Wednesday, September 26, 2018

Cavalleria Rusticana / Pagliacci en San Francisco

Cavalleria Rusticana

Fotos: Corey Weaver / San Francisco Opera

Ramón Jacques

Se apagaron las luces del teatro y en la oscuridad se escuchó una grabación del tango “Caminito” con la voz de Carlos Gardel; y al iluminarse el escenario, con el inicio de la obertura de Cavalleria Rusticana, nos encontramos frente a una brillante y esplendorosa escena situada precisamente en el caminito, la tradicional y pintoresca calle ubicada en el barrio de la Boca de Buenos Aires, Argentina. Es la creación del tenor José Cura, aquí convertido en director de escena y diseñador, que fue estrenada en el 2012 por la ópera de Lieja, y repuesta recientemente en el Teatro Colon de Buenos Aires. Una original idea que se adaptó bien a la trama de ambas óperas, y en las que hubo una continuidad, ya que Pagliacci comenzó con el cortejo fúnebre de Turiddu pasando por la misma calle, con algunos personajes como Mamma Lucia y Lola que continuaron apareciendo. Cura supo captar el dramatismo y la tragedia, y la adapto al ambiente bonaerense de barrio, con actuaciones convincentes, en ningún momento sobreactuadas, de los artistas en escena. Un gran acierto, fue el solido elenco de voces y artistas encabezado por el tenor Roberto Aronica, un apasionado Turridu de voz corpulenta, cálida y expresiva; y por la ardiente y sobrecogedora Santuzza de la mezzosoprano Ekaterina Semenchuk. Primordial fue el aporte de Laura Krumm como Lola y de Jill Grove como Mamma Lucia. Como Alfio, en su debut local, el barítono Dimitri Platanias, tuvo un desempeño discreto sobre todo por algunos problemas en la emisión; que después superó sobradamente en Pagliacci como Tonio, personaje para el que además tiene el adecuado physique du rôle. El papel de Canio resaltó por la sólida actuación y canto del tenor Marco Berti y la delicadeza actoral y el resplandor vocal de Lianna Haroutounian como Nedda. Correctos estuvieron los intérpretes de los papeles menores, y el coro muy participativo, mostró un alto nivel en un repertorio al que se adapta con naturalidad. Al frente de la orquesta, Daniele Callegari mostró oficio, conocimiento del repertorio y notable seguridad con la que mantuvo el control de todas las fuerzas musicales y vocales del espectáculo.



Roberto Devereux en San Francisco


Fotos: Corey Weaver / San Francisco Opera

Ramón Jacques  

En su larga tradición escenificando operas belcantistas, Roberto Devereux fue vista en una sola ocasión en el escenario de la Ópera de San Francisco, ello ocurrió en la temporada de 1979 con un elenco que incluyó a destacados intérpretes como: Montserrat Caballé, Juan Pons y a Carlo Bini. Casi 40 años después fue el título elegido para inaugurar esta nueva temporada del teatro, lo que podría considerarse una rareza para la mayoría del público presente, en una función que en términos generales fue poco convincente y por debajo de las expectativas de lo que suele verse aquí en una producción inaugural. Toda la acción transcurrió dentro de una réplica del “Globo” el teatro londinense de Shakespeare, concebida por el diseñador belga Benoît Dugardyn, que fue atractiva en su concepto, pero reducida en espacio para los solistas; y en donde los vestuarios de Ingeborg Bernerth resaltaron por su colorido y elegancia. No se puede hablar de una idea clara de dirección escénica por parte de Stephen Lawless, por la poca interacción y cercanía que hubo entre los personajes que por momentos lucieron estáticos y acartonados. Por su parte, el coro que se mostró como una agrupación homogénea, se ubicó durante sus intervenciones en los diversos niveles de palcos del pequeño teatro. La soprano Sondra Radvanovsky, tuvo un buen desempeño como Elisabetta exhibiendo seguridad escénica, agilidad en las coloraturas y un grato y penetrante timbre, aunque su color y brío se fue diluyendo en algunos pasajes restándole dramatismo y emotividad a sus arias. El tenor Russell Thomas es sin dudas un sobresaliente tenor de indiscutibles cualidades, y aunque mucho se ha insistido en programarlo como tenor en óperas de Mozart y del bel canto, el grosor y cuerpo de su voz sugieren que su afinidad es con otro tipo de repertorio y papeles. La mezzosoprano Jamie Barton dio vivacidad al papel de Sara, cantando con voz dúctil y bien matizada. Discreto y algo inseguro estuvo el barítono Andrew Manea como el Duque de Notthingham, así como el resto de los solistas. La dirección musical de Riccardo Frizza poco aportó al espectáculo, ya que careció de brillo y sutileza, muy rápida y precipitada en los tiempos, causando desfases en las entradas e innecesaria fuerza con la que cubrió a las voces.


