Tuesday, January 31, 2023

Le Nozze di Figaro en Houston

Foto: Lynn Lane

Ramón Jacques

La actual temporada de la Houston Grand Opera continua con la conocida y divertida ópera de perteneciente a la dupla Mozart-Daponte, Le Nozze di Figaro, que, a pesar de su popularidad, ha sido representada en contadas ocasiones en este escenario; la última ocasión fue en la temporada 2015-2016.  Para facilitar las cosas, la compañía optó por reponer la misma producción del director Michael Grandage, coproducción con el Glyndebourne Festival Opera de Inglaterra, estrenada en aquellos años, que agrada por su elaboración y estética visual.  Los vestuarios y decorados, de buena manufactura, fueron ideados por Christopher Oram, quien con Grandage, situaron el tiempo de la obra a finales de la década de los años 60 en la España de Franco dentro de una detallada casa de campo, de diseño morisco, inspirada en la Alhambra de Granada, que contiene hermosos y precisos mosaicos dorados, enormes columnas arcos y muros con ventanas de resplandeciente piedra y farolas de vidrio, una fuente al centro del escenario;  que se va adaptando a cada acto, hasta concluir con una encantadora escena en el último acto en un jardín, con un brillante juego de sombras azules.  La iluminación que jugó un papel importante en lograr que esta puesta en escena fuera un deleite fue obra de Paul Constable. Un detalle simpático fue la entrada al escenario de los Condes Almaviva, después de la obertura, en un Alfa Romeo convertible. En una obra como esta, la comicidad parece desprenderse naturalmente de la música y de las situaciones músicas que ocurren en escena, hoy incluso la diversión del público se puede generar en el texto de la traducción y  los títulos (si se hace un buen trabajo que sirva a entender lo que sucede en escena, y no adaptarse a un montaje)  por lo que corresponde a la dirección escénica, hacer que esta fluya libremente, o agregarle detalles y ocurrencias propias, Grandage optó por la segunda opción, cargando la parte artística de innecesarias situaciones cómicas, los mismos clichés, movimientos, gestos y bromas en los que se incurren en prácticamente todas las producciones de Fígaro, además de la inclusión de algunas partes coreografías.  Más allá del marco escénico, que se puede calificar de admirable y bien hecho, la dirección escénica prácticamente no aportó más que valga la pena mencionarse.  El elenco vocal dejó satisfacciones, gracias principalmente a dos artistas, el aquí debutante bajo argentino Nahuel Di Pierro, quien personifico un creíble y jovial Fígaro, siendo un intérprete que desarrollo su personaje con naturalidad y animación, cantando con voz profunda y firme, pero sobretodo haciéndolo con bueno gusto y sentido; y su contraparte Susanna, fue bien interpretada por la soprano cubana-americana Elena Villalón, apenas egresada del estudio de este teatro, y una de las apuestas del teatro a lograr una exitosa carrera, que ya está comenzando a cosechar frutos en escenarios internacionales.  Elena Villalón, posee una voz dulce, de grato timbre y coloración, y luce como una artista completa en escena, por su grata presencia y personalidad. Por su parte el bajo-barítono checo Adam Plachetka, demostró un sobresaliente y caudaloso instrumento vocal, pero en apariencia y caracterización se pareció más a un vulgar cómico, que a un autoritario noble.  Misma situación con la Condesa de Nicole Heaston, nada que reprocharle desde el punto de vista vocal, como si de su caracterización que pareció mecánica y algo limitada en su accionar, atribuible a la dirección, así como carencia de química entre ambos personajes. La soprano Nicole Heaston lució como un joven y exaltado Cherubino, desplegando buenas condiciones vocales, pero incurriendo en innecesaria sobreactuación. El bajo-barítono Patrick Carfizzi y la mezzosoprano francesa Marie Lenormard, dieron vida a Don Bartolo y a Marcellina de manera adecuada desplegando la experiencia vocal, actoral y las tablas aprendidas a lo largo de sus valiosas trayectorias.  Otro experimentado interprete, el tenor Steven Cole, fue un malicioso Don Basilio; y tanto la soprano Erin Wagner (Barbarina), el tenor Eric Taylor (Don Curzio) como el resto de los cantantes que conformaron el elenco en los papeles menores cumplieron de manera satisfactoria. Juguetón, participativo y vocalmente uniforme se escuchó el coro, dirigido por su titular Richard Bado.  En su primera aparición en el podio en lo que va de esta temporada, el maestro Patrick Summers, quien además de dirigir acompañó los recitativos desde el fortepiano, se desempeñó con pericia, entusiasmo y atención al detalle, y los músicos de la orquesta respondieron ofreciendo un buen desempeño musical desde el foso.



