En esta
entrevista el joven tenor Gianluca Moro, originario de Cerdeña Italia, nos
da una visión amplia y profunda de como concibe el canto y de cómo ha ido construyendo
su carrera, así como su opinión sobre futuro de cómo será el mundo de la ópera.
Un tenor preparado con solidos conceptos y una carrera en ascenso, ya con
notable experiencia, que lo ha llevado a presentarte en importantes escenarios
liricos de Italia como el Teatro Regio de Parma, Teatro Grande de Brescia,
Teatro Alighieri de Ravena y teatros de Bolonia, Venecia, Reggio Emilia,
Sassari y Novara, por mencionar algunos. Listo para dar el paso a teatros de
mayor envergadura a nivel europeo sus planes se encuentran detenidos por el
momento, aun así, nos ofrece una entrevista llena de entusiasmo e inspiradoras
ideas para quien como el resiente el momento actual.
¿Quién es
Gianluca Moro? ¿Cómo te definirías: ¿tipología vocal, personalidad artística?
Eres de Cerdeña ¿crees que las voces de tu tierra tienen alguna característica
especial que las diferencia respecto a otras? Háblanos, por favor, de tus
inicios, de tus estudios, de por qué te dedicaste al canto.
Gianluca Moro es
un muchacho a quien le gustan los desafíos, un niño que nunca deja de sorprenderse,
un hombre firme en sus objetivos, alguien consciente de sus limitaciones y
convencido de que trabajar duro lleva indudablemente al crecimiento y a la
superación de esos límites. Eso es lo bonito: que aparezcan siempre nuevos
retos que hacen que el nivel de exigencia sea cada vez más alto y, en
consecuencia, los objetivos más ambiciosos e importantes, disponiendo al propio
tiempo de más y más medios que permitan crecer y mejorar. Diría que no descubro
nada nuevo, la vida es esto.
Me considero un
tenor lírico-ligero de espíritu sumamente romántico. Creo, modestamente, que
ésta es la justa definición. Por supuesto, la personalidad de un artista puede
ser poliédrica en paralelo a su vida cotidiana. Desde el punto de vista
artístico considero que la palabra "romántico" es la que mejor define
mi modo de ser. Nací, o tuve la suerte de nacer y crecer, en una tierra diría
como mínimo fabulosa.
Cerdeña es mi
hogar, la isla de mis sueños, el paraíso en el que a todos les gustaría vivir
pero que pocos tienen el placer de conocer bien. Mi ciudad es Tortolì, en
Ogliastra, ubicada en la costa centro-oriental. Ogliastra, además de ser una de
las cinco 'blue zone' de todo el planeta, es considerada como una especie de
isla dentro de la isla, una pequeña región sarda que mantiene incólumes sus
características naturales, espectaculares y limpias. Ni siquiera pasa el tren
y, por muy incómodo que parezca, creo que hace de ello precisamente algo muy
bonito. Allí el tiempo se detiene, es algo hermoso (cit.).
Decidí dedicarme
a cantar cuando descubrí que tenía voz y que disfrutaba muchísimo al usarla.
Recuerdo que, en mi pubertad y tras el cambio de la voz, siempre cantaba en los
rincones de las escaleras: había un eco increíble y me daba la impresión de
tener una voz titánica. Hice grandes conciertos privados en las escaleras de mi
casa, en mi habitación, cantando para los míos: cualquier lugar recogido e
íntimo era bueno para abrir la boca y cantar. Al margen de todo esto, a los
siete años comencé a estudiar piano, aunque por poco tiempo. Años más tarde
retomé los estudios y, tras la escuela secundaria y varias actividades
musicales ajenas completamente a la ópera, empecé a estudiar digamos en serio
en el Conservatorio de Cagliari, donde conseguí mi primer título oficial, obteniendo
posteriormente un segundo en el Conservatorio de Bolonia, ciudad donde vivo
actualmente.
El canto, o
mejor dicho la música, es para mí la disciplina artística que siento me
representa mejor, quizás la más completa, al menos desde mi punto de vista, cosa
que me permite posibilidades infinitas de expresión y crecimiento personal. Por
esta razón la elegí; de hecho, y permito corregirme, tal vez fue la música la
que me eligió como su canal de comunicación... Nada que objetar, al contrario,
simplemente debe uno estar a la altura de la tarea encomendada. ¡Esto es válido
para todo el mundo, es una regla universal!