Fierrabras en el Teatro allá Scala de Milán


Foto: Brescia&Amisano - Teatro alla Scala

Ramón Jacques 

A pesar de que se le atribuye al director milanés Claudio Abbado, la recuperación de esta olvidada obra heroico-dramática de Franz Schubert, que el mismo dirigiera en 1988 en en teatro Theater an der Wien de Viena y que posteriormente grabara en CD, la ópera nunca fue representada en el escenario de la Scala. Asistir a la primera función del estreno de una ópera en este teatro, es un evento significativo y de mucha expectación para el público y la prensa, más aún cuando las funciones sirvieron para homenajear a Claudio Abbado, muy vinculado a este teatro, y que el 26 de junio de este año hubiera cumplido 85 años. El montaje escénico, fue traído del Festival de Salzburgo, donde la obra se escenificó en el 2014, con puesta en escena del director Peter Stein, escenografías Ferdinand Wögerbauer y elegantes vestuarios de Anna Maria Heinreich.  La producción se apegó a la época en la que se sitúa el libreto, durante las expediciones de Carlomagno a España, y sobre lo que trata, las aventuras del caballero moro Fierrabras y su conversión al cristianismo. El montaje fue concebido como un cuento, que transcurre entre castillos y palacios medievales y musulmanes, algunos como si fueran dibujados a mano, que, aunque lucían elementales cumplieron su propósito de funcionalidad y de agradar visualmente. La iluminación y los contrastantes claroscuros dieron un sentido lúgubre y dramático a la escena. La obra esta estructurada en tres actos, en alemán, con diálogos hablados; y el elenco contó con la presencia de varios artistas que estuvieron presentes en Salzburgo en el 2014. En general, los cantantes tuvieron un desempeño adecuado como el bajo Tomasz Konieczny como Karl Rey de Francia; y su hija Emma, la radiante soprano Anett Fritsch. El tenor Bernard Richter fue un digno interprete del personaje de Fierrabras, con su timbre claro y buena proyección; y correctos estuvieron el tenor Peter Sonn como Eginhard, caballero de la corte de Carlomagno; el bajo barítono Lauri Vasar como Boland príncipe de los moros. Especialmente, se debe mencionar al barítono Markus Werba, por su expresividad y vigor vocal como el caballero francés Roland; y a la soprano Dorothea Röschmann experimentada cantante que aportó nitidez y atracción con su canto al papel de Florinda, hija de Roland; como también a la mezzosoprano suiza Marie-Claude Chappuis, de atractiva apariencia como Maragond, y por el color y la emoción que imprime a su canto con el que sabe transmitir, como en su sentimental dueto con Florinda.  Buenas intervenciones tuvieron el coro de la Scala, y la orquesta dirigida por Daniel Harding, quien, salvo algunos desajustes en la conducción y los tiempos, pudo extraer los mejores pasajes de la orquestación de Schubert.




Who's Carlo Coccia - Teatro Coccia di Novara, Italia


Foto: Finotti

Renzo Bellardone

I migliori teatri di tradizione si stanno evolvendo con la creazione di Festivals  dedicati al compositore/autore cui è intitolato il teatro o che ha avuto i natali nella città coinvolta. Il Donizetti opera Festival a Bergamo sta crescendo vorticosamente e Novara, non certamente da meno, sta creando “Fuor di Coccia” un festival dedicato al compositore cui è intitolato il teatro ed anche qui si va alla riscoperta di opere inedite o poco conosciute.

WHO’S CARLO COCCIA? Teatro Coccia Novara - 23 settembre 2018 SINFONICA - WHO’S CARLO COCCIA? Direzione d’orchestra Gianna Fratta Orchestra Carlo Coccia in collaborazione con Conservatorio “Cantelli” di Novara Musiche di Carlo Coccia, Joseph Haydn, Lauro Rossi, Gioachino Rossini Con Alessandro Mormile, critico e storico musicale  Partecipa Roberto Frigato, insegnante di organo e incaricato Biblioteca “Brera” SINFONICA E CAMERISTICA

Riprendendo il filo rosso dalla premessa, gli attori della direzione artistica e musicale del teatro Coccia di Novara hanno lanciato una bellissima iniziativa, magari un po’ fuori dalle righe, ma per questo apprezzabile,  che è culminata con il concerto del 23 settembre con l’Orchestra Carlo Coccia in collaborazione con il Conservatorio Cantelli e la direzione della interessante e determinata Gianna Fratta. Già recentemente apprezzata in Nabucco si conferma attenta e precisa. La performance prevede due momenti di dialogo che vanno ad inquadrare meglio la figura di Carlo Coccia e ad informare gli spettatori della ricchezza della Biblioteca Brera, attraverso  gli interventi di  Alessandro Mormile, critico e storico musicale  e di Roberto Frigato, insegnante di organo e incaricato della  Biblioteca “Brera”. I due esperti, con affabilità e direi quasi familiarità si siedono sulla gradinata che porta al palco ed informalmente narrano delle peregrinazioni di Coccia da Napoli a mezza Europa, del suo rapporto con Paisiello e l’opera buffa.  Parlano poi dei  manoscritti autografi di musica sacra  che sono conservati in Cattedrale, dove fu maestro di Cappella per una trentina d’anni, mentre per un caso fortunato il famoso Requiem di Coccia è invece conservato presso la Biblioteca di Brera. Venendo al concerto  il brano introduttivo di Haydn  è celebrativo e trionfale, mentre nella Sinfonia in mi maggiore di Coccia si sono  apprezzati particolarmente i dialoghi tra i violoncelli ed i fiati che alzano il tono della sinfonia in un crescendo davvero fantasioso; forse influenzato da recenti ascolti, ma è parso di percepire un profumo di tempo di valzer o comunque musica adatta benissimo ad un balletto. La Sinfonia in re minore di Lauro Rossi esprime solennità e ariosità dai colori rossiniani e vaghi rimandi ad Hoffenbach: in ogni caso gradevole. Segue la sinfonia in sol maggiore sempre di Coccia che si è percepita quasi come una ouverture operistica, con chiare espressioni epocali, ma alla ricerca di una propria identità ed elegante liricità. La breve Sinfonia di Bologna di Rossini viene esaltata dai pizzicati in duetto con il flauto traverso, dai larghi poetici e dalla vivacità della scrittura. Un plauso al’Coccia’!


