Thursday, April 11, 2024

La Fanciulla del West en Turín, Italia

Foto: Daniele Ratti 

Massimo Viazzo

Continua en esta temporada el homenaje a Puccini del Teatro Regio de Turín en el centésimo aniversario de su muerte, con la propuesta de La Fanciulla del West, obra maestra que se puso por primera vez en escena en el Met de Nueva York en 1910 con la conducción de Arturo Toscanini, y un elenco de excepción constituido por Emma Destinn, Enrico Caruso y Pasquale Amato.  Con La Fanciulla del West, Giacomo Puccini, mirando a los albores del siglo-veinte europeo sintió la necesidad de renovarse confeccionando una partitura sugestiva, armónicamente rica y muy original, que presentara también un guiño a las auténticas melodías del folclore americano. Es cierto que muchos melómanos y muchos puccinianos quizás endurecidos no la colocaron nunca (¡injustamente!) en la cima de sus preferencias, y en los teatros no es tan representada como Tosca, Butterfly, Boheme o Turandot.  Pero los paladares muy exigentes la han apreciado siempre por su originalidad e innovación, admirando su flujo orquestal colmado de detalles y matices.  Por ello, era esperada la nueva puesta en escena presentada en Turín, ciudad ligada al título pucciniano desde 1911 donde tuvo algunas de sus primeras representaciones italianas.  Como se sabe, la Fanciulla del West ha tenido un papel importante también fuera de la historia del melodrama dándole probablemente resonancia por primera vez al género western que tantos éxitos le dio al cine estadounidense en los años siguientes.  Fue precisamente el cine lo que inspiró esta producción.  La directora de escena Valentina Carrasco utilizó una aproximación meta teatral poniendo en escena, junto a los personajes del libreto, un verdadero y propio troupe de extras (director de escena, utileros, atrecistas y camarógrafos) que durante la representación de la ópera filmaban en directo una verdadera película western; y en particular de una de las spaghetti western a la italiana, el género ligado al conocido cineasta Sergio Leone que según Carrasco son sus obras, aportaba sangre nueva al western tradicional que para entonces se encontraba decayendo. Las escenas cuidadas por Carles Berga y Peter van Praet (este último también responsable de la iluminación) y los vestuarios de Silvia Aymonimo lucieron en estilo y apropiados contribuyendo con gusto a la ambientación.  En particular los puntos resaltantes de la partitura encontraron una definición más neta con grabaciones en video efectuadas directamente sobre el escenario y proyectadas sobre una pantalla que descendía de lo alto.  El riesgo en producciones como esta es que la visión escénica más allá de ser interesante a la larga puede aburrir.  Nada de esto ocurrió, y Carrasco no perdió nunca el hilo de la narración, con ideas, descubrimientos a veces irónicos, y por momentos de fuerte impacto, así que todo en conjunto se desarrolló con extrema coherencia y tensión.  La baqueta le fue confiada a Francesco Ivan Ciampa, quien guío a la óptima Orquesta del Teatro Regio con ímpetu y buen paso teatral, pero con pocas sutilezas con una gama dinámica reducida y tendiente al forte. La protagonista Jennifer Rowley personificó a una Minnie lírica, convincente, sobre todo en el canto di conversazione, tan importante en Puccini, como tampoco en los momentos más apasionados cuando la orquesta se hacía más pesada y le cubría la voz.  También en la zona aguda la soprano estadounidense no pareció tampoco estar en su punto. Roberto Aronica prestó su robusta voz a Dick Johnson/ Ramerrez mostrando una sana proyección vocal y envidiable facilidad en la zona aguda, mientras que Gabriele Viviani fue un Sheriff (Jack Rance) viril y atormentado, con buen fraseo y de timbre cálido y seductor.  En esta ópera son muchos los papeles de acompañamiento, y en particular los mineros se convirtieron en un verdadero y propio protagonista con más voces. En esta producción todos son de elogiar comenzando por Francesco Pittari (Nick), Filippo Morace (Sonora), Paolo Battaglia (Ahsby) como también Cristiano Olivieri, Alessio Verna, Enzo Peroni, Giuseppe Esposito, Gustavo Castillo, Adriano Gramigni, Alejandro Escobar, y Eduardo Martínez, Enrico Maria Piazza, Tyler Zimmerman, Ksenia Chubunova artistas del ensamble del Regio. También el Coro del Teatro Regio dirigido por Ulisse Trabacchin se distinguió por previsiones y expresividad. 



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