Thursday, January 26, 2023

Salomé en Milán

Foto: Brescia & Amisano

Massimo Viazzo

Después de dos años de su transmisión por vía streaming (con el teatro vacío a causa de las restricciones ligadas a la pandemia) se ha puesto finalmente en escena en el Teatro alla Scala de Milán, la visionaria Salome firmada por Damiano Michieletto. El director veneciano la ha situado como una verdadera sesión psicoanalista durante la cual Salomé se encuentra afrontando el proceso inconsciente de la represión freudiana con el consiguiente intento de superarlo. Es así el recorrido que lleva a cabo la protagonista y es justo eso lo que la lleva un poco a la vez a liberarse de traumas juveniles, traumas que para Michieletto son en particular los abusos sexuales perpetrados por su padrastro Herodes Antipas, también artífice con la ayuda de la madre Herodiade del asesino del padre. En esta perspectiva Jochanaan representa la voz golpeadora que se imprime de manera indeleble en el inconsciente de Salomé convirtiéndola poco a poco consciente, para liberarla al final del peso del propio pasado.  Es así como esta Salomé es una suerte de hermana de Elektra, como también del Hamlet Shakesperiano. Muchos momentos aquí son memorables, como la apariencia del sepulcro del padre circundado de flamas, la enorme luna negra, que se acerca casi como un ojo lúgubre que escudriña desde lo alto la acción los inquietantes ángeles de la muerte con grandes alas negras que revolotean amenazantes por el escenario, la cabeza cortada del profeta creada como una cita de L'Apparition de Gustave Moreau, las inquietantes secuencias con Salomé de niña, la danza de los siete velos vista como una remembranza de los estupros inmediatos con mucho de una macabra ‘desfloración’ final, e la conclusión de la ópera con el beso al cráneo del padre reencontrado entre la desnuda y viva tierra que cubría la tumba. En suma, se trató de un espectáculo de fuerte impacto visual y emotivo, pero también muy elegante, ambientado en un espacio cerrado, claustrofóbico, prevalentemente con tres colores: blanco, negro y rojo, que fue iluminado con maestría. Una Salomé por lo tanto no provocativa, no perversa, no lujuriosa, sino una Salomé verdadera, dramáticamente a la búsqueda de sí misma. Vida Miknevičiūė fue la triunfadora de la velada. La soprano lituana ha sabido pisar el escenario con notable habilidad actoral. La suya fue una Salomé viva frágil e impulsiva, visionaria, cantada con voz segura, dinámica, modulada con facilidad en cada zona de su amplia tesitura y mostrando un timbre homogéneo. Miknevičiūtė supo cantar piano, sabiendo encender casi parlando, y supo también atravesar el volumen orquestal sin mostrar señas de fatiga y sobre todo nunca pareciendo estar al límite. ¿Qué más se puede decir? ¡Fue una Salomé perfecta!  Muy convincente estuvo también Michael Volle, un notable Jochanaan, granítico e imponente. Linda Watson hizo valer su importante recorrido wagneriano presentando una Herodiade vocalmente suntuosa y justamente de carácter despreciable, mientras que el Herodes de Ablinger-Sperrhacke – un perverso pedófilo en la visión de Michieletto – no estuvo siempre a fuego en el registro agudo, se impuso como un personaje por su deshonesta mora y repugnancia, sin embargo, nunca tan degenerado en la bufonería.  Interesante estuvo el paje, aquí transformado en la niñera de Salomé (una persona conocedora de los espantosos hechos sucedidos en la familia en el pasado) frecuentemente en escena e interpretada con las justas intenciones por Lioba Braun. Voz, límpida, fluida y timbrada fue la del Narraboth de Sebastian Kohlhepp. Al final, notas menos alegres en lo que respecta a la dirección de orquesta confiada a Michael Güttler, que pareció un poco metronómica, con una tensión dramática mundana y un poco carente de colores.



