Thursday, April 18, 2024

Jakub Józef Orliński en San Diego

Foto: LJMS

Ramón Jacques

Desde que se diera a conocer Philippe Jaroussky, hace aproximadamente 20 años, con grabaciones discográficas como: Un concert pour Mazarin (Virgin Classics, 2004) o Vivaldi: virtuoso cantantas (Erato, 2005), y con apariciones en importantes escenarios de concierto y operísticos, no había surgido otro contratenor que fuera tan apreciado y conocido como lo es actualmente Jakub Józef Orliński, el joven cantante polaco, que ha dado una innumerable cantidad de conciertos y recitales en sus giras por muchos escenarios del mundo.  En el 2022, se presentó en recital en Berkeley California, y el mismo año debutó la Ópera de San Francisco cantando el papel de Orfeo en la ópera Orfeo ed Euridice de Gluck. Yo lo escuché cantar por primera vez en vivo, en el 2018 en la Ópera de Lille Francia, en el personaje de Unulfo de la ópera Rodelinda (HWV 19) de Händel.  Años después, debuta en la ciudad de San Diego, en un concierto organizado por la asociación La Jolla Music Society, que en el pasado traía a las más importantes orquestas sinfónicas a la ciudad, y que ahora se enfoca en conciertos y música de cámara, desde que hace pocos años inaugurara su propia sala The Baker-Baum Concert Hall que por sus dimensiones y buena acústica es un lugar ideal para ofrecer este tipo de espectáculos.  Como ya es costumbre Orliński se presentó acompañado por el ensamble de instrumentos antiguos Il Pomo D’Oro, que ya se había presentado en esta sala en el 2023 con la mezzosoprano Joyce Di Donato.  El concierto consistió de una selección de arias y obras pocas veces escuchadas de compositores de los siglos XVI y XVII: como Monteverdi, Caccini, Frescobaldi, Cavalli, Strozzi y otros.  El concierto inició precisamente con dos arias de Monteverdi (1567-16431) de L’incoronazione di Poppea: E pur io torno qui (Ottone) y la alegre Voglio di vita uscir; seguida de Amarilli, mia bella from Le nuove musiche de Giulio Caccini (1551-1668) –compositor considerado uno de los creadores de la ópera y de mucha influencia en la creación del estilo de música barroca- y continuó con Così mi disprezzate from Arie musicali, Libro 1, aria de tintes renacentistas, de Girolamo Frescobaldi (1583-1643) e Incomprensibil nume de Pompeo Magno de Francesco Cavalli (1602-1676)  El dinámico y fluido en su diseño permitió que se escucharan también: la muy sentimental L’amante consolato de Cantate, ariette e duetti, Op. 2 de la compositora Barbara Strozzi (1619-1677), Orlinski sabe darle sentido y sentimiento a su canto.  Una rareza fue escuchar dos arias de L’Adamiro de Giovanni Cesare Netti (1649-1686): la muy grata Quanto più la donna invecchia y Son vecchia, patienza. Del compositor Antonio Sartorio (1630-1680) se escuchó La certezza di tua fede de Antonino e Pompeiano para concluir con el aria Lungi dai nostri cor de La Faretra smarrita (1690) compuesta por de Sebastiano Moratelli (1640-1706).  Cabe mencionar que prácticamente todas estas piezas escuchadas en este concierto están contenidas en la reciente grabación discográfica del contratenor, titulada Beyond, que realizó junto a la misma agrupación musical.  Por su parte, Il Pomo d’Oro, compuesto en esta ocasión por diez instrumentistas, dio soporte y creó un marco adecuado, de un alto nivel y maestría en cada una de las interpretaciones y acompañamiento artista. Los músicos en solitario regalaron gustosas interpretaciones de Passacalio de Per ogni sorte di strumento musicale, Op. 22 de Biagio Marini (1594-1663), en la Sinfonía de Demetrio de Carlo Pallavicino (1630-1688), así como la sonata para dos violines del alemán Johann Kasper Kerll (1627-1693) y la Tamburetta de Canzoni e concerti (1627) del compositor barroco polaco Adam Jarzębski (1590-1612) dos rarezas preparadas para la ocasión de músicos no italianos. El contratenor exhibió brillantez, elasticidad y belleza en su tono, así como una inusual unidad de color y brillo en su rango vocal. A lo largo del concierto, su voz tendió a cierta monotonía y algunos pasajes algo artificiales, pero supo emocionar al público, con su despliegue de piruetas, saltos sobre el escenario, movimientos de break dance.  Inició el concierto cubierto con una enorme capa de satín, que utilizó para darle cierto efecto dramático a su interpretación. Rompió la solemnidad, y buscando una conexión y cercanía con el público, caminó entre ellos por los oscuros pasillos de la sala con lámpara en mano, hasta que en un momento se sentó en una butaca y se quitó los zapatos y calcetines, y cantó el resto del concierto descalzo. Personalmente no soy afecto a este tipo de manifestaciones que pueden desvirtuar innecesariamente un concierto, pero me concentraré en el efecto de entusiasmo y explosividad del público que aprobó la parte vocal, instrumental, y la parte, que se puede decir, redondeó un espectáculo. Ante tanta aclamación y estruendosos aplausos se agregaron tres bises fuera de programa. Estos fueron:  Chi scherzo con amor de Giovanni Antonio Boretti, Lucidissima facce de La Calisto de Francesco Cavalli y una explosiva version de Che m’ami ti prega del compositor florentino Giuseppe Maria Orlandini (1676-1760), autor de más de cuarenta óperas. Si algo hay que reconocerle a este cantante, más allá de que es un artista popular y conocido, es el mérito de darle un espacio y luz a compositores y obras, al menos a través de algunas de sus arias, que se encuentran en el olvido y la oscuridad.





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