Lucia di Lammermoor en Genova, Italia


Foto: Marcello Orselli

Alberto Rosas

Uno de los teatros de repertorio de mayor tradición en Italia, el Carlo Felice de Génova ofreció el drama trágico de Salvatore Cammarano con música de Gaetano Donizetti, con la participación de dos elencos, el primero conformado por la destacada soprano rumana Elena Mosuc como Lucia, una cantante de referencia en este rol, el tenor Luciano Ganci como Edgardo, el barítono Federico Longhi como Enrico Ashton;y el bajo Alessio Cacciamani como Raimondo. En el elenco alternativo el papel principal fue encomendado a Zuzana Marková, la soprano checa que se esta dando a conocer en la actualidad como una destacada soprano coloratura, y que llamara la atención particularmente en la temporada 2012 por su sensual actuación en la ópera Powder her face de Thomas Ades en Venecia, con puesta en escena de Pier Luigi Pizzi.  Aquí exhibió un timbre claro, nítido y muy ágil en su interpretación. Es una cantante que además de cantar bien, transmite y se envuelve en el papel.  Su juvenil y atractiva apariencia se adaptó a la dirección escénica de Lorenzo Mariani, que fue directa, fluida y dramática, con los sencillos decorados de Maurizio Balò y los vestuarios Silvia Ayamonino, en una puesta que requiere de una interprete vivaz, pero a la vez ingenua y frágil, cualidades que histriónicas que posee Marková con las que logró redondear su interpretación.  En el papel de Edgardo se presentó el tenor Andrea Bocelli, un correcto interprete que regaló momentos memorables.  Correcto estuvo el experimentado barítono Stefano Antonucci como Enrico, como también el bajo Mariano Buccini, con su voz profunda y potente como Raimondo. Un reconocimiento al coro y a la orquesta del Teatro Carlo Felice, que mostraron su dominio de este repertorio que interpretan con gusto, sensibilidad y claro dominio. La dirección musical fue del director Andriy Yurkevych que guío con buena mano y seguridad.   

Valzer - MITO Settembre Musica 2018


Renzo Bellardone

La danza e le vaporose atmosfere viennesi che si creano al volteggiare dei ballerini sospendono per un attimo la realtà ed amplificano il sogno dai colori soffusi ed avvolgenti. La giornata torinese si avvolge  dei profumi di quella Vienna mitelleuropea che tra la fine del 700 e l’inizio dell’800 decretò che l’eterna danza dei due ballerini corpo a corpo avrebbe lasciato la primordiale immagine contadina per innalzarsi a ranghi imperiali.

VALZER - MITO SETTEMBRE MUSICA 2018 – Teatro Regio 16 settembre Johann Strauss figlio Il pipistrello, ouverture Storielle del bosco viennese Maurice Ravel Valses nobles et sentimentales Richard Strauss Suite da Il cavaliere della rosa Maurice Ravel. La Valse, poème chorégraphiqueFilarmonica Teatro Regio Torino Gianandrea Noseda, direttore  In collaborazione con  Filarmonica Teatro Regio Torino

Il programma è gioioso, ma anche estremamente colto. L’ariosa ouverture da ‘Die Fledermaus’ trova una luminosa  dimensione sinfonica grazie alla  bacchetta di Gianadrea Noseda che performa il celebre brano con i chiari e scuri descrittivi degli impeti e della poesia. Oltre alle immagini del corteggiamento favolistico che il valzer ha negli anni suscitato,  Noseda espone una lettura preziosa erigendola a nobilitata dignità. La Filarmonica del Teatro Regio di Torino, che negli anni ha molto lavorato con Noseda, risponde e partecipa con l’abitudine al lavoro condiviso. Sempre di Johann Strauss figlio segue Geschichten aus dem WienerWald e l’intervento di Georg Glasl alla cetra orna la narrazione di quelle storielle del bosco viennese di sonorità dolcissime e di suoni d’altri tempi che carezzevoli, inteneriscono e rievocano figure pittoriche. La ricerca della bellezza e l’estetica contemplazione di essa caratterizzano l’omaggio di Maurice Ravel al Valzer che scrive ‘Valses nobles et sentimentales’ proposto  con una cifra strutturale più complessa, dove la bellezza del valzer affiora con una metrica più contemporanea. Reduce dalla visione ed ascolto di ‘Un film per il Cavaliere della Rosa’ con proiezione del film muto ed orchestra da vivo diretta da Strobel al Convention Centre stresiano, ritrovo con gusto la Suite da Der Rosenkavalier.  L’orchestra tra ariosità e tintinnii, distilla i pianissimi, i soffusi colori pastello e le festosità del celebre valzer; percettibile è l’ansia di esprimersi in un idioma che vuol raggiungere cime vertiginose e che vengono conquistate. Il concerto si conclude con La Valse che  Ravel compose per una coreografia che mai si realizzò, consacrando questo ossequio al valzer ad elegante brano da concerto.


La Consacrazione della Casa - Torino, MITO 2018


Renzo Bellardone

Cori che sembrano danzare, un’ouverture di speciale bellezza, arie e duetti espressivi: sono i tasselli con i quali Beethoven ha composto le musiche di scena per la pièce teatrale  “La consacrazione della casa” di Carl Meisl. Allineati in concerto, sono un’esperienza d’ascolto di grande intensità.