¿Cómo ha
evolucionado tu voz? ¿Crees haber llegado a ese punto en que conoces tu
instrumento perfectamente y saber cómo va a responder, cómo poder resolver los
problemas técnicos que puedan surgir? ¿O estás en pleno proceso -apasionante,
por otro lado- de autoconocimiento vocal? ¿Cuál crees que es el repertorio que
actualmente se ajusta más a tu vocalidad? ¿Crees que serás el mismo en el
futuro? ¿Te gustaría mantenerlo a lo largo de los años -en este sentido tu
admirado Alfredo Kraus es ejemplo paradigmático-? ¿Qué roles te gustaría
interpretar que son adecuados para tu vocalidad y temperamento? ¿Hay algún
personaje con el que dramáticamente (aunque no vocalmente) te sientes
identificado?
La voz es algo
maravilloso, un bien en continuo desarrollo precisamente porque el propio
cuerpo cambia constantemente. Desde el punto de vista técnico por supuesto que
se puede llegar a alcanzar un nivel de tal conocimiento del propio instrumento
que permita le permita a uno tener la certeza de lo que se dispone de todas las
herramientas posibles para optimizar su uso, sin bajar nunca el listón del
nivel que uno ha logrado; pero también es cierto que la voz crece -el mismo
cuerpo crece-y por tanto cambia, y es aquí donde esa técnica precisa adquirida
durante el estudio -el estudio es algo que nunca termina- supone el aliado
ideal en este proceso de mutación natural.
Personalmente,
al igual que mis colegas (creo), hago un intenso trabajo de auto
investigaciones, me autoestudio mucho, intentando encontrar nuevas áreas para
mejorar y creo que éste es uno de los aspectos más fascinantes de mi profesión.
Mi repertorio
actual se balancea sobre todo entre el clásico y el romántico, incluyendo -me
atrevería a decir- puntuales acercamientos al verista y al contemporáneo:
Mozart, Donizetti, incluso algunos Rossini. Esta voz lírico-ligera me permite
afrontar el repertorio que realmente me gusta, en este sentido me considero
afortunado. En cuanto al futuro no sé cómo evolucionará, me encantaría permanecer
en este 'paraíso' pero quién sabe si mi voz va en una dirección más lírica, lo
que me permitiría abordar un repertorio que en este momento actual no es factible.
Mi 'amour fou' es "La bohème", pero quién sabe. Cuando escuché por
primera vez "Che gelida manina", me sentí conquistado al momento” … per
sogni e per chimere e per castelli in aria l’anima ho milionaria": a
mis veinte años fantaseaba ya con estas palabras, con esta melodía. Una voz
prominente, un ejemplo para mí y que considero un referente es Alfredo Kraus, porque
la longevidad vocal indudablemente va ligada de manera indisociable a la
elección correcta del repertorio al saber identificar perfectamente y sentir que
es como un guante al instrumento, lo que permitirá mantener una voz sana y, con
un poco de suerte, se podrá forjar una carrera ad hoc. Por esta razón, ¡quizás
dar vida a Rodolfo simplemente seguirá siendo un sueño!
Entre los
personajes con los que más me identifico, la terna está entre Nemorino y
Tamino. No sé quién gana este feliz combate. ¿Puedo quedarme con ambos? De
todos los roles posibles actualmente para mí, estos dos son a los que me siento
más vinculado y en los que me veo más reflejado. Es ese tipo de personajes en
que, para 'entrar' en ellos, no se debe hacer un gran esfuerzo porque
paradójicamente todo ya está ahí.
¿Podría decirnos
cuáles cree que son en tu opinión los componentes o requisitos para hacer una
carrera de primer tenor?
No hay una única
receta perfecta y universal. Cada uno tiene la suya, ¡pero todavía no he
encontrado la mía! Creo que es necesario ser curioso, estar muy atento y saber
captar, de todas las señales que recibamos, aquellas que nos sirvan para
conseguir buenos resultados; ser pacientes, estar consagrados al estudio
diario, y extremadamente tan humildes como para escuchar y saber apreciar y
aplicar los buenos consejos y, al mismo tiempo, ser sumamente originales y honestos
consigo mismos, estando siempre a punto; y por último, no menos importante, se
necesita asimismo mucha suerte.