Friday, January 20, 2023

Mirandolina en Bolonia

Foto: Andrea Ranzi

Roberta Pedrotti

Por ser una obra rara, ajena al repertorio actual, de un compositor no precisamente familiar a nuestras carteleras, Mirandolina de Bohuslav Martinů (1890-1959) disfrutó de cierta fortuna italiana en el siglo XXI: en 2003 en Lugo di Romagna (coproducción con Wexford, donde Riccardo Frizza subió al podio), el conductor Polastri y el director Curran; en 2016 en la Fenice de Venecia, con conducción de Axelrod y la dirección de Aliverta; hoy, como inicio de la temporada 2023 para el Teatro Comunale de Bologna, la directora Oksana Lyniv y Gianmaria Aliverta lo la hace nuevamente. Sin embargo, no se trata de una verdadera reposición, aunque la idea básica sea la misma, ya que hoy nos encontramos ante la necesidad de una nueva producción que sea una puesta semi-escénica sobre el escenario del Auditorio Manzoni compartida entre cantantes. y orquesta. El teatro Comunale está cerrado por reformas y la temporada de ópera se traslada a la zona de Fiera (feria), pero para el preestreno nos quedamos en el centro, como el año pasado, cuando se propuso en concierto el primer acto de Die Walküre. Hoy se evita la forma de oratoria pura y simple, y es una gran fortuna que una comedia basada literalmente en la locandiera goldoniana prefiera sufrir con los cantantes bloqueados detrás de los atriles. Aliverta, pues, hace lo que puede y lo hace bien; se sabe, es precisamente haciendo virtud de la necesidad con medios mínimos como se ha señalado. No se necesita mucho y no solo porque debe ser suficiente, sino porque realmente se puede lograr mucho con algo de luz de color, dos sillas de jardin, dos perchas, una tabla de planchar, una bañera, trajes elegidos para acompañar una caracterización efectiva de los personajes, un buen juego de actuación. Por otro lado, el primer mandamiento del director, seguido por Aliverta, es tener buenas actuaciones, condición sine qua non para materializar cualquier idea, sea buena o cuestionable. Y cuando estallan algunas risas en la sala, tenemos la confirmación de que el espectáculo dio en el blanco. También porque, a decir verdad, puede que no sea fácil reír y divertirse con Mirandolina, especialmente para un público de habla italiana. Músico distinguido que combina la lengua eslava de sus orígenes con la fascinación por los ambientes mediterráneos ya experimentados muchos antes que él (y el Saltarello de esta obra se mira hacia Mendelssohn), Martinů en sus últimos años de vida se dedicó a componer Mirandolina directamente a partir del texto de Goldoni, apoyándose en el italiano aprendido durante sus estancias en la península. Un resultado extraordinario, si se piensa en la proeza del bohemio luchando con esta lengua, un poco menos si se mira solo al resultado puro, que adolece de una imperfecta familiaridad con la acentuación y la prosodia italiana, tan diferente de su lengua materna (A propósito, cambió el signo sobre la u final de su apellido con un acento tónico para pronunciarlo Martinù: la tónica está en la primera sílaba).  