Fotos: © Teatro del Bicentenario – Arturo Lavín
Ramón Jacques
Emocionante, notable, mágico, es como
se puede describir el concierto ofrecido por la orquesta francesa Les Talens Lyriques y Christophe Rousset, su carismático director
titular y fundador, en el Teatro del Bicentenario de León, Guanajuato México. El
programa titulado “Tributo a Farinelli” que consistió en una selección de arias
de operas interpretadas por el famoso castrado Carlo Broschi (Farinelli) del siglo XVIII y la visita de esta
celebre agrupación de música antigua, quizás en la actualidad una de las
mejores en su género, formó parte de la nutrida cartelera musical de la 43 edición
del Festival Internacional Cervantino que se lleva a cabo en Guanajuato México.
Cabe recordar que el propio Christophe
Rousset y la orquesta ya se habían adentrado en el mundo musical de este
personaje cuando en 1993 realizaron la banda sonora para la película Farinelli
Il castrato del cineasta belga Gérard
Corbiau. Para
la ocasión se tuvo como solista invitada a la mezzosoprano sueca Ann
Hallenberg, quien en su debut en este país demostró ser una artista que
como pocos, sabe exhibir la maestría y el dominio absoluto del repertorio en el
que se ha especializado, mostrando agilidad, claridad e intención en cada frase
y palabra que emite, y que recorrió desde el virtuosísimo de “Son qual nave ch’agitata..” y “Ombra fedele anch’io..” de Riccardo
Broschi, pasando por la tranquilidad y serenidad manifestada en ‘Nel gia bramoso petto” de Nicola
Porpora, hasta la belleza y sencillez en “Parto
quel pastorello ..” de Johan Adolph Hasse. Hallenberg continuó haciendo
alarde de su virtuosismo, cautivando con su simpatía y la elegancia en su línea
de canto que imprimió en las arias posteriores que interpretó de Porpora y de
Broschi. Ante la insistencia y el entusiasmo de un público entregado, se dio el
lujo de ofrecer tres bises concluyendo
con una conmovedora ejecución de la conocida aria Lascia ch’io pianga de Rinaldo
de Handel. La orquesta por su parte, brilló con luz propia regalando la Sinfonías de las óperas Polifemo
de Porpora, de Siroe de Hasse, y de La Morte di Abel de Leonardo Leo, y creo
un marco musical adecuado para la cantante. Se trata de una agrupación de un
alto nivel musical, muy homogénea en cada una de sus lineas, y la ligereza en
su sección de cuerdas encabezada por su concertina Gilone Gaubert-Jacques,
quien también deleitó con sus pasajes solistas. En el podio, no al clavecín
como nos tiene acostumbrados, Christophe Rousset dirigió con alegría
y pasión pero con la seguridad de
conocer muy bien estas páginas musicales. Un concierto que seguramente será muy
recordado y que forma ya parte de la historia de este teatro. Un próximo
concierto a tener en cuenta en la futura agenda de la programación de este
recinto, será el debut local de la soprano alemana Diana Damrau en una
gala operística.
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