Datos del IFAI revelan que los honorarios de artistas nacionales y extranjeros superan a los que se pagan en el mundo
Alida Piñón / El Universal
En el mundo de la música clásica los honorarios que perciben los artistas es casi un tabú. En 2012, cuando Chicago Tribune publicó que el director de orquesta Riccardo Muti ganó 2.2 millones de dólares con la Orquesta Sinfónica de Chicago, se generó un escándalo. En la ópera las remuneraciones también son un misterio. “En Europa casi nadie hará público cuánto gana un cantante, son cifras restringidas”, dice el crítico musical Luis Gutiérrez. En 2009, The Guardian publicó un reportaje en el que informó que un cantante de ópera con cierta trayectoria podía ganar en Reino Unido 5 mil libras (115 mil pesos), pero un cantante muy conocido recibía hasta 10 mil libras (230 mil pesos) para actuar en todo el país, incluido el Covent Garden.
Estados Unidos se ha mostrado más abierto a hacer públicos los honorarios de los músicos. Por ejemplo, el Metropolitan Opera House de Nueva York informó en su página de Internet que el tope salarial para un cantante es de 16 mil dólares, es decir, una figura de prestigio internacional como Renée Fleming o Joyce DiDonato ganan alrededor de 208 mil pesos por función.
Además, de acuerdo con el periódico londinense y con críticos como Luis Gutiérrez e Iván Martínez, algunos teatros de Europa y Estados Unidos no se hacen cargo de los viáticos ni del traslado de los artistas por las ciudades donde son invitados a cantar. “Salzburgo, por ejemplo, no paga ni los tiempos de ensayo, son los cantantes quienes se hacen cargo de todo lo que implicar estar ahí”, dice Gutiérrez.
En cambio, en México, por las funciones que la Ópera de Bellas Artes ofreció en el Auditorio Nacional de las óperas Turandot y La Boheme en mayo y julio de 2014, se gastaron 266 mil pesos por “transportación aérea y hospedaje de solistas nacionales y extranjeros”.
Además, en México, por una gala de ópera en el Palacio de Bellas Artes se paga hasta 27 mil dólares a cantantes nacionales de prestigio, como Ramón Vargas, Francisco Araiza (25 mil dólares) y Javier Camarena (24 mil dólares), montos que provienen del erario público, a diferencia de otros países donde el presupuesto sale de lo que aportan la iniciativa privada, la cámara de comercio y/o turismo (en algunos países) y el gobierno local, central o federal.
De acuerdo con solicitudes de información y a través del Portal de Obligaciones de Transparencia se revela que México, donde se montan unos seis títulos al año y se ofrecen alrededor de 30 funciones anuales, es el país que ofrece los mejores salarios para un cantante de ópera y que quienes están mejor “valuados” son los tenores y las sopranos. Además, una gran figura como la mezzosoprano Joyce DiDonato ganó en México por una gala que ofreció en Álamos, Sonora, mucho más de lo que gana en Nueva York: 146 mil dólares, es decir, 1 millón 914 mil pesos.
“Las galas son muy buscadas por los cantantes de ópera porque generan mucho más dinero que con una producción. Por función en el Met cobran el tope de los 16 mil dólares, pero son en realidad muy pocas las figuras que aspiran a ese monto; en las galas los honorarios son mayores, depende de la ciudad y teatro”, dice Iván Martínez.
Gutiérrez coincide: “Artistas como DiDonato y Anna Netrebko ganan alrededor de 150 mil dólares, es mucho más dinero por mucho menos trabajo. Son montos que podrían resultar exagerados en México, pero ese es el precio del mercado. El problema es cuando se contrata a gente que no canta en ningún otro lado, que ha recibido las peores críticas y que efectivamente cuando se presenta aquí su nivel es muy cuestionable. Es válido preguntarse ¿qué es ganar mucho o poco?, ¿cuáles son los parámetros?, ¿150 mil dólares es mucho para el presupuesto de la Compañía Nacional de Ópera en México o es mucho para el mercado?”
Para el crítico José Noé Mercado las cifras que se manejan en la prensa internacional se han relativizado por las crisis de los teatros. “Algunos teatros simplemente cerraron, incluso en Italia o Estados Unidos. En otros teatros tardan muchísimo en pagarles después de haber cantado o en muchos otros los pagos se han ajustado. Por ejemplo, aquí se le pagaron 120 mil dólares a Netrebko aunque a ella misma en el Met se le paga la tarifa tope, que es menor. En Uruguay, donde también hay tarifa tope, un cantante internacional puede ajustarse a 2 mil dólares por función. En cambio, en México...”