Quien se
posiciona ha tenido a alguien que ha creído mucho en él, alguien que ha sabido
convencer al mundo entero de ese talento por quien apuesta. Pero hasta que no
llegue ese 'mago' ese proceso debe hacerlo uno mismo; creer en uno y nunca
dejar de pensar que la vida a cada uno nos asigna nuestro propio espacio, que
es sólo nuestro.
Cada uno es
distinto, aunque naturalmente hay algunos aspectos comunes: "La carrera se
hace con la cabeza y no con la voz", me repite siempre una querida amiga,
y nunca las palabras fueron más ciertas y oportunas. La voz es importante, pero
se necesita cabeza, ¡absolutamente siempre!
¿Qué cantantes
te han marcado profundamente y que en tus años de formación -incluso hoy día-
te han podido servir como modelo y fuente de inspiración? ¿Por qué motivos?
Uno debe estar
absolutamente siempre dispuesto a escuchar, es muy importante tener referentes
y modelos que sirvan para inspirarnos y aprender. Alfredo Kraus para mí es uno
de ellos, junto con Luciano Pavarotti, Rockwell Blake, Javier Camarena y Juan
Diego Flórez, a quienes admiro profundamente. Sin olvidar a Francisco Araiza:
¡he escuchado tanto su Tamino como su "Winterreise" a la hora de
estudiarlos! Cito algunos nombres, pero
todo artista tiene algo que regalarnos. Es lo bonito que tiene la música, el
poder compartir con el público las emociones de uno mismo.
¿Cómo estás
viviendo este período Covid19? ¿Crees que el mundo de la ópera saldrá
fortalecido de este momento tan crítico?
El período
Covid19 nos ha enseñado mucho. Hablo en pasado porque creo que lo peor ha
quedado ya atrás afortunadamente, esto significa que debemos continuar siendo
muy prudentes manteniéndonos muy atentos, siendo al mismo tiempo lo
suficientemente inteligentes como para cerrar este capítulo de nuestra historia
y pasar página sabiendo que, por supuesto, no todo será exactamente igual a
como era antes.
¿Saldremos
fortalecidos? No lo sé, de lo que estoy convencido es de que seremos
diferentes, saldremos cambiados, para bien o para mal, porque cada uno de
nosotros hace lo que puede y con los medios de que dispone.
La ópera está
sufriendo mucho, probablemente más que otros sectores, y por desgracia una
franja muy sensible a pagar las consecuencias de todo esto será la de los
jóvenes, de los cantantes emergentes, donde me encuadro, que no ganan cifras
astronómicas sino sólo lo justo para vivir, y que en este contexto se
encuentran paralizados en casa, sin hacer nada, prácticamente sin dinero,
obligados a aferrarse, de un lado, a la esperanza de poder continuar algún día
y, por otra parte, a una clase política en el poder a quien poco le importa el
futuro de la música y la cultura italiana.
Ésta es mi
opinión, dicha con profundo pesar, pero con positivismo pues tengo la esperanza
optimista de que todo esto se recuperará, aunque soy muy consciente de que
todavía queda por superar una etapa que para nada será fácil, un período
crítico y poco luminoso.
Por tu formación
académica eres una persona de grandes inquietudes filosóficas y vasta cultura,
habiendo compuesto tus propias canciones (inéditas), escrito artículos
(recientemente uno admirable dedicado a Kraus), participado con éxito en el
mundo del 'crossover', interpretado un repertorio operístico ecléctico (de
Mozart en Castelnuovo Tedesco pasando por Rossini, Donizetti), oratorios,
música sinfónica, siempre con una actitud discreta y elegante digna de encomio.
¿Podría decirse que Gianluca Moro es un aspirante a 'hombre del Renacimiento'
del siglo XXI, algo ciertamente inhabitual hoy día? ¿Está de acuerdo con esta
apreciación?
Antes de 'entrar
en debate' (risas) debo decir que me siento muy feliz al identificárseme como
un hombre del Renacimiento del siglo XXI. Algo casi impensable hoy en día,
singular y decididamente fascinante. Por tanto, muchas gracias, siempre
enriquece el espíritu recibir parabienes de este calibre. Es fácil soltar un
cumplido del tipo “eres guapo" por quedar bien, por ejemplo, pero aquí
estamos lejos de esos lugares comunes así que estoy doblemente agradecido. ¡De
verdad, gracias, me siento muy halagado!
