Friday, October 26, 2018

Correcta Bohéme en el Teatro Colón de Buenos Aires


Fotos gentileza Teatro Colón. Crédito: Arnaldo Colombaroli

Gustavo Gabriel Otero
Twitter: @GazetaLyrica

Buenos Aires, 20/10/2018. Teatro Colón. Giacomo Puccini: La Bohème. Ópera en cuatro cuadros. Libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, basado en ‘Scènes de la vie de bohème’ de Henri Murger. Stefano Trispidi, dirección escénica. Enrique Bordolini, escenografía e iluminación. Imme Möller, vestuario. Coproducción del Teatro Colón con la Ópera de Tenerife (España). Mariana Ortiz (Mimí), Attala Ayan (Rodolfo), Jaquelina Livieri (Musetta), Fabián Veloz (Marcello), Fernando Grassi (Schaunard), Carlos Esquivel (Colline), Luis Gaeta (Benoit), Víctor Castells (Alcindoro), Sergio Spina (Parpignol), Leandro Sosa y Luis Loaiza Isler (Aduaneros). Orquesta, Coro de Niños y Coro Estables del Teatro Colón. Director del Coro: Miguel Martínez. Director del Coro de Niños: César Bustamante. Dirección Musical: Joseph Colaneri. Representación dedicada a la memoria de la soprano Montserrat Caballe.

Desde 1995 La Bohéme se vio en el Teatro Colón en cuatro temporadas (1995, 1999, 2006 y 2010) en todas ellas la producción escénica fue nueva y no volvió a utilizarse otra vez. A ocho años de su última reposición la ópera vuelve con otra nueva puesta en escena -en coproducción con la Ópera de Tenerife (España)- y la pregunta sobre el sentido de encarar óperas de repertorio con nuevas producciones cada vez que suben al escenario vuelve a nuestras mentes. ¿No puede el Colón utilizar una producción de calidad de sus archivos -por caso quizás la mejor de los últimos años fuera la de 2006- y utilizar los dineros públicos en cantantes de real valía internacional y no dilapidar recursos en escenografías? Stefano Trespidi diseñó un movimiento teatral de corte tradicional y sin grandes sorpresas pero con un minucioso trabajo de marcación.  La escenografía de Enrique Bordolini, que ubica la acción más cerca de finales del siglo XIX, es a la par bella, bien diseñada y funcional. La iluminación del propio Bordolini refuerza el concepto escenográfico y el vestuario de Imme Möller es atractivo como todo el concepto visual. El elenco vocal fue totalmente latinoamericano. Lo encabezaron la soprano venezolana Mariana Ortiz y el tenor brasilero Attala Ayan, mientras que el resto de los artistas fueron argentinos. Mariana Ortiz como Mimí aportó simpática presencia en escena y una faena vocal interesante. Attala Ayan fue un Rodolfo de correcto fraseo y adecuada prestación. Dos protagonistas que no lograron insuflar la pasión necesaria a sus roles. Fabián Veloz fue un Marcello de perfectos acentos mientras que Jacquelina Livieri descolló como Musetta. Ambos fueron, sin dudas, lo mejor del elenco. Correctos Fernando Grassi (Schaunard) y Carlos Esquivel (Colline), perfectos y efectivos Luis Gaeta (Benoit) y Víctor Castells (Alcindoro) en sus roles buffos, y un lujo Sergio Spina como Parpignol un tenor que está preparado y capacitado para roles de mucho mayor enjundia. Adecuado el resto del elenco. Los coros muy bien preparados por César Bustamante (niños) y Miguel Martínez (adultos) dieron calidad al segundo acto. El maestro Joseph Colaneri condujo con pericia a la Orquesta Estable que tuvo buena respuesta. La versión, en suma, resultó prolija y equilibrada, pero no fue mucho más allá de la corrección.



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