LA CONSACRAZIONE DELLA CASA – MITO 2018- Torino Chiesa S. Filippo 16 settembre Ludwig van Beethoven. Die Weihe des Hauses. La consacrazione della casa.musiche di scena su testo di Carl Meisl Coro dell’Accademia Stefano Tempia, Dario Tabbia, maestro del coro, Corale Roberto Goitre di Torino, Corrado Margutti, maestro del coro. Orchestra dell'Accademia Stefano Tempia. Guido Maria Guida, direttore. Alejandra Flores, soprano. Vladimir Jurlin, basso. Mario Brusa, voce recitante. In collaborazione con Accademia Stefano Tempia.Corale Roberto Goitre

Domenica 16 settembre a Torino si vivono e rivivono  atmosfere viennesi ed il primo appuntamento vissuto è nell’imponente Chiesa di San Filippo che accoglie una ‘celebrazione musicale’. Si, in effetti si tratta di una vera e propria celebrazione infatti la parodia  proposta fu velocemente composta da Beethoven per festeggiare l’inaugurazione del teatro del quartiere Josephstadt in Wien. Considerando il poco tempo a disposizione Beethoven ricorse ad un lavoro già pronto ‘Die Ruinen von Athen’ precedentemente composta per l’inaugurazione del teatro di Pest, rimaneggiandone il testo. Confesso di non aver mai sentito prima questa meravigliosa composizione egregiamente eseguita dai prestigiosi nomi in cartellone, ma la sorpresa emotiva ed emozionale è stata davvero positivamente forte. Seguendo il bel gesto ampiamente comunicativo del Maestro Guido Maria Guida, il coro apre, elevando  immediatamente i bei sentimenti che la bella musica fa scaturire e poi  un bel duetto tra il basso Vladimir Jurlin   ed il soprano Alejandra Flores; stupendo il coro dei dervisci dove la spettacolarità teatrale  invade e si propaga. La Marcia alla turca riporta alla danza, ed ad immaginarie coreografie scenografate. Trattandosi di lavoro poco eseguito è facilmente deducibile il grande lavoro preparatorio svolto, il grande studio dedicato ed un salto nel back stage mi ha confermato quanto dettaglio Guida riservi ad ognuna delle parti e quanto tutti gli orchestrali e coristi si confrontino in armonia con lui. Di grande intuizione artistica la ‘Musik hinter der scene’ , mentre la parte recitata dalla esperta voce di Mario Brusa facilita la comprensione della narrazione.

Peter Pan a Broadway di L. Bernstein -Stresa Festival 2018


Renzo Bellardone

Stresa Festival 2018, all’insegna delle celebrazioni per il centenario della nascita di Leonard Bernstein,  si conclude con la prima italiana di una favola musicale per tutte le età ed fireworks conclusivi sono le effervescenti note di Peter Pan.

Peter Pan a Broadway L. BERNSTEIN, Peter Pan Prima esecuzione italiana Cristina Zavalloni, soprano Nicola Ulivieri, basso. Pierpaolo Preziuso, voce recitante. Filarmonica Teatro Regio Torino. Ars Cantica Choir. Gianandrea Noseda, direttore

Per la prima volta in Italia abbiamo potuto ascoltare dal vivo le note e le parole di questa frizzante composizione di Bernstein. Il palco è eccezionale a partire dal giovane bravo e sorridente Pierpaolo Preziuso che utilizza la freschezza giovanile per “essere davvero Peter Pan” e quando dice appunto “Io sono Peter Pan…” il pubblico gli crede e si affeziona subito ed è convinto di essere davvero sull’Isola che non c’è: giovane, ma sicuro ed entusiasta riversa molto di se nel personaggio che arricchisce. Cristina Zavalloni è brava, assolutamente brava sia nel recitato che nel canto dove sa esprimere favolisticamente la narrazione e la musicalità. Il terzo protagonista nel ruolo di Capitan Uncino è il basso Nicola Ulivieri che già conosciuto al pubblico festivaliero, non ha bisogno di presentazioni ed al meglio delle sue capacità, anche attoriali, interpreta un minaccioso capitano che rende con la ben nota voce profonda e ricca di colori scuri. Ars Cantica Choir, già protagonista di una delle serate clou di ‘Paths crossing’ è qui presente con i suoi elementi rappresentativi che cantano, parlano ed interpretano; un sincero plauso va a Marco Berrini che sa armonizzare il gruppo e renderlo omogeneo e partecipativo. L’orchestra è La Filarmonica del Teatro Regio di Torino che in perfetto sincronismo armonico lavora con Gianandrea Noseda con il quale è percettibile l’intesa e le intenzioni. Noseda dirige sorridendo senza lasciare nulla al caso e con l’umiltà dei grandi lascia che sia l’interezza della realizzazione ad avere le necessarie attenzioni e riserva apprezzamenti singoli e globali a tutti gli intervenuti. Noseda dirige con la consueta apparente semplicità compenetrando una scrittura gradevole, ironica ed effervescente. L’adattamento di Nina Bernestein  Simmons, figlia del compositore è stata realizzata con consapevolezza e direi amore.

Concerto Lirico A Meina - Chiesa Parrochiale, Italia


Renzo Bellardone

Gran bella cosa riuscire a cambiare i propri programmi nel giro di cinque minuti e soprattutto se lo si fa perché invitato da amici per un concerto tenuto da amici…..

CONCERTO LIRICO A MEINA –Chiesa Parrocchiale 8 settembre 2019 Arie e Brani d’opera Di Verdi, Puccini, Giordano, Leocavallo, Saint Saens, Eugenia Brayanova          , soprano. Barbara Vivian,mezzosoprano. Alberto Angeleri, tenore. Lorenzo Battagion, baritono. Mirco Godio, pianoforte.