Mi 'background'
empezó muy pronto y fuera completamente del mundo de la ópera. A los diez años
quería ser director de escena, showman, luego bailarín, y finalmente llegué a
la música. Al mismo tiempo, nacía en mí una gran fascinación por el mundo
anglosajón y por el idioma inglés, por lo que decidí usarlo a la hora de
escribir mis primeros versos y estribillos. Recuerdo que, pese a que mi inglés
era malo, lo preferí al italiano, probablemente porque creía que nadie lo
entendería ¿quién sabe?, de hecho, ¿Who knows?
Escribir para mí
siempre ha sido una forma de conservar mis recuerdos más preciados, esas
sensaciones que quiero que me acompañen en mi futuro, por lo que forzosamente
deben ser indelebles. Empecé a hacerlo de manera espontánea sin ningún tipo de
formación y todavía lo hago. Esto, junto con mis primeras nociones musicales
adquiridas en mis estudios de solfeo y piano, me llevó, en parte por instinto y
en parte por la inconsciencia propia de un adolescente, a escribir las primeras
melodías, las primeras canciones. Es algo simplemente maravilloso, cada emoción
plasmada en la música y las palabras corresponde a una propia experiencia
vital; visto con nostalgia y desde cierta distancia, todo esto para mí no tiene
precio.
Aún recuerdo la
primera canción que compuse, su título "Remember the day" que
imagínate, ¡todavía la canto! Aventuro a decir que este proceso es algo que
evoluciona a diario, se crece junto a la escritura y se descubre que las
posibilidades de expresión son también infinitas.
Después de la
escuela secundaria comencé la universidad, estudié Literatura Moderna en la
Universidad La Sapienza en Roma, pero por varias razones nunca he terminado mis
estudios. Paralelamente, y siempre durante ese período romano, entré en un coro
de gospel de la Universidad Estadounidense en Roma que me dio las primeras
grandes satisfacciones en el escenario,
llegando luego las apariciones televisivas y todo lo que la música pop
podía ofrecer a un muchacho que quería convertirse en una estrella del pop.
Algo me alejó de todo aquello, tal vez tenía miedo de que ese mundo fuera
demasiado grande para mí y de difícil gestión, lo que me llevó a conocer otra
faceta del mundo musical romano, descubriendo la ópera y su vasto imperio, que
considero sinceramente se adapta mucho mejor a mi modo de ser.
Creo que mi vida
es similar a la de muchos otros, no creo ser muy diferente a otros jóvenes que,
al igual que yo, buscan su mejor modo de expresión y a sí mismos. Somos hijos
de un período histórico no muy afortunado, pero también es cierto que de las
dificultades puede surgir lo mejor.
La vida nos
proporciona todos los medios imaginables y nuestro deber es saber usar
óptimamente esos medios. Un poco como sucede con el arte, un mundo amplísimo en
el que quienes se acercan a él tienen el reto de saber cuál es la mejor manera
de transmitir lo que quieren expresar. Nada es dado gratuitamente y todo tiene
su precio justo ¡De nosotros solamente depende sacar el coraje necesario para
conseguir lo que realmente merecemos!
¿Proyectos en
perspectiva? ¿Está preparando algo nuevo? ¡Quiere comentar algo más?
Estoy estudiando
mucho, me cuestiono constantemente, busco cualquier cosa que pueda ayudarme a
descubrir aspectos desconocidos de mí mismo. Es algo que me complace mucho, y
por tanto es trabajo duro; supone precisamente el elemento básico, el fuego,
que mantiene encendida la llama que me permite avanzar. Debo reconocer que soy
bastante terco, mi madrina siempre me lo dice, y es un aspecto de mi
personalidad que me ayuda mucho, especialmente en los momentos de desánimo,
porque por desgracia ahí están también, debe tenerse en cuenta.
Sobre proyectos
futuros, dado que soy supersticioso, prefiero no hablar hasta que todo esté
todo cerrado. Al margen de la música, me gustaría profundizar en el mundo de la
escritura, tengo algunas ideas al respecto, y quién sabe si algún día podrán
hacerse realidad. Recuerdo una frase de Roberto Gervaso, periodista y escritor
italiano: "Es nuestra inconstancia, que no las dificultades, lo que hace
que tantos proyectos fracasen".
Me siento un
poco así, tengo claro que con constancia más algún que otro ingrediente se
puede lograr cualquier meta fijada; y también soy consciente de que durante
nuestro camino habrá seguramente algún fracaso esperándonos ¡pero todo eso son
los cimientos sobre los que edificar es grandeza espléndida e insuperable que
seguro alcanzaremos!
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