Sunday, April 7, 2024

La Fanciulla del West en Lyon


 
Fotos: Jean-Louis Fernandez

Ramón Jacques

Como tercer título del festival operístico de primavera que presento la Ópera de Lyon, en su edición del 2024,  porque se asemejaba a la temática de las  cartas  – hay que recordar que Minnie utiliza las cartas y revolver en mano para quedarse con el bandido Dick Johnson - al igual  que las otras dos obras ofrecidas a lo largo de un mes, como también para homenajear al compositor Giacomo Puccini (1858-1924)  en el centésimo aniversario de la muerte del compositor se puso en escena, por primera vez en el escenario de Lyon,  una de sus óperas menos representadas y populares en la actualidad: La Fanciulla del West, opera en tres actos con libreto de Guelfo Civinini y Carlo Zangarini basada en la obra The Girl of the Golden West de David Belasco.  Cabe señalar que después del estreno de Madame Butterfly en 1904, Puccini se encontraba sin un libreto en el cual trabajar, por lo que decidió explorar el tema de una historia que ocurría del otro lado del Atlántico, cuyo estreno se realizó precisamente fuera de Europa, en Nueva York el 28 de julio del 2010.  La puesta en escena de esta obra presenta varias dificultades tanto en la parte orquestal, como en la vocal que requiere una extensa lista de cantantes, encabezada por tres sobresalientes cantantes y una puesta en escena coherente y acorde a la historia y el lugar donde se desarrolla la historia.  Lamentablemente, parece que, desde el punto de vista de los directores escénicos europeos, la trama continúa considerando como una historia exótica, lejana, y en la mayoría de los casos es aborda de una manera irónica, desinteresada, incluso desinformada. (recuerdo una producción en la Scala hace algunos años que de manera equivocada utilizaba imágenes del desertico Monument Valley para representar el viejo oeste, cuando este se ubica en el límite de los estados de Utah y Arizona, no en California).  En esta ocasión nos encontramos frente a la producción escénica de la Tatjana Gürbaca, quien destaca como fortaleza haber trabajo y montado obras con personajes femeninos vigorosos y con carácter como: Jenůfa, Katja Kabanova, Carmen y Salomé, como lo es Minnie abordando la ópera de Puccini con una mirada contemporánea.  Su puesta en escena parece no convencer completamente, ya que trabajo en un espacio reducido, ideado por Marc Weeger, que consiste en una plataforma giratoria, donde se amontonan todos los personajes, que caminan inexplicablemente sobre una pasarela, que representa también la barra de un bar.  Del otro lado de la plataforma, en un espacio vacío aparece lo que simula ser la casa de Minnie.  En un trabajo, arduo, conceptual, y de mucha sobreactuación. Los vestuarios no son tampoco el fuerte de esta producción, ya que están cargados de estereotipos en la manera que caracterizan a los indígenas americanos, a los mineros, y personajes como Jack Rance que utiliza un enorme abrigo, o los extravagantes y brillantes vestuarios dorados, poco lucidores creados por Dinah Ehm para el personaje de Minnie.  La iluminación de Stefan Bolliger, fue adecuada, y por momentos su manejo de los claroscuros o un color entre amarillento y color sepia daban la impresión de que la escena se trataba de una transmisión cinematográfica antigua.  En resumen, se trató de una ocasión perdida con un montaje que no logró convencer o agradar completamente. En la parte vocal, sorprendió la soprano Chiara Isotton, quien cantó de manera sobresaliente al arduo papel de Minnie, con vigor fortaleza, una voz clara de buen timbre y color, y admirable y segura proyección de las notas más agudas que le permitió la partitura.  Una artista muy completa que supo darle carácter y nobleza y convicción al personaje.  El tenor Riccardo Massi, cantó con voz de buena proyección, cálida, vigorosa y corpulenta que supo manejar muy bien, a pesar de lucir algo estático en escena.  Por su parte el barítono Claudio Sgura, personificó un enérgico y maléfico, por momentos algo sobreactuado Jack Rance, con un desafortunado vestuario y abrigo como ya se mencionó, pero que vocalmente cumplió de manera satisfactoria en su rendimiento vocal, cantando con brío y profundidad.  Buen desempeño tuvo el coro del teatro, que dirige Benedict Kearns, y correctos y participativos estuvieron en sus desempeños individuales y en conjunto, la larga lista de cantantes que conforman el elenco como: el bajo Rafael Pawnuk como Ashby, el barítono Allen Boxer como Sonora, el notable barítono chileno Ramiro Maturana en el papel de Bello, el tenor Robert Lewis como Nick, el bajo Matthieu Toulouse como Sid, y la mezzosoprano Thandiswa Mpongwana que personificó a Wowkie, así como correctos estuvieron el resto de los demás intérpretes. Una de las fortalezas de este teatro se encuentra en su orquesta, que tuvo un sobresaliente desempeño bajo la  emocionante conducción de su titular el maestro Daniele Rustioni, que el día anterior había conducido de manera notable la Dama de Picas, y que fue capaz de cuidar y resaltar todas las sutilezas y matices que ofrece la partitura logrando contagiar a los músicos y emocionando al público presente.



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