La suggestiva Chiesa Parrocchiale di Meina, ormai da qualche anno è sede di concerti di buon interesse. Nella serata di sabato 9 settembre la scelta ha individuato un concerto lirico con professionisti dal Teatro Regio di Torino, piuttosto che dal Carlo Felice di Genova o il Teatro Coccia di Novara. Le arie ed i brani d’opera interpretati, sono di repertorio, ma non scontati e prevedibili. Il concerto ha  inizio con  l’interessante  baritono Lorenzo Battagion che con forza interpretativa  e decisione,  con  colore ben definito  affronta il ‘Prologo’ dai Pagliacci di Leoncavallo, per poi ritrovarlo in ‘Nemico della Patria’ dall’Andrea Chenier di U. Giordano. Il tenore Alberto Angeleri  sfodera voce sicura e sensibile carica emotiva nell’ esordio con ‘Che gelida Manina’ da Bohème di Puccini in duetto con la squillante Eugenia Brayanova ricca di virtuosismo  e forza interpretativa. Barbara Vivian  è accorato mezzo soprano nell’aria ‘Mon coeur s’ouvre a ta voix’ da Samson e Dalila di Saint Saens, dove emette con colori ambrati fino ad un più profondo scuro, senza temere poderosi acuti. Dopo  i consensi per ‘Vesti la Giubba’ , ‘Scuoti quella fronda’, ‘Un bel di vedremo’   ed altri brani il concerto si conclude con il quartetto da ‘Rigoletto’ che vede impegnati i quattro solisti in un alternarsi di voci armonioso che contraddistingue la scrittura verdiana.   Una nota di rilievo va riservata al pianista Mirco Godio che oltre ad accompagnare i cantanti con tocco da professionista collaudato, in proprio esegue poeticamente  l’Intermezzo da Cavalleria Rusticana di Leoncavallo e poi da Fedora di Giordano.

Danzando con Debussy - Stresa Festival 2018


Foto: Lorenzo di Nuzio - Stresa Festival

Renzo Bellardone

Ricerca, sperimentazione, inventiva: questo è quanto ci si aspetta da un  programma che già sulla carta è particolare ed interessante. Il pianista  Giovanni Bellucci  presenta  una rara esecuzione della trascrizione per pianoforte solo di Liszt della Sinfonia Fantastica di Berlioz. La seconda parte, in prima italiana, con la versione per piano solo di Jeux, un “poema danzato” di Debussy che vede sul palco  la danzatrice e coreografa Eugénie Andrin in dialogo con una suggestiva proiezione realizzata da  Gabriel Grinda.

DANZANDO CON DEBUSSY- Stresa Festival 2018 – Palazzo Congressi  7 settembre Giochi proibiti H. BERLIOZ, Symphonie fantastique op. 14 (trascrizione per pianoforte di F. Liszt). C. DEBUSSY, Jeux*Giovanni Bellucci, pianoforte. Eugénie Andrin, danzatrice e coreografa. Gabriel Grinda, regia multimediale

Un po’ di narrazione in questo caso serve e, per restare fedeli alle intenzioni del programma, basta  sfogliare le pagine del libro di sala dello StresaFestival 2018 per leggere che Liszt andò a far visita a Berlioz proprio il giorno avanti la prima esecuzione di Symphonie fantastique, episode de la vie d’un artist. Dopo averla ascoltata ne rimase talmente colpito che ne decise subito la trascrizione e con la conoscenza della musica di cui disponeva oltre ad uno spiccato e sensibile senso artistico, partorì la partitura oggetto del programma che il pianista Giovanni Bellucci offre in questa serata a Palazzo dei Congressi di Stresa. Bellucci è vigoroso ed estremamente virtuoso con mani agilissime che estraggono suoni, luci e colori dalla tastiera, in un rincorrersi impetuoso di note. Nella seconda parte la scrittura musicale  è meno immediata, ma l’onirica partita a tennis viene sognata dai passi di danza di Eugénie Andrin che si confronta e gioca con le mani proiettate e danzanti ideate dal fantasioso Gabriel Grinda. Due, quattro, dieci mani che si rincorrono , ma è di particolare suggestione quando ‘il doppio’ della danzatrice viene raccolto da una mano virtuale e portata in alto sul palcoscenico in un impercettibile gioco di luci e multimedialità.  

Bach– Suite per violoncello solo Stresa Festival 2018

Asier Polo 

Foto: Simonetta Pirovano

Renzo Bellardone

‘Dal sito dello Stresa Festival’ : Per il violoncello Bach inventa dal nulla un intero universo espressivo. Sceglie la forma della suite di danze senza mai scostarsi dallo schema standard: allemanda, corrente, sarabanda, giga, precedute da un preludio e con una coppia di Galanterien (minuetti o bourrées o gavotte) intercalata tra la terza e la quarta danza. Divisa in due serate, l’esecuzione integrale delle Suite sono un punto fermo dei concerti del Festival, una proposta nella cornice suggestiva dell’Eremo di Santa Caterina del Sasso, che si mantiene inalterata da 20 edizioni con interpreti ogni anno differenti. Lo spagnolo Asier Polo è tra i violoncellisti della sua generazione più accreditati del panorama internazionale e la sua carriera solistica annovera collaborazioni di grande prestigio.

BACH – Suite per violoncello solo Stresa Festival 2018 – Eremo di Santa CaterinaSuite per violoncello solo (I)  5 settembre 2018 J.S. BACH Suite n. 1 in sol magg. BWV 1007, Suite n. 4 in mi bem. magg. BWV 1010. Suite n. 5 in do min. BWV 1011, Suite per violoncello solo (II) 6 settembre 2018 J.S. BACH. Suite n. 3 in do magg. BWV 1009. Suite n. 2 in re min. BWV 1008 Suite n. 6 in re magg. BWV 1012

Scritte presumibilmente negli anni intorno al 1720 per uno dei violoncellisti alla corte di Köthen,  vi sono motivi per reputare che le ultime suites siano state scritte indipendentemente dalle altre e  forse anche  per strumenti diversi dal violoncello. Fino a quel momento il violoncello aveva  quasi unicamente la funzione di accompagnamento, mentre Bach, sia nella Suites che in alcune parti dei Concerti brandeburghesi, lo elevò a strumento solista. Nella più che suggestiva cornice dell’Eremo di Santa Caterina a Leggiuno, il genio del virtuosismo  Asier Polo in due serate ha proposto le Suites, e di nota in nota sembra sempre di ascoltare musica nuova. In Bach l’interpretazione gioca un ruolo determinante e le atmosfere romantiche evocate da Polo aggiungono atmosfera al monumento compositivo. Polo estrapola le dissonanze tra suoni dolci, ambrati ed arrotondati. Velocità e virtuosismo impressionante sono le note distintive dell’interprete di questa stagione che scava i sentimenti più profondi racchiusi nella composizione, portando a galla, dal più profondo del cuore umano i sentimenti di amore, dolore, poesia.

