Foto: Lauren Pasche
Ramón Jacques
Con 81 años de edad el
director de orquesta suizo Michel Corboz
es ya una leyenda viviente de la dirección orquestal, en especial la coral, como también por su amplio y rico catalogo
de grabaciones discográficas de música barroca, renacentista y de obras de
Fauré, Franck, Bach, Handel, Mozart o Monteverdi, entre otros. Su vida musical
no podría entenderse o explicarse sin la presencia del Ensemble Vocal de
Lausanne, que el mismo fundó en 1961 y que desde entonces lo ha acompañado
durante su carrera, en giras y en grabaciones. Aunque también debe
mencionarse la estrecha relación que ha
tenido con el coro Gulbenkian de Lisboa y con el Conservatorio de Música de
Ginebra donde ha sido profesor desde hace muchos años. Por una casualidad de la
vida vi a Michel Corboz dirigir un concierto en el Teatro Colón de Buenos Aires
a mediados del mes de julio del 2006 donde se interpretó la Misa del Emperador para coro y orquesta de Antonio
Salieri y el Réquiem de Mozart con la
Camerata Bariloche, el coro Orfeón de Buenos Aires y cuatro
destacados solistas argentinos. Fue a partir de ese momento que por su maestría
y sencillez, me convertí en un admirador de su trabajo y de sus grabaciones
discográficas, de las cuales poseo algunas, como su Orfeo de Monteverdi.
Nuevamente por casualidad, y más de nueve años después, me vuelvo encontrar con
Michel Corboz, en esta ocasión en el concierto homenaje realizado en la Sala de
conciertos CO2 en la La Tour-de-Trême
en Friburgo Suiza, a muy pocos kilómetros de distancia de Marsens, la localidad
que lo vio nacer. En un emotivo homenaje realizado sobre el escenario, Michel
Corboz fue reconocido como ciudadano honorario de Marsens, y por la región
de La Gruyère por autoridades
culturales y políticas presentes en el concierto. En la parte musical, no menos
emotiva y brillante, se interpretaron dos especialidades de Corboz, la Missa Brevis BWV 235 de Bach así como el
Dixit Dominus de Handel, que él mismo
dirigió con mucha naturalidad y el entusiasmo que le caracteriza, al sólido
Ensamble Vocal et Instrumental de Lausanne. Se contó también con la presencia
de cinco solistas, originarios de esta región entre los que sobresalió la mezzosoprano
Marie-Claude Chappuis, por la dulzura y la musicalidad de su canto casi
angelical, idóneo para este repertorio. La soprano Marie Lys mostro
agilidad y nitidez en su canto, y muy buenas fueron las intervenciones del
tenor Jonathan Spicher, del barítono Michel Brodard y de la
soprano Hélène Pelourdeau. ¡Enhorabuena al Maestro
Michel Corboz!
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