Thursday, October 30, 2014

Mcbeth de Verdi en el Metropolitan de Nueva York

Foto: Metropolitan Opera

Luis Gutiérrez

La producción corriente de Macbeth en el MET se estrenó en octubre de 2007 y la crítica sobre la misma fue mixta. El director de escena, Adrian Noble, ubica la acción en Escocia pero no en la época en la que Shakespeare empleó, sino a mediados del siglo pasado. En realidad no aporta ni quita nada a la obra de Verdi, por lo que me pregunto, ¿para qué contrataron a un director de escena y su equipo de producción? Me contesto, no tengo la menor idea. Zeljko Lucic fue Macbeth y Maria Guleghina Lady Macbeth bajo la dirección de James Levine. En la reposición de este año el barítono serbio Zeljko Lucic, regresa como Macbeth, con René Pape como Banquo, Joseph Calleja como Macduff, y Anna Netrebko como Lady Macbeth, dirigidos por Fabio LuisiEsta vez empezaré por lo último. Luisi estuvo formidable en la dirección orquestal, del coro y de los solistas. “Patria oppressa” es con seguridad el coro más sombrío de Verdi, no sólo por su texto, sino especialmente por su textura orquestal. Luisi logró una maravilla con este coro, que aunque es uno de los más patrióticos de Verdi, no es muy popular entre los aficionados. Creo que la renuncia de Luisi a la dirección musical adjunta del MET será una dura pérdida. Joseph Calleja logro conmoverme al cantar el aria de Macduff, “Ah la paterna mano”, que normalmente me deja frío. La escena de Banquo con René Pape es un lujo resplandeciente. Zeljko Lucic volvió a ser un soberbio Macbeth, quizá mejor que hace siete años. Tanto vocal como actoralmente fue totalmente convincente como el ambicioso pero indeciso líder; por supuesto sucumbió ante la seducción de su esposa, una de las villanas mejor delineada por el Bardo de Avon. El asunto sobre he recibido bastantes preguntas. ¿Y, qué tal la Netrebko? El papel de Lady Macbeth está rodeado de una leyenda que creo es incorrecta. Verdi quería una voz fea para el personaje. Puedo estar seguro que no fue exactamente eso, más bien siento que Verdi habría querido una actriz–cantante, que también fuera cantante–actriz, capaz de proyectar el texto con precisión y sin ambigüedad; de actuar tres momentos esencialmente distintos: la incitación al asesinato para lograr el poder, expresar el desprecio por su esposo al verlo acobardarse ante todos los súbditos y, finalmente, en la escena del sonambulismo; la tercera condición de Verdi, es que Lady Macbeth fuera cantada no por una voz fea, pero sí por una voz que mordiera el oído del público, es decir que provocase que el cabello de brazos y cuello se erizase.   Confieso que fui admirador de la Netrebko que cantó Natasha Rostova en el MET y Donna Anna, Giulietta y Lucia en Salzburgo; mi admiración por su arte se enfrió como Susanna en el mismo Salzburgo, como las “inas” en el MET (Adina, Norina, Zerlina) y muy especialmente como Antonia también en el MET. Mi entusiasmo por ella revivió en Anna Bolena, pero volvió a apagarse como Tatiana. El pasado Festival de Salzburgo sólo omití ver una ópera, Il trovatore, no por ella sino por la falta de un Di Luna de verdad. Sé que me equivoqué de cabo a rabo pues se contó con un Di Luna de verdad y, por lo que leído, Anna Netrebko fue una espléndida Leonora. En mi opinión Anna Netrebko fue una formidable Lady Macbeth. “Vieni! t’affretta” fue un himno libidinoso al ansia de poder. En el dueto “Sappia la sposa mia” maneja con el meñique a Macbeth, superándolo siempre en ese deseo lascivo por el poder que hace impulsarlo al asesinato del rey, e incluso participar en el mismo. Si acaso criticaría algo fue que no expresó con claridad la pequeña frase “Dammi il ferro” al momento de arrebatar el puñal de la mano de su esposo, para ir a rematar a Duncan. Estoy seguro que en cuanto se lo digan lo hará. Su interpretación del aria del segundo acto, “La luce langue” en la que se cocina el asesinato de Banquo fue también un dechado de técnica vocal. Si acaso, y siendo tiquismiquis, no podría alabar su intervención vocal en el brindis. Nunca había visto a Anna Netrebko tan convincente en el aspecto dramático. Su comportamiento en el primer acto fue tremendamente provocador y sexy (lo que no es nuevo en ella, aunque esta vez se superó) y la escena del sonambulismo fue cierta. ¡Podría jurar que caminaba dormida! No sé si pueda o no compararse con Maria Callas o con cualquier otra cantante del panteón de la ópera del siglo pasado (uso panteón en dos acepciones, lugar donde están los muertos o estado en el que se encuentran los dioses de la ópera). Eso es irrelevante. Afirmo que su interpretación fue impresionantemente buena y deseo poder verla en otros papeles dramáticos, como las Leonoras, por ejemplo. Me considero afortunado al haber estado presente en esta función de Macbeth, por la actuación de todo el reparto, la maravillosa función de Luisi y mi redescubrimiento de Anna Netrebko. 

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