Pelléas et Mélisande en Buenos Aires

Prensa Teatro Colón /Máximo ParpagnoliPrensa Teatro Colón / Arnaldo Colombaroli


Gustavo Gabriel Otero
Twitter: @GazetaLyrica

Buenos Aires, 31/08/2018. Teatro Colón. Claude Debussy: Pelléas et Mélisande. Ópera en cinco actos, libreto basado en el drama homónimo de Maurice Maeterlinck. Gustavo Tambascio (1948 – 2018), dirección original del proyecto, Susana Gómez, dirección escénica. Nicolás Boni, escenografía. Jesús Rui, vestuario. José Luis Fiorruccio, iluminación. Giuseppe Filianotti (Pelléas), Verónica Cangemi (Mélisande), David Maze (Golaud), Lucas Debevec Mayer (Arkel), Adriana Mastrangelo (Geneviève), Marianella Nervi Fadol (Yniold), Alejo Laclau (Médico), Cristian De Marco (Pastor). Orquesta y Coro Estable del Teatro Colón. Director del Coro: Miguel Fabián Martínez. Dirección Musical: Enrique Arturo Diemecke.

Con el objetivo de celebrar el centenario de Claude Debussy volvió al escenario del Teatro Colón, en nueva puesta en escena, su única ópera Pelléas et Mélisande en una versión correcta a siete años de su última reposición. El maestro Enrique Arturo Diemecke a cargo de la concertación logró una versión razonable de la obra sin perjuicio de algunos momentos menos afortunados o alguna falta de sincronización. Quizás el punto más alto fue la faz visual por la creatividad de los distintos marcos escénicos ideados por Nicolás Boni con el aporte de la iluminación de José Luis Fiorruccio. La idea original del fallecido Gustavo Tambascio se enfocó en dos aspectos principales que fueron respetados por la que resultó la directora escénica: el paso del tiempo y el acento sobre la figura de Golaud. El vestuario de Jesús Rui fue funcional a la idea rectora de la puesta y los movimientos escénicos de Susana Gómez no parecieron un aporte fundamental aunque nada resultó fuera de lugar o transgresor. Los solistas principales no se distinguieron por su dicción francesa y actuaron con esmerada corrección. Verónica Cangemi en su primer acercamiento a Mélisande mostró profesionalidad y buena preparación mientras que Giuseppe Filianotti compuso en Pelléas razonable. El Golaud de David Maze fue centro de la acción conforme la puesta y el artista se destacó tanto por su canto como por su involucramiento escénico. Con muy buen volumen pero con emisión afectada y no natural el rey Arkel de Lucas Debevec MayerMuy en estilo Marianella Nervi Fadol como Yniold, un lujo Adriana Mastrángelo como Geneviève con dicción francesa impecable. Correcto el resto del elenco así como  el Coro Estable en sus breves intervenciones.



Alì Babà e i 40 ladroni - Teatro alla Scala


Foto: BresciaAmisano-Teatro alla Scala

Renzo Bellardone

Alì Babà e i 40 ladroni è un racconto fiabesco nei ricordi e nelle fantasie di tutti noi. Nel tempo l’espressione “Alì Babà e i 40 ladroni”  è pure divenuta battuta  ironica e dissacrante ricorrente, ad indicare certi comportamenti pubblici considerati poco etici e corretti, facili preda di  ironizzanti considerazioni che celano anche imbarazzo. L’Opera di Cherubini mi è sconosciuta e quindi…con il sorriso sulle labbra, mi avvio a conoscerla !

Il progetto di affidare un titolo ad ogni stagione scaligera  agli studenti dell’Accademia della Scala di Milano è certamente positivo ed apprezzabile.   Quest’anno è la volta di “Alì Babà ed i 40 ladroni” di Luigi Cherubini, con la regia classica di Liliana Cavani e la direzione dell’esperto  Paolo Carignani, dopo la preparazione di Luciana d’Intino. L’opera in sé puo’ risultare interessante, anche se priva di guizzi particolari che accendano entusiasmi uditivi. La regia molto classica, salvo l’inizio dei due atti con l’ambientazione in sala di lettura di una ben provvista biblioteca e poi un grande muro bianco che alle fatidiche parole, ‘Sesamo apriti’ si apre alla caverna contenente il rilucente tesoro; simpatico anche l’ingresso di Nadir e poi il finale di Delia e Nadir su motocicletta rossa d’antan. L’attenzione va rivolta tutta i ragazzi dell’Accademia, ai quali va un globale apprezzamento, con qualche nota positiva in più per Alice Quintavalla/Morgiane, Enkeleda Kamani/Delia e Hun Kim/Nadir. L’insieme, anche se prevedibile, risulta gradevole e fruibile. I vari ruoli ben assegnati e buona presenza scenica. Hun Kim presenta un bel tono e facilità negli acuti, Enkeleda Kamani è agile, ricca di colori e ben impostata, come Alice Quintavalla che offre anche bel tono ed impostazione sicura. Particolarmente interessanti anche Paolo Ingrasciotta nel ruolo del titolo ed anche Ramiro Maturana  in Phaor. Il siparietto per i cambi scena è un cielo stellato che brilla. Direzione, coro e balletti ben apprezzati.