Paradójicamente, el primer elenco checo (17 de mayo de 1959) debió estar más a gusto que una compañía como esta de Bolonia, casi todos hablantes nativos y por lo tanto a menudo comprometidos con acentos y escaneos distintos a los instintivas, en busca del espíritu de la comedia, de la ligereza, malicia e insinuaciones. A pesar de los guiños dispersos de Gianmaria Aliverta (a la evidente relación entre Ortensia y Dejanira se le suma el inevitable juego sobre el Caballero enemigo de las mujeres), a los que les costó un poco salir adelante con la concertación de Oksana Lyniv, quien también tuvo que lidiar con un equilibrio acústico que no fue precisamente fácil. La orquesta sonó bien, muy bien, la precisión en la interpretación de una partitura muy compleja fue verdaderamente admirable por parte de todos; sin embargo, el peso instrumental a menudo pareció apabullante y poco inclinado a la sonrisa, tanto que los mejores momentos fueron sin duda los interludios con sus colores a menudo sombríos y, en general, el último acto, cuando con la disolución de la trama y la explosión de la pasión del Cavaliere, los tonos de pasión de se volvieron un poco más encendidos. De cualquier manera, el elenco, merece un aplauso colectivo e incondicional. La ucraniana Olga Dyadiv tiene una excelente pronunciación, con un toque apenas exótico en sus parlati, una figura adecuada, una voz fina y precisa en una parte muy compleja en cuanto a la articulación, en el estilo recitativo checo derivado de Janáček pero con texto italiano, así como poco espacio para la explosión cantabile o virtuosa. Simone Alberghini, marqués de Forlimpopoli, recuerda a Alberto Sordi por su capacidad de caracterizar con el gesto y la voz, en lo cómico y en lo dramático, creando máscaras y no caricaturas; y Omar Montanari perfiló el tipo áspero y propenso al exceso del Cavaliere di Ripafratta sin que el personaje se le vaya de las manos con inútiles énfasis o perdiendo el control de la emisión. El trío de invitados masculinos se completó con Andrea Schifaudo adecuadamente patán como Conte d'Albafiorita, mientras que la pareja (de facto) de comediantes Ortensia y Dajanira estuvieron bien interpretadas por Giulia Dalla Peruta y Aloisia Aisemberg, graciosa muñeca y "marimacha" masculina, respectivamente. Leonardo Cortellazzi confirmó toda su clase de tenor en el papel de Fabrizio, muy bien cantado y con una pizca de franca altivez que le va muy bien al amante de Mirandolina. Haruo Kawakami interpretó muy bien el papel del sirviente del Cavaliere, mientras que Alessandro Pasini (también asistente de dirección) y Filippo Gonnella fueron dos audaces sirvientes del escenario y clientes de la posada. El público fue numeroso: hubo quienes apreciaron esta versión musical de Goldoni y hubo quienes se mantuvieron un poco más fríos, los comentarios abarcan un amplio espectro que no se detiene en la forma del vestuario ni en la duración de los agudos, sino que se centra en la obra, en el tratamiento del texto, en la interpretación de la música en la relación entre voces, orquesta y acción. El balance final de los aplausos es positivo: eso es bueno.

