Foto: Sian Richards
Giuliana Dal Piaz
(Johann Sebastian Bach: el círculo de
la creación) Un concierto multimedia que combine música, imágenes y voz
narradora no constituye en sí una novedad, sobre todo en el campo de la música
moderna o contemporánea. Nunca había asistido, sin embargo, a un
espectáculo como el que se presentó en el “Trinity-St. Paul’s Centre” en
Toronto. Alison McKay, violón y contrabajo en la Tafelmusik
Baroque Orchestra desde hace tres décadas, es la creadora y guionista
de éste, como de varios otros proyectos multi-disciplinarios, que le han valido
el “Betty Webster Award” 2013 por su aporte al ámbito orquestal
canadiense. El espectáculo sigue tres líneas básicas de
inspiración: en primer lugar, la celebración del genio musical de Bach,
con énfasis en la música instrumental que él creó para su familia, sus alumnos
y sus colegas. En segundo lugar, la presentación al público de la labor
aparentemente humilde que, inadvertida detrás del genio, hace posible la
creación y la expresión musical: la elaboración del papel de música a partir
del lino, como en tiempos de Bach; la labor de laudería (con imágenes del
entero proceso de construcción de un chelo por Quentin Playfair,
destacado laudero torontino); la construcción de instrumentos de viento a
partir del bambú; la elaboración de las cuerdas de tripas de oveja para los
arcos. En tercer lugar, los orígenes y la formación de la pequeña orquesta
de Bach, el Collegium Musicum, que, en los años de 1730 a 1740,
tocaba generalmente los viernes por la noche en la “Cafetería Zimmerman” de
Leipzig. El ensemble de la Tafelmusik Orchestra está integrado, en este
caso, por 16 concertistas – 7 violines (el primer violín Jeanne Lamon también
dirige el ensamble), 2 violas, 2 violonchelos, 1 contrabajo, 2 oboes, 1 fagot,
1 clavecín –. Todos extraordinarios músicos, los instrumentistas interpretan
las piezas de Bach de memoria sin partitura ni atriles, con gran pericia y
humor, moviéndose con gracia en el escenario para enfatizar el rol de uno u
otro instrumento (hermosos algunos diálogos entre alientos o los solos de
violín). Jeanne Lamon dirige de manera admirable el ensemble, en las piezas
orquestales y corales, con la mirada y pequeños movimientos del cuerpo y de la
cabeza, sin dejar de tocar su violín. El actor Richard Greenblatt es
la voz narradora, así como una presencia muy hábil y activa en el escenario,
pues se hace cargo personalmente de los “cambios de escena”, por llamarlos así,
cuando una mesa y un sillón de época representan ahora el escritorio de Bach,
ahora una mesa de plegaria frente a la cual Robert Kinar, del Coro
de Cámara Tafelmusik, canta en yiddish un paso del “Cantar de los Cantares”,
ahora una mesa de la Cafetería Zimmerman con un parroquiano que escucha el
Collegium Musicum tomando cerveza y fumando su pipa. La dirección de escena es
de Marshall Pynkoski (fundador y director de “Opera Atelier”
con el cual la Tafelkmusik Baroque Orchestra colabora de forma permanente) y el
diseño de producción es de Glenn Davidson. Las imágenes y los videos
escurren sobre una gran pantalla con marco barroco, instalada encima de los
sopletes del órgano monumental de la ex Iglesia de Trinity-St.Paul’s. Muchas
fotos presentan lugares, monumentos y mapas antiguos de la ciudad de Leipzig,
donde Bach fue contratado por el Ayuntamiento en 1723 y vivió hasta su muerte
en 1750. Con su floreciente comunidad mercantil, la más importante del
Electorato de Sajonia, Leipzig era un centro pujante de vitalidad y cultura
musical. Por el Ayuntamiento (donde se enfrentaban la facción monárquica y la
de la ciudad-estado que representaba los intereses de la clase mercantil, los
gremios y los aristócratas menores), Bach fue contratado como cantor de laThomasschule,
y director musical de las principales Iglesias de la ciudad. El compositor
dominó por mucho tiempo la escena musical de Leipzig, pero amargaron sus
últimos años los contrastes con la facción de la ciudad-estado, que no
aprobaba de su “difícil” música polifónica, limitaba a 8 el número de
instrumentistas que Bach podía utilizar (tenía que recrutar los que le hacían
falta para sus obras más grandes entre los alumnos de la Thomasschule o
músicos no profesionales) e incluso dejaba de cumplir con sus compromisos
financieros. En su conjunto, J.S.Bach: el círculo de la creación proporciona
un formidable “fresco” de los tiempos de Bach, punteado por los excerpta de
su maravillosa música. En el retrato que el pintor de Corte Haussmann le
hizo a Bach en 1746, el compositor quiso aparecer con en la mano una pequeña
hoja de papel de música con las primeras 8 notas en línea de bajo de las Variaciones
Goldberg, un canon de 6 partes en código. El mensaje que Bach enviaba
de esta forma era el de quererse considerar un “artesano” de la música a la par
de los lauderos que para él construían violines y clavecines.
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