Monday, September 10, 2018

Concierto del Cuarteto Humboldt en León Guanajuato, México


Ali Baba y los Cuarenta ladrones de Cherubini en la Scala de Milán


Foto: BresciaAmisano- Teatro alla Scala

Massimo Viazzo

La primera producción scaligera de Alì Babà e i quaranta ladroni de Cherubini fue representada solamente en una ocasión, y únicamente en tres funciones, en la sala del Piermarini.  Esto fue en 1963, cuando la orquesta fue dirigida por Nino Sonzogno y entre los protagonistas hubo grandes cantantes como: Alfredo Kraus, Teresa Stich-Randall, Wladimiro Ganzarolli y Paolo Montarsolo. Igualmente, si nos remontamos al elenco de la primera representación absoluta en Paris en 1833 quedaríamos sorprendidos por la presencia en escena de un trio maravilloso que hizo historia en la ópera del siglo diecinueve: el tenor Adolphe Nourrit, la soprano Laura Cinti Damoreau y el bajo Nicolas-Prosper Levasseur. Sin embargo, esta ópera, la última de Luigi Cherubini, nunca ha descollado ni ha conquistado al público, mucho menos a la critica (por ejemplo, se conocía la aversión que Berlioz tenía por esta ópera), o quizás no ha sido nunca bien entendida dado el genero mixto que la caracteriza, que es un género bíblico entre opera buffa y grand-opera. Como consecuencia, muy pocas han sido sus reposiciones en la actualidad, y por ello la Scala ha hecho bien en incluirla en esta temporada (en su versión en italiano) confiándosela a los musicos y a los solistas de la Accademia, quienes han recibido ya muchos aplausos en los últimos años en Zauberflöte y en Hänsel und Gretel. La obra de Cherubini, inspirada en la conocida novela persa erróneamente considerada parte fehaciente de la colección de fabulas orientales de Las mil y una noches, es agradable por su bella música y gratas e inesperadas melodías. Además, Cherubini recuperó cuatro piezas de su obra precedente: Koukourgi. 
Es interesante recordar que también la obertura le gustaba mucho a Arturo Toscanini, quien la dirigió en concierto en varias ocasiones. La producción fue curada por Liliana Cavani, la gran directora teatral y cinematógrafa, muy ligada al teatro milanés, con ayuda de Leila Fteita en las escenografías, la de Irene Monti en el vestuario y con Marco Filibeck en las luces.  Tradicional en su entorno árabe, el espectáculo, gustó por la linealidad del desarrollo de la historia, y por los cuidados movimientos de los personajes.  Un toque de ‘teatro en el teatro’ se vio en la apertura del telón durante la obertura, como en el inicio del tercer acto, momentos durante los cuales dentro de una gran biblioteca que cubría todo el fondo del escenario, algunos muchachos con vestuarios modernos leían la historia que cuenta el libreto, preparándose para revivirla después durante la ópera. Nada pareció ser invasivo, y todo fue perfectamente coherente.  Por su parte, Paolo Carignani coordinó al complejo instrumental de la Accademia con eficiencia y dinamismo, mientras que los solistas mostraron haber trabajado con escrúpulo y entusiasmo tanto la parte musical como la dramatúrgica.  Sin dudas, podemos recordar al tenor lírico Riccardo Della Sciucca quien cantó el papel de Nadir con timbre fresco y luminoso, como a Francesca Manzo que comunicó expresividad a la amada Delia.  Alexander Roslavets fue un Ali Babà bien fraseado; y muy divertido estuvo el Aboul-Hassan de Eugenio Di Lieto. Maharram Huseynov mostró una voz generosa y timbre rotundo en el papel de Ours-Kan, y la Morgiane de Alice Quintavalla tuvo garbo.

Sunday, September 9, 2018

Lulú en el Teatro Municipal de Santiago, Chile


Fotos: Marcela González Guillen.