Crosby, Stills & Nash co-founder David Crosby has died at 81

Foto: Image: Burak Cingi / Getty Images

David Crosby (David Van Cortlandt Crosby (August 14, 1941 – January 18, 2023) an American singer, guitarist, and songwriter. co-founder of Crosby, Stills & Nash, dies at 81 Crosby was a prominent figure of the free-spirited 1970s Laurel Canyon scene who helped bring folk-rock mainstream with both The Byrds and Crosby, Stills & Nash.


Thursday, January 19, 2023

Salome - Teatro alla Scala Milano

Foto: Bresia&Amisano

Massimo Viazzo

Dopo due anni dalla sua trasmissione via streaming (a teatro vuoto a causa delle restrizioni legate alla pandemia), è andata finalmente in scena al Teatro alla Scala di Milano la visionaria Salome firmata da Damiano Michieletto. Il regista veneziano la imposta come una vera e propria seduta psicanalitica durante la quale Salome si trova ad affrontare il processo inconscio della rimozione freudiana con il conseguente tentativo di superarla. E così il percorso che compie la protagonista è proprio quello che la porta poco alla volta ad affrancarsi dai traumi giovanili, traumi che per Michieletto sono in particolare gli abusi sessuali perpetrati dal patrigno Erode Antipa, anche artefice con il concorso della madre Erodiade dell’assassinio del padre. Jochanaan in questa prospettiva rappresenta la voce martellante che si imprime indelebile nell’inconscio di Salome rendendola a poco a poco consapevole, per liberarla alla fine dal peso del proprio passato. Questa Salome è così una sorta di sorella di Elektra, ma anche dell’Amleto shakespeariano. Molti i momenti memorabili: la comparsa del sepolcro del padre circondato dalle fiamme, l’enorme luna nera incombente quasi come un occhio lugubre che scruta dall’alto la vicenda, i conturbanti angeli della morte con grandi ali nere che si aggirano minacciosi in palcoscenico, la testa mozzata del profeta realizzata come citazione de L’Apparition di Gustave Moreau, le inquietanti sequenze con Salome bambina, la Danza dei Sette Veli vista come rimembranza degli stupri subiti con tanto di macabra «deflorazione» finale, e la conclusione dell’opera con il bacio al teschio del padre ritrovato tra la nuda e viva terra che ricopriva la tomba. Insomma, uno spettacolo di forte impatto visivo ed emotivo, ma anche molto elegante, ambientato in uno spazio chiuso, claustrofobico, con prevalenza di tre colori, bianco, nero e rosso, e illuminato con maestria. Una Salome quindi non provocante, non perversa, non lussuriosa, ma un Salome vera, drammaticamente alla ricerca di se stessa. Vida Miknevičiūtė è stata la trionfatrice della serata. Il soprano lituano ha saputo calcare il palcoscenico con abilità attoriale notevole. La sua è stata una Salome viva, fragile e impulsiva, visionaria, cantata con voce sicura, dinamica, modulata con facilità in ogni zona dell’ampia tessitura e timbricamente omogenea. La Miknevičiūtė sa cantare piano, sa accennare quasi parlando, ma sa anche bucare il volume orchestrale non mostrando segni di fatica e soprattutto mai sembrando al limite. Che dire di più? Una Salome perfetta! Molto convincente anche Michael Volle uno Jochanaan autorevole, granitico e imponente. Linda Watson ha fatto valere i suoi importanti trascorsi wagneriani presentando una Erodiade sontuosa vocalmente e giustamente spregevole caratterialmente, mentre l’Erode di Ablinger-Sperrhacke - un perverso pedofilo nella visione di Michieletto - non sempre a fuoco nel registro acuto, si è imposto come personaggio per la sua disonestà morale e ripugnanza, comunque mai degenerando nel macchiettismo. Interessante il Paggio, qui trasformato nella bambinaia di Salome, (una persona a conoscenza dei fatti raccapriccianti successi in passato in quella famiglia) spesso in scena e interpretato con le giuste intenzioni da Lioba Braun. Voce limpida, fluente e timbrata quella del Narraboth di Sebastian Kohlhepp. Infine, note meno liete per quanto riguarda la direzione d’orchestra affidata a Michael Güttler, che è parsa un po’ metronomica, con una tensione drammatica altalenante e un po’ povera di colori.



Wednesday, January 11, 2023

Jeff Beck (1944-2023) legendary rock guitarist and musician dead at 78

 

Foto: Jeff Beck in 1976 CREDIT: Watal Asanuma/Shinko Music/Getty Images

Jeff Beck, the rock guitarist often regarded among the greatest of all time, has died,  He was 78. Beck rose to fame in the ’60s when he replaced Eric Clapton in the Yardbirds. He left a year later to start his own group The Jeff Beck Group, featuring Rod Stewart and Ron Wood. He was inducted into the Rock and Roll Hall of Fame in 1992 as part of the Yardbirds and inducted again in 2009 as a solo artist. Beck was an eight-time Grammy winner, Last year, Beck toured with Johnny Depp, after the pair recorded a cover album together titled “18. Some of Beck’s most well-regarded songs include “Heart Full of Soul,” a 1965 single from the Yardbirds, “I Ain’t Superstitious” off his debut solo 1968 album with The Jeff Beck Group, “Truth,” and “Freeway Jam” from his second album, “Blow by Blow” in 1975. Oiginally from England, Beck is survived by his wife Sandra