¿Por qué en México no hay regulación para los honorarios que perciben los cantantes?, se le pregunta a los críticos. “Porque no hay claridad desde la parte operativa. Debería de haber transparencia en cómo se gasta el dinero, no se trata de exhibir a la gente, de ponerlos incluso en riesgo por dar a conocer sus honorarios, pero lo que sí se puede hacer es transparentar los costos; Salzburgo, por ejemplo, lo hace”, responde Gutiérrez
Talento nacional. En México, la administración pública está obligada a dar a conocer los montos que perciben los artistas, mediante solicitudes de acceso a la información. Así, se sabe que los montos varían según el cantante y la función. Por ejemplo, para la La Boheme que se presentó en el Palacio de Bellas Artes en noviembre de 2013, se informó que María Katzarava fue la mejor pagada de esa producción con 13 mil 333 dólares (173 mil pesos) por cuatro funciones; Héctor Sandoval recibió 9 mil 666 dólares (125 mil pesos), ambos de trayectoria internacional; pero cantantes más jóvenes como Javier Cortés recibieron 54 mil pesos por dos funciones y Leticia de Altamirano, 41 mil pesos por cuatro funciones.
Un año después, en noviembre y diciembre de 2014, se produjo Rigoletto con un elenco nacional con trayectoria internacional, así como con la participación de cantantes extranjeros de prestigio. El barítono Vladimir Stoyanov cobró 8 mil dólares (104 mil pesos); Carlos Almaguer, 9 mil dólares (117 mil pesos); Arturo Chacón, también 8 mil (104 mil pesos); y el bajo Eric Kalfvarson, 6 mil dólares (78 mil pesos).
“Esas cifras no me parecen cuestionables, qué bueno que vengan María Katzarava, Arturo Chacón y Javier Camarena, el problema es la planeación de la Ópera de Bellas Artes, es decir, no puedes traer solistas para acabarte todo el dinero en poco tiempo y hacia el final del año, cuando ya no tienes nada, te quedes con los peores; o que no haya balances y equilibrio; repito, qué bueno que podamos escuchar a Chacón, pero hace cuánto que no contratan a Irasema Terrazas, por decir sólo un nombre”, lamenta Martínez
El caso de Ramón Vargas. El tenor Ramón Vargas aseguró a este diario, a propósito del primer año como director artístico de la Ópera de Bellas Artes, que en México había una exigencia “como si fuéramos la Scala o el Metropolitan”, pero advirtió que nuestro país tenía “limitantes y particularidades”. Además, al preguntarle sobre los honorarios que percibía en nuestro país como cantante, respondió: “Siempre he cobrado menos, a veces la mitad de lo que cobro afuera”.
Sin embargo, las respuestas a solicitudes de información sobre sus percepciones contrastan con las declaraciones del tenor.
En junio de 2013, sólo dos meses después de que asumiera la dirección artística, estaba previsto que protagonizara El trovador en Bellas Artes, participación por la que, de acuerdo con el IFAI, iba a recibir 15 mil dólares (195 mil pesos); de último momento canceló por cuestiones de salud.
Un año después, en junio de 2014, el cantante, ya como funcionario, protagonizó El trovador y percibió 15 mil dólares por función, aunque de acuerdo con el IFAI no cobró el día 29 de junio, fecha en que abandonó el escenario en el segundo acto por cuestiones de salud y fue sustituido entonces por José Luis Ordóñez.
En marzo de 2013, el tenor mexicano ofreció una Gala Verdi en Bellas Artes por la que cobró 350 mil pesos (27 mil dólares).
A estas cifras se suman los gastos como funcionario; en 2014 ganó 52 mil dólares (704 mil pesos) como director artístico, pero el INBA asume los gastos de traslado que el cantante debe realizar a México debido a que no reside en el país.
Entre abril y diciembre de 2013, los gastos por transporte aéreo de Vargas ascendieron a 486 mil 98 pesos, según reportó el INBA a través de una solicitud de información.
Ante las cifras, Iván Martínez reflexiona: “Lo que pasa en la ópera en México es reflejo de lo que pasa en todo el mundo. El problema no es que haya ricos en la ópera, el problema es que hay pobres. Que Ramón gane lo que quiera, lo malo es que nada más tenemos 100 pesos y hay que distribuirlos bien, si sólo va a poner una opera al año, pues que sea la mejor que hayamos visto nunca, pero no es así”.
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