Foto: Francisco Rettig
Johnny Teperman
La Orquesta Sinfónica de Chile, dirigida por Francisco Rettig, ofreció un programa doble excepcional como concierto de cierre que desarrolló con gran éxito y que obtuvo grandes muestras de aprobación por parte de público y críticos. En esta oportunidad, debutó con la Sinfónica de Chile, el brillante cellista chino Xian Zhuo, que recientemente había ganado el Concurso de Ejecución Musical “Luis Sigall”, versión 2011 de la ciudad-balneario de Viña del Mar. El tema central escogido para la ocasión, fue una de las principales composiciones de la música selecta del siglo pasado, el ballet "La Consagración de la Primavera" de Igor Stravinsky (estrenado en 1913) Aunque ha dirigido esta obra al menos unas 60 veces con diferentes orquestas de Chile y el extranjero, para Francisco Rettig esta monumental pieza musical siempre representa un desafío para todos sus ejecutantes, lo que -sin embargo- en esta ocasión, le significó vivir una jornada muy feliz. El destacado director de orquesta nacional, en esta versión con la Orquesta Sinfónica de Chile llevó a cabo un planteamiento musical diferente. La obra volvió a ser presentado por 102 músicos después de seis años en el Teatro Universidad de Chile, en dos ocasiones, una en la Quinta Vergara de Viña del Mar y, por último en las Semanas Musicales de Frutillar, en el sur del país. Los análisis y comentarios más versados y estrictos apuntan a que son muchos los factores que aportan al lenguaje excitante de "La Consagración". El diseño orquestal es vivido, colorido e imaginativo; desde el penetrante fagot de la apertura en su registro más alto, pasando por las combinaciones densas siguientes de figuraciones en los vientos, hasta los cornos que se elevan describiendo el "Rito de los Antiguos". El lenguaje tonal también es único. "La Consagración" está llena de melodías simples, de aire folclórico, frecuentemente con no más de cuatro o cinco notas diferentes. Estas tonadas por lo general están acompañadas por combinaciones de notas menos llanas: disonancias mordaces o texturas rutilantes. A pesar de este enfoque único de la melodía y la armonía, la música es principalmente rítmica. Por momentos el ritmo es elemental, como en los acordes repetidos de las cuerdas con acentos del corno que abren "Los Augurios de la Primavera" o los once poderosos golpes de tambor y cuerdas que separan a "Los Círculos Místicos de las Muchachas Jóvenes" de la bárbara "Glorificación de la Víctima Elegida". En casi todas las partes el ritmo es excitante e irregular, especialmente en la "Danza del Sacrificio". Stravinsky optó por melodías simples y armonías que cambian lentamente para contribuir a que el oyente pueda centrar su atención en los ritmos inexorables. A todo lo anterior se ciñeron Rettig y sus músicos y, por ello, el resultado fue impresionante y muy ovacionado por un público vivamente emocionado, con lo que el conjunto debió despedirse ejecutando uno de los pasajes más vibrantes de esta obra espléndida, "La Danza de la Tierra". En el comienzo de esta programación doble, el joven intérprete chino Xian Zhuo deslumbró al público, como antes lo había hecho con un riguroso jurado en Viña del Mar, que debió dirimir entre 16 talentos de todo el mundo en noviembre pasado. El joven intérprete asiático (26 años), sorprendió gratamente con su calidad y su talento y sobre todo con la nota amotiva que impuso a través de toda la ejecución del Concierto para violoncello en Si menor, Op. 104, de Antonin Dvorak. Al igual que en Viña del Mar, los críticos de música y el público asistente al Teatro Universidad de Chile, coincidieron en calificar al intérprete chino como un brillante ejecutante, de altísima calidad técnica e interpretativa. Xian Zhuo, quien ha obtenido el primer lugar en cinco Concursos mundiales en los que ha participado en los últimos tres años, reconoció que en Chile debió enfrentar una suma de dificultades y que "el haber salido triunfador, me llena de orgullo".
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