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Massimo Crispi
Menos mal que Leyla Gencer, en 1964, descubrió otra
vez después de un siglo esta ópera llena de pasión y canto. Es gracias a esa
artista que esta obra maestra del “ciclo Tudor” de Gaetano Donizetti tomó nueva
vida, aunque no se vea con frecuencia en los carteles de los teatros. El Maggio Fiorentino 2014 ofreció esta joya con el
valor festivalero de la rareza, cantando el papel de Isabel I de Inglaterra la
soprano Mariella Devia, que con su edad de 66 años sigue proclamando su
inoxidable voz. Sus reinas donizetianas, año trás año, han iluminado el Maggio
y marcan un verdadero valiente y vencedor desafío al tiempo y al canto. La Isabel de Devia, que no conoce el cansancio vocal
ni belcantista, fue impecable. Además: la soledad y la desesperación del
personaje, sin las caracterizaciones veristas de fiera, Devia las expresó con
sabiduría vocal en acentos repartidos con consciencia en todo el recorrido dramático,
con abandonos liricos y coloraturas, aun
impresionantes pues aquí hubieron mas rubatos y expresivos, perfectamente preparados
por el Paolo Arrivabeni. Admirables fueron sus “messe di voce” y los
sobreagudos, cristalinos, espectaculares. Una reina del belcanto que resucitó
una reina abatida por su vida política que siempre chocó con su vida intima,
dejándola sola. Un digno reparto fue la corona para Devia, empezando por el
tenor protagonista, Celso Albelo, un Roberto con una habilidad vocal mas que
buena, con agudos brillantes y un fraseo “sul fiato” que es difícil escuchar
hoy, siempre bien evidenciados por la valiosa concertación del maestro Arrivabeni,
sobre todo en los ensambles. Esplendidos estuvieron el aria final de Roberto y
los dúos. Chiara Amarù cantó el papel de
Sara, mujer infeliz del Duque de Nottingham. Desde el inicio de la opera Amarù
desenvainó su preciosa voz de mezzosoprano, cantando con pasión y evidenciando
ella también su soledad de mujer, en aquel vórtice fatal de eventos que todos
atrapa en esta opera. Su marido el Duque, el barítono Paolo Gavanelli, remplazando
a la ultima hora Gabriele Viviani, aun mostrando buenas intenciones musicales e
interpretativas, además con buena pronunciación, pero ofreció unos “piano” con
sonidos no tan cubiertos ni apoyados por el aliento, no tan idóneos en ese
repertorio, y, en los momentos mas coléricos, sobre todo en los ensambles,
pareció perder el control de su voz. Buenos los cantantes del resto del
reparto: Antonio Corianò (Cecil), Gabriele Sagona (Raleigh), Davide Giangregorio
(Paggio) y excelentes fueron los orgánicos del Maggio, orquesta y coro (preparado
por Lorenzo Fratini), dirigidos por Arrivabeni. Publico totalmente enloquecido
con aplausos continuos al final de las arias y de los ensambles, consciente que
esta representación era una de las más históricas. Siempre esperamos que todo
esto haya sido grabado y que se mantenga una memoria para cuando la opera no
podrá mas escucharse en vivo en este país “distraído” en relación a su
patrimonio artístico y musical. En aquel día solo podrán cantar los archivos.
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