Joel Poblete

Es curioso como al tiempo que recientes producciones de óperas tan populares en el repertorio como Las bodas de Fígaro, Don Giovanni y Tosca no han conseguido el consenso y entusiasmo del público y la crítica en lo ofrecido últimamente en el Teatro Municipal de Santiago, sean los estrenos en Chile de títulos del siglo pasado, menos "clásicos" y masivos y en buena medida más complejos y demandantes, los que han obtenido resultados más contundentes y memorables. Así ha ocurrido por ejemplo en las temporadas líricas de la última década con partituras como Ariadna en Naxos en 2011, Billy Budd en 2013, The Rake's Progress en 2015 o Auge y caída de la ciudad de Mahagonny en 2016. Y así acaba de pasar con Lulú, de Alban Berg, uno de los trabajos fundamentales en el repertorio operístico del siglo XX, que al fin tuvo su debut en ese país durante los últimos días de agosto, como cuarto título de la temporada lírica 2018 del Municipal. Y no es un mérito menor: por sus demandas musicales y escénicas, a pesar de su importancia, esta pieza no es fácilmente "digerible" para el espectador tradicional -para el cual la experiencia puede no sólo ser ardua y agotadora, sino además casi una tortura- y no se representa tan a menudo como se podría esperar; sin ir más lejos, en Sudamérica sólo se ha ofrecido en Argentina, en el Colón de Buenos Aires (en 1965 y 1993) y hace apenas seis años en Brasil, en el Teatro Amazonas de Manaos. A 18 años del debut en ese mismo escenario de Wozzeck, la otra ópera del compositor austriaco, Lulú llegó al Municipal precedida por muchas expectativas. Y este montaje del Municipal no sólo las superó, sino además a mi juicio en lo musical y escénico y considerando las enormes dificultades de montar un título como este, es una de las producciones de ópera más atractivas y elaboradas que se han ofrecido ahí en mucho tiempo.  Lo escénico corrió por cuenta de la régisseur francesa Mariame Clément, quien desde 2004 ha estado dirigiendo producciones en escenarios tan reconocidos como la Ópera de París, el Festival de Glyndebourne y la Royal Opera House. Debutando en una obra tan difícil y compleja como Lulú, que además de tener distintas capas, matices y detalles para ser interpretada, tiene una considerable extensión, una dramaturgia intermitente y a menudo confusa y diversos cambios de escena, el trabajo de la directora fue muy atractivo, si bien hubo críticos que opinaron que la puesta fue "convencional" y que le faltó "intensidad teatral". 
Los movimientos escénicos fueron fluidos, con buen trabajo actoral de los cantantes, los cambios de escenografía dinámicos, y el concepto mismo resaltó con su tránsito entre la estética de circo, lo sórdido y patético, la comedia de situaciones, la parodia en la fiesta en París donde los invitados parecen simios, la no inclusión de una película en el interludio de la "música de cine" y la idea de reemplazar el retrato de Lulú por la célebre y controvertida pintura de Courbet "El origen del mundo", a modo de símbolo de cómo la protagonista es vista y representada por los hombres que la rodean. Fue muy valioso que una obra como esta, con una protagonista que puede encarnar tantos aspectos del universo femenino que justo en estos tiempos actuales se están revisando, revisitando y reinterpretando, haya tenido un montaje precisamente a cargo de una mujer. En la entrega de Clément, con la complicidad del chileno Ricardo Castro en la iluminación, destacó especialmente el talento de la diseñadora alemana Julia Hansen, quien además de un logrado y variado vestuario desarrolló una escenografía efectiva y que contribuyó a los distintos ambientes, desde los interiores en habitaciones amobladas hasta la desoladora escena final, pasando por una gigantografía de la sala del propio Municipal, casi a modo de "teatro en el teatro" o una suerte de espejo que involucraba al público en lo que estaba aconteciendo en el escenario. Y por supuesto, los elementos circenses y de pantomima, muy bien apoyados por los actores figurantes y comparsas a través de movimientos coreográficos a cargo del director del Ballet Nacional Chileno, BANCH, el francés Mathieu Guilhaumon. Por otro lado, uno de los grandes atractivos que tendría originalmente el estreno local de esta ópera era el regreso al foso orquestal del Municipal del Premio Nacional de Música de Chile 2012 Juan Pablo Izquierdo, quien aunque en los últimos años ha vuelto a dirigir a la orquesta de la que fuera titular en los años 80 y en la que actualmente es director emérito, la Filarmónica de Santiago, no había dirigido una ópera en ese escenario desde 1984. Y considerando la destacada labor que ha cumplido en su carrera difundiendo la música contemporánea, que volviera a dirigir un título lírico ahí y se tratara de la primera Lulú de su ilustre trayectoria, parecía indudablemente prometedor. Pero por problemas de salud el ya octogenario maestro debió abandonar el proyecto luego de un intenso período previo de preparación y ensayos, y por eso no queda más que elogiar el logro del director residente de la Filarmónica, el maestro chileno Pedro-Pablo Prudencio, quien asumió el inmenso desafío de abordar la partitura a menos de tres semanas del estreno. 
Si bien Izquierdo pudo preparar a los músicos en el tiempo previo, no dejó de ser casi titánico el desafío de Prudencio; abordando una partitura de tremenda exigencia, extensa, con contrastes sonoros y abruptos giros armónicos, el director y la Filarmónica obtuvieron uno de sus más completos desempeños del último tiempo. En lo que respecta al elenco, estuvo encabezado por la soprano estadounidense Lauren Snouffer debutando en el rol titular, donde además de su físico atractivo muy adecuado al rol y buenas dotes escénicas lució una voz atractiva y bien dispuesta a las enormes demandas de Lulú, que incluyen repentinos ascensos al agudo, variedad de estilos y la transición entre el canto y el diálogo hablado. Quizás fue más cándida y menos expresiva que lo habitual en este papel, y por supuesto que al ser su debut, aún hay detalles que la cantante deberá ir desarrollando y perfeccionando, pero para ser su primer abordaje en este titulo, su desempeño fue totalmente digno de aplausos.  El resto del reparto internacional estuvo muy bien cubierto por intérpretes como la mezzosoprano Michaela Selinger como la condesa Geschwitz, el tenor alemán Benjamin Bruns como Alwa, la mezzosoprano estadounidense Rebecca Jo Loeb (como la camarinera, el estudiante y un criado), el tenor coreano Robin Yujoong Kim como el pintor y el "negro" de la última escena. Destacaron especialmente el bajo germano Jens Larsen, de imponente presencia y buena expresión vocal, en el muy particular papel del anciano Schigolch, y el bajo-barítono argentino Hernán Iturralde, quien como en anteriores actuaciones en el Municipal, casi siempre en roles en óperas del siglo XX, se confirmó como un excelente cantante y dúctil actor, asumiendo ahora los roles del domador de animales que abre la partitura, y además el atleta.  En cuanto al barítono alemán Stefan Heidemann, aunque le faltó mayor potencia vocal estuvo correcto en lo actoral en dos personajes tan determinantes como el doctor Schön y la breve intervención de Jack el destripador, pero lamentablemente tuvo problemas de salud en dos de las cinco funciones, y si bien por deferencia al público igual actuó en ambas, en la penúltima velada prácticamente se limitó a realizar mímica en escena. Al menos logró recuperarse para la última... En los restantes personajes, muy sólidos estuvieron ocho cantantes chilenos: el bajo-barítono Arturo Espinosa, el tenor Gonzalo Araya, la soprano Carolina Grammelstorff, la mezzosoprano Evelyn Ramírez, el bajo-barítono Francisco Salgado, el bajo Jaime Mondaca, la soprano Cecilia Barrientos y el barítono Javier Weibel.