Foto: Teatro Argentino de la Plata
Dr. Alberto Leal
Estrenada en el Teatro San Benetto de Venecia, el 22 de mayo de 1813 con gran éxito, tuvo un camino errático, olvidada por un buen tiempo, fue exhumada en 1919 por el Metropolitan. A partir de allí se convirtió en una de las óperas más representadas de Rossini. Me parece una buena elección del Teatro Argentino y además un gran placer ver que el querido teatro sigue con una temporada – por ahora – activa. El Maestro Silvio Viegas realizó un notable trabajo. Luego del comienzo de la obertura, con tiempos algo lentos, su trabajo cambió imprimiendo un carácter totalmente Rossiniano, excelentes tiempo y perfecto balance entre foso y orquesta. Buen desempeño de la Orquesta Estable. La puesta de Pablo Maritano, que es una reelaboración de la brindara hace un tiempo para Buenos Aires Lírica, admite poco análisis desde la lógica. Con vestuario por momentos de época, saltando a los años 60, a la época actual. Guerrilleros con ametralladoras, el grupo de eunucos – convertidos casi en “drag queens”, etc., etc. Pero esta “insalata” logró algo importante, entretener, cosa que no es poco, sin desvirtuar de la trama. Contó con ayuda de cantantes muy desenvueltos en la parte actoral. Aunque algunas marcaciones fueron algo grotescas, el resultado de divertir al público fue logrado, con momentos desopilantes. La escenografía y el vestuario siguieron los lineamientos de la propuesta del Director de Escena. Ricardo Seguel como Mustafá, realizó una prestación para atesorar. Con una voz de hermoso timbre, considerable volumen e impecable línea de canto fue un placer escucharlo…y otro verlo ya que es un actor consumado y conoce la parte a la perfección. Sin dudas fue la figura de la representación y se llevó los más importantes aplausos de de noche, muy merecidos. Solo un registro grave más importante hubiera dado a su prestación un nivel de perfección. Santiago Ballerini cantó con bello timbre, excelente línea de canto y sorteó sin problema su difícil cavatina "Languir per una bella". Mantuvo su nivel vocal en toda la función y fue desenvuelto como actor. Mariana Rewerski como Isabella lució su bella figura y sus notables dotes de actriz. Posee un bello timbre, es musical y negoció con inteligencia las partes de coloratura. Algo más de volumen y una voz con más armónicos hubiera sido necesaria para un teatro del tamaño del Argentino. No lució en la cavatina “Cruda sorte! Amor tiranno!”, pero mejoró notablemente en "Pensa alla patria “del segundo acto. Luciano Miotto brindó un perfecto Taddeo, tanto vocal con actoralmente, otro excelente trabajo. Oriana Favaro, con la dulzura de su timbre, parece no ser el tipo de voz más adecuado para el personaje, donde una voz menos bella es más acorde con el rol. Pero canto con buena línea y fue muy desenvuelta como actriz. Muy buen trabajo de Rocío Arbizu como Zulma y correcto Juan Pablo Labourdette. El Coro masculino realizó un brillante trabajo, tanto vocal como actoralmente en una puesta donde su trabajo es muy exigido. La función fue dedicada a la gran bailarina Leonor Baldassari, madre de Paula y Viviana Almerares. Una de las figuras de la danza más importante en la historia del Teatro Argentino. Solo es de lamentar que en la función de estreno la sala estaba a un 40% de su capacidad. No creo que esto mejore en las funciones entre semana. Este tema es algo que las autoridades del Teatro tienen que rever. Una pena ya que es en general una muy buena versión de un Rossini que brinda un momento de sano entretenimiento.
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