel. Años
después, debuta en la ciudad de San Diego, en un concierto organizado por la
asociación La Jolla Music Society, que en el pasado traía a las más importantes
orquestas sinfónicas a la ciudad, y que ahora se enfoca en conciertos y música
de cámara, desde que hace pocos años inaugurara su propia sala The Baker-Baum
Concert Hall que por sus dimensiones y buena acústica es un lugar ideal para
ofrecer este tipo de espectáculos. Como
ya es costumbre Orliński se presentó acompañado por el ensamble de instrumentos
antiguos Il Pomo D’Oro, que ya se había presentado en esta sala en el 2023 con
la mezzosoprano Joyce Di Donato. El
concierto consistió de una selección de arias y obras pocas veces escuchadas de
compositores de los siglos XVI y XVII: como Monteverdi, Caccini, Frescobaldi,
Cavalli, Strozzi y otros. El concierto
inició precisamente con dos arias de Monteverdi (1567-16431) de L’incoronazione
di Poppea: E pur io torno qui (Ottone)
y la alegre Voglio di vita uscir; seguida de Amarilli, mia bella from Le nuove
musiche de Giulio Caccini (1551-1668) –compositor considerado uno de los
creadores de la ópera y de mucha influencia en la creación del estilo de música
barroca- y continuó con Così mi
disprezzate from Arie musicali, Libro 1, aria de tintes renacentistas, de Girolamo Frescobaldi (1583-1643) e
Incomprensibil nume de Pompeo Magno de Francesco Cavalli (1602-1676) El dinámico y fluido en su diseño permitió que
se escucharan también: la muy sentimental L’amante
consolato de Cantate, ariette e duetti, Op. 2 de la compositora Barbara Strozzi
(1619-1677), Orlinski sabe darle sentido y sentimiento a su canto. Una rareza fue escuchar dos arias de
L’Adamiro de Giovanni Cesare Netti (1649-1686): la muy grata Quanto più la donna invecchia y Son vecchia, patienza. Del compositor Antonio Sartorio (1630-1680) se escuchó La certezza di tua fede de Antonino e
Pompeiano para concluir con el aria Lungi
dai nostri cor de La Faretra smarrita (1690) compuesta por de Sebastiano
Moratelli (1640-1706). Cabe
mencionar que prácticamente todas estas piezas escuchadas en este concierto
están contenidas en la reciente grabación discográfica del contratenor,
titulada Beyond, que realizó junto a
la misma agrupación musical. Por su
parte, Il Pomo d’Oro, compuesto en esta ocasión por diez instrumentistas, dio
soporte y creó un marco adecuado, de un alto nivel y maestría en cada una de
las interpretaciones y acompañamiento artista. Los músicos en solitario regalaron
gustosas interpretaciones de Passacalio
de Per ogni sorte di strumento musicale, Op. 22 de Biagio Marini
(1594-1663), en la Sinfonía de Demetrio
de Carlo Pallavicino (1630-1688), así como la sonata para dos violines del
alemán Johann Kasper Kerll (1627-1693) y la Tamburetta
de Canzoni e concerti (1627) del compositor barroco polaco Adam Jarzębski
(1590-1612) dos rarezas preparadas para la ocasión de músicos no italianos. El
contratenor exhibió brillantez, elasticidad y belleza en su tono, así como una
inusual unidad de color y brillo en su rango vocal. A lo largo del concierto,
su voz tendió a cierta monotonía y algunos pasajes algo artificiales, pero supo
emocionar al público, con su despliegue de piruetas, saltos sobre el escenario,
movimientos de break dance. Inició el
concierto cubierto con una enorme capa de satín, que utilizó para darle cierto
efecto dramático a su interpretación. Rompió la solemnidad, y buscando una
conexión y cercanía con el público, caminó entre ellos por los oscuros pasillos
de la sala con lámpara en mano, hasta que en un momento se sentó en una butaca
y se quitó los zapatos y calcetines, y cantó el resto del concierto descalzo.
Personalmente no soy afecto a este tipo de manifestaciones que pueden
desvirtuar innecesariamente un concierto, pero me concentraré en el efecto de
entusiasmo y explosividad del público que aprobó la parte vocal, instrumental,
y la parte, que se puede decir, redondeó un espectáculo. Ante tanta aclamación
y estruendosos aplausos se agregaron tres bises fuera de programa. Estos
fueron: Chi scherzo con amor de Giovanni
Antonio Boretti, Lucidissima facce de La
Calisto de Francesco Cavalli y una explosiva version de Che m’ami ti prega del compositor
florentino Giuseppe Maria Orlandini (1676-1760), autor de más de cuarenta
óperas. Si algo hay que reconocerle a este cantante, más allá de que es un
artista popular y conocido, es el mérito de darle un espacio y luz a
compositores y obras, al menos a través de algunas de sus arias, que se
encuentran en el olvido y la